La justicia francesa estrecha el cerco al gigante del cemento por pagos al ISIS
Imputados los altos cargos de Lafarge por financiar a una organizaci¨®n terrorista y poner en peligro a sus empleados al mantener su f¨¢brica a toda costa durante la guerra siria
Las acusaciones de pagos a grupos extremistas en Siria empiezan a pesar m¨¢s que el producto principal de LafargeHolcim, la mayor cementera del mundo. Un a?o despu¨¦s de que empezara a destaparse el esc¨¢ndalo de los pagos de la empresa franco-suiza a grupos como el Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas en ingl¨¦s), seis antiguos directivos de la empresa, entre ellos el exdirector ejecutivo Bruno Lafont y el tambi¨¦n exconsejero delegado Eric Olsen, han sido imputados en Francia por ¡°financiaci¨®n de una organizaci¨®n terrorista¡±. Es la primera vez en este pa¨ªs que se realiza una acusaci¨®n de este tipo contra tan altos ejecutivos, que niegan haber sabido lo que suced¨ªa. Sus subalternos los contradicen. Las oficinas en Par¨ªs y Bruselas de la compa?¨ªa han sido registradas en las ¨²ltimas semanas. El esc¨¢ndalo amenaza con salpicar incluso al Ministerio de Relaciones Exteriores franc¨¦s.
Todo comenz¨® con la adquisici¨®n, en 2007, de una cementera siria en Jalabiya, a 150 kil¨®metros de Alepo. Lafarge, en aquel entonces todav¨ªa ¨ªntegramente francesa ¡ªse fusion¨® con la suiza Holcim en 2015¡ª, se gast¨® 600 millones de euros en modernizarla. Empez¨® a funcionar en 2010, solo un a?o antes del estallido de la revoluci¨®n antigubernamental y posterior guerra civil siria. A partir de ese momento, las empresas francesas establecidas en Siria, como Total o la quesera Bel, cesaron progresivamente sus actividades en el pa¨ªs ¨¢rabe. No as¨ª Lafarge, que sigui¨® funcionando a pleno rendimiento ¡ªaunque repatri¨® al personal franc¨¦s ya en 2012¡ª hasta que en septiembre de 2014 el ISIS asalt¨® la planta, tres meses despu¨¦s de haber proclamado su califato en territorio sirio e iraqu¨ª e instalar su capital en Raqa, a 90 kil¨®metros de la cementera. ?C¨®mo pudo seguir durante tantos a?os trabajando pese a la intensificaci¨®n de la guerra siria y la implantaci¨®n del Estado Isl¨¢mico? Pagando a unos y otros, seg¨²n revel¨® la prensa francesa en paralelo a la denuncia de un grupo de exempleados de la f¨¢brica que acusan a la compa?¨ªa de "complicidad" con cr¨ªmenes de guerra en Siria y "financiaci¨®n de terrorismo".
Lo que no se ha sabido hasta m¨¢s recientemente es el ingente volumen de esos pagos y la implicaci¨®n de las m¨¢s altas esferas de la compa?¨ªa en ellos, pese a que ahora lo nieguen ante los jueces.
La cifra que maneja la justicia francesa es de casi 13 millones de euros, seg¨²n Sherpa, una ONG especializada en defender a v¨ªctimas de delitos econ¨®micos que forma parte de la acusaci¨®n civil.? Ese es el dinero que Lafarge supuestamente pag¨®, a trav¨¦s de intermediarios, al ISIS y otros grupos extremistas y facciones en Siria entre 2011 y 2015 para que la planta pudiera seguir operando ¡°a toda costa¡± pese a la guerra, seg¨²n revel¨® Le Monde. M¨¢s de medio mill¨®n fue directamente a las arcas del Estado Isl¨¢mico, lo que constituyen ¡°actos delictivos¡±, seg¨²n se desprende del informe de la consultora estadounidense Baker McKenzie, a la que Lafarge encarg¨® una revisi¨®n interna del esc¨¢ndalo despu¨¦s de que el a?o pasado se abriera una investigaci¨®n judicial preliminar, y al que han tenido acceso algunos medios franceses como Lib¨¦ration. La cementera acab¨® reconociendo, en abril de este a?o, ¡°pr¨¢cticas inaceptables¡±. En junio, se abri¨® una investigaci¨®n judicial en Francia.
El pasado 2 de diciembre, los jueces de instrucci¨®n a cargo del caso imputaron a tres directivos del grupo por ¡°financiaci¨®n de organizaci¨®n terrorista¡±, ¡°violaci¨®n del reglamento europeo¡± ¡ªla UE hab¨ªa impuesto sanciones al r¨¦gimen de Bachar el Asad y tambi¨¦n emiti¨® un embargo contra el petr¨®leo sirio en manos del ISIS¡ª y por ¡°poner en peligro la vida de terceros¡±. Algunos de los empleados fueron secuestrados por el grupo yihadista y los que quedaron hasta la toma de las instalaciones tuvieron que huir in extremis y sin un plan de evacuaci¨®n muy claro. Los procesados son Fr¨¦d¨¦ric Jolibois, director de la planta de Jalabiya desde el verano de 2014, su predecesor, Bruno Pescheux, y el director de la seguridad del grupo, Jean-Claude Veillard.
Sin embargo, una semana m¨¢s tarde, el proceso judicial lleg¨® a la c¨²pula de Lafarge: los magistrados tambi¨¦n imputaron al exdirector general de la empresa Bruno Lafont, a su exdirector general adjunto Christian Herrault, y a Eric Olsen, director de recursos humanos en el periodo investigado, y, tras la fusi¨®n con la suiza Holcim, consejero delegado de la firma. Los tres est¨¢n acusados de ¡°financiaci¨®n de una organizaci¨®n terrorista¡± y de ¡°poner en peligro la vida de terceros¡±.
Las primeras contradicciones no han tardado en surgir. Seg¨²n la agencia France Presse, en su comparecencia ante los jueces, el exdirector general Lafont asegur¨® que su entonces adjunto Herrault solo le inform¨® de ¡°un acuerdo con el ISIS¡± en agosto de 2014 y que, en ese momento, coment¨® que ¡°no era una buena idea¡±. Sin embargo, su antigua mano derecha, que ya a comienzos de a?o admiti¨® que la cementera se someti¨® a una ¡°econom¨ªa de extorsi¨®n¡± con pagos mensuales a los extremistas, afirma que mantuvo informado a Lafont de forma regular desde el verano de 2012 y que entre septiembre y octubre de 2013 le dijo expl¨ªcitamente que Lafarge estaba financiando a grupos yihadistas, incluido el Estado Isl¨¢mico. Lafont ya hab¨ªa negado ante la consultora estadounidense que realiz¨® la investigaci¨®n interna conocer los hechos, al igual que el entonces director de recursos humanos.
Pero el informe de Baker McKenzie tambi¨¦n echa por tierra esas afirmaciones y asegura que la situaci¨®n en Siria era una ¡°preocupaci¨®n constante¡± con ¡°conversaciones telef¨®nicas diarias¡± entre la filial siria y la central francesa sobre el asunto, as¨ª como con una reuni¨®n del comit¨¦ de seguridad mensual en presencia de Olsen, seg¨²n la periodista Doroth¨¦e Myriam Kellou, una de las primeras en destapar el esc¨¢ndalo. Al anunciar su partida en abril, poco despu¨¦s de que la consultora acabara su informe, Olsen insisti¨® en que ¡°jam¨¢s¡± estuvo implicado y manifest¨® su esperanza de que su marcha, materializada en julio, ¡°contribuya a recuperar la serenidad¡± en la empresa.
De poco ha servido, como demuestra la investigaci¨®n judicial, que en sus pr¨®ximos pasos busca la implicaci¨®n de la empresa misma como ¡°persona moral¡±. No obstante, los jueces han lamentado expl¨ªcitamente que en los registros efectuados en noviembre en Par¨ªs y Bruselas faltaban actas y cuentas relativas a Siria, lo que para la ONG Sherpa constituye un aut¨¦ntico ¡°lavado con lej¨ªa¡± para ¡°obstaculizar la justicia¡±. Tampoco debe reinar una calma absoluta en el Ministerio de Exteriores. Exdirectivos como el antiguo director adjunto Herrault han afirmado que la decisi¨®n de permanecer en Siria cont¨® con el aval de este Ministerio, en aquellos momentos en manos del Laurent Fabius, al que la ONG Sherpa pide se interrogue para aclarar su papel.
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