Detr¨¢s de las noticias (Sierra Nevada de Santa Marta)
Los hijos de los l¨ªderes se resisten a que los hechos se deshagan en el tiempo: a sus padres los mataron por defender un territorio que no ha dejado de estar en riesgo
Detr¨¢s de las noticias de diciembre, que tienen tanto de resignaci¨®n y de borrachera, sigui¨® sucediendo Colombia. Hubo derecho a la tregua en las grandes ciudades. En Bogot¨¢ hubo derecho a decir, sin percatarse de la ligereza y de la indolencia y de la distorsi¨®n de lo humano, ¡°no a todos los l¨ªderes sociales los matan por ser l¨ªderes sociales¡±. Pero en ciertos pueblos que hacen todo lo que pueden para no ser pueblos fantasmas, para que su pesadilla sea rese?ada por la Historia ya que la prensa prefiere los protagonistas a los personajes secundarios, el grito de ¡°Feliz A?o¡± fue un grito ahogado y una mentira piadosa, pues vive atrapado en el presente quien vive en el peligro.
Detr¨¢s de las noticias de diciembre, que crean la ilusi¨®n de que por fin no est¨¢ pasando nada, miles de colombianos, cientos de miles de colombianos, millones de colombianos, siguieron reclamando que la justicia les reconozca por fin lo que ya sabe la Historia.
El pasado mi¨¦rcoles 27 de diciembre, en el pueblo de Umuriwa, en Valledupar, se reunieron ¡°para ver c¨®mo va el proceso¡± las familias de los tres l¨ªderes arhuacos presuntamente asesinados por dos miembros de un batall¨®n militar ¨Cel Batall¨®n La Popa¨C el 28 de noviembre de 1990. Veintisiete a?os despu¨¦s de los tres homicidios, veinte a?os despu¨¦s de que el Comit¨¦ de Derechos Humanos de las Naciones Unidas estableciera la responsabilidad del Estado en los tres cr¨ªmenes, la justicia castrense no avanza. Pero, respaldados por un nuevo fallo de la Corte Suprema de Justicia, los hijos de los l¨ªderes se resisten a que los hechos se deshagan en el tiempo: a sus padres los mataron por defender un territorio que no ha dejado de estar en riesgo.
La comunidad de paz de San Jos¨¦ de Apartad¨®, en Antioquia, sigue recordando a pesar del pa¨ªs ¨Cy de su modorra¨C la masacre del lunes 21 de febrero de 2005: ¡°¡®Cobra¡¯ tom¨® a la ni?a del cabello y le pas¨® el machete por la garganta¡±, relat¨® a la justicia, tres a?os despu¨¦s, uno de los asesinos de una banda de militares y paramilitares. Como si San Jos¨¦ no se hubiera ganado su derecho al pasado, hace cuatro d¨ªas, en la ma?ana del viernes 29, un comando paramilitar entr¨® al asentamiento central ¨Cdice un comunicado urgente que circul¨® horas m¨¢s tarde en las redes¨C ¡°con la intenci¨®n expl¨ªcita de asesinar al representante legal de nuestra comunidad¡±. Queda esperar que el nuevo a?o no sea 2005.
El mismo viernes 29 se supo que el presidente Santos firm¨® la ley que obliga a restaurar la c¨¢tedra que se elimin¨® de los colegios colombianos en 1994: Historia de Colombia. Quiz¨¢s sea mucho pedirle a una materia que aclare las tergiversaciones y los eufemismos del pa¨ªs, pero s¨ª que es fundamental que sepa su Historia una sociedad que prefiere creer en el mal a reconocer los problemas sociales, que no nota qu¨¦ es lo extra?o en la frase ¡°los mataron por andar de comunistas¡±, que no entiende que un proceso de paz no es una rendici¨®n, sino un modo de la justicia, y no capta por qu¨¦ los cr¨ªmenes de Estado no son menos graves.
Nuestra gran esperanza es la Historia: la Historia que no es solo la biograf¨ªa de los poderosos de todos los pelambres, sino el testimonio de las v¨ªctimas. C¨®mo m¨¢s puede lograrse que no se a?ore ¡°la mano dura¡± y no se llame ¡°guerrilleros¡± a quienes reivindiquen los derechos humanos: que en los colegios se cuente que en los ¨²ltimos cincuenta a?os nos hemos llenado de fantasmas ¨Cde la Sierra Nevada de Santa Marta a San Jos¨¦ de Apartad¨®¨C que no se van a ir ni en diciembre hasta que no se sepa lo que les hicieron por quitarles su tierra y por callarlos.
Suena a exageraci¨®n, pero el s¨¢bado 30 un menor de edad mat¨® a un l¨ªder comunal de Cumaral, en el Meta, a la salida de un partido de f¨²tbol.
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