Miles de argentinos marchan contra el beneficio del arresto domiciliario a represores
El expolic¨ªa de la dictadura Miguel Etchecolatz cambia c¨¢rcel por casa en Mar del Plata
¡°Etchecolatz y Wolk saben d¨®nde est¨¢ mi nieto, d¨®nde tiraron a mi hija. No lo dicen y ah¨ª andan, tranquilos en sus casas¡±. La frase corresponde a Carmen Ledda Barreiro, una integrante de Abuelas de Plaza de Mayo que busca a su hija Silvia desde el 22 de diciembre de 1976. Sus nuevos vecinos, los expolic¨ªas Miguel Osvaldo Etchecolatz y Juan Manuel Wolk tienen mucho que ver con el caso. El primero dirig¨ªa a la fuerza policial de la dictadura de Argentina que la secuestr¨®; el segundo comandaba el Pozo de Banfield, donde Silvia dio a luz a un ni?o que a¨²n no ha sido restituido a su familia biol¨®gica. La mujer fue una de las que encabez¨® este s¨¢bado una marcha que colm¨® varias calles de Mar del Plata, el principal balneario del pa¨ªs, en plena temporada veraniega.
La conocida rambla que protegen dos leones marinos de piedra y donde se suele presentar el Festival Internacional de Cine tuvo una instant¨¢nea que no coincide con un 6 de enero. Muchos de los turistas que emprend¨ªan la retirada de la Playa Popular se vieron sorprendidos por una columna de gente que con banderas y carteles se moviliz¨® en repudio a la prisi¨®n domiciliaria otorgada en Mar del Plata a Etchecolatz, Wolk y una veintena de responsables del terrorismo de Estado que marc¨® a Argentina desde 1976 a 1983. ¡°La ¨²nica casa para un genocida es la c¨¢rcel¡±, dec¨ªa la principal. As¨ª, dos mujeres en rollers tuvieron que sujetarse, indignadas, a un monumento para dar paso a las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo. Las estatuas vivientes, los imitadores de Spiderman y la venta de globos y palomitas de ma¨ªz quedaron suspendidas hasta que termin¨® el acto.
¡°Libertad domiciliaria¡±, dijo, casi sin querer, la integrante de Madres L¨ªnea Fundadora, Taty Almeida. No hizo m¨¢s que poner en palabras el sentimiento de muchos, que ven como un gran retroceso las excarcelaciones de los militares, tras muchos a?os de juicios de reparaci¨®n hist¨®rica que son reconocidos en el mundo.
Nora Corti?as, tambi¨¦n de Madres L¨ªnea Fundadora, destac¨® que la marcha que parti¨® desde los tribunales locales hasta la playa fue m¨¢s grande que la que se opuso a la cumbre del ALCA, en 2005, cuando el expresidente de Estados Unidos, George Bush, visit¨® la ciudad. ¡°A cada madre le sigue el murmullo de su hijo o su hija. Si quer¨ªan traerlo a esta zona tan hermosa, tenemos una c¨¢rcel en Batan¡±, dijo la mujer, y sentenci¨®: ¡°Seguiremos persigui¨¦ndolos porque los cr¨ªmenes de este individuo no se olvidan, no se perdonan. No nos reconciliamos¡±. ¡°Como a los nazis, les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar¡±, complet¨® la multitud.
La propia gobernadora Mar¨ªa Eugenia Vidal, que meses atr¨¢s le quit¨® a Etchecolatz la condici¨®n de polic¨ªa, beneficio del que a¨²n gozaba, expres¨® al portal 0223: ¡°Entiendo que es una decisi¨®n muy dif¨ªcil para aceptar para todos aquellos que conocieron lo que signific¨® Etchecolatz en la provincia de Buenos Aires y particularmente para el hijo de Julio L¨®pez. Lo acompa?o, lo entiendo, pero es una decisi¨®n judicial y como tal todos la tenemos que respetar¡±.
Rub¨¦n L¨®pez, hijo del alba?il desaparecido Julio L¨®pez, principal querellante en una de las seis causas de lesa humanidad por las que fue condenado Etchecolatz, fue otro de los que particip¨®. ¡°?C¨®mo se explica todo lo que hemos vivido en este a?o de mierda. La prisi¨®n domiciliaria no existe. El tipo est¨¢ en su casa, tranquilo y con la polic¨ªa cuid¨¢ndolo del pueblo, cuando nos tendr¨ªan que estar cuidando a nosotros de ¨¦l¡±.
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