Incertidumbre brasile?a
El 24 de enero un tribunal de Porto Alegre decidir¨¢ si ratifica o no la pena de c¨¢rcel de Lula
Durante las conferencias que el juez Sergio Moro dict¨® fuera de Brasil el a?o pasado, una y otra vez apareci¨® un mensaje: no hay que culpar a los jueces si las derivaciones pol¨ªticas de sus investigaciones resultan desagradables. Moro se refer¨ªa a la Italia del Mani Pulite, que acun¨® el liderazgo de Silvio Berlusconi. Pero hablaba de s¨ª mismo y del caso Lava Jato.
En estos d¨ªas se comprende mejor la precauci¨®n de Moro. El pr¨®ximo 24, tres jueces de Porto Alegre (en el sur de Brasil) deben resolver si convalidan o corrigen la condena a nueve a?os y medio de prisi¨®n que, el 12 de julio pasado, Moro aplic¨® al expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva por haber aceptado que la constructora OAS le sobornara con un departamento en el balneario de Guaruj¨¢. La decisi¨®n tiene consecuencias important¨ªsimas sobre el futuro inmediato de los brasile?os.
El 7 de octubre habr¨¢ elecciones presidenciales en Brasil. Y Lula es el candidato con mayor intenci¨®n de voto. La ¨²ltima encuesta que public¨® Datafolha le asigna del 34% al 37%. Pero para conocer el verdadero significado de estos n¨²meros hay que esperar al 24 de este mes. Ese d¨ªa el tribunal de Porto Alegre estar¨¢ ante tres opciones. Ratificar el castigo por unanimidad; hacerlo con alguna disidencia; o, lo que parece menos probable, conceder la absoluci¨®n. Si se inclina por la primera, Lula quedar¨¢ fuera de carrera. En cambio, si alg¨²n magistrado se pronuncia a favor de ¨¦l, los defensores podr¨ªan apelar a una instancia superior. El desenlace quedar¨ªa abierto.
La prensa brasile?a examina los antecedentes de los tres jueces ga¨²chos en busca de alg¨²n detalle que prediga su comportamiento. El ¨²nico indicio, muy brumoso, es que Jo?o Pedro Gebran Neto, el responsable del caso, tiene una relaci¨®n cordial con Moro, que se refleja en mutuas dedicatorias de trabajos acad¨¦micos. Nada que indique un prejuzgamiento. De Leandro Paulsen y de Victor Laus hay poco que decir.
[Los simpatizantes de Lula] sostienen que la sociedad brasile?a es v¨ªctima de una conspiraci¨®n diab¨®lica, que pretende privarla de la ¨²nica propuesta competitiva que ofrece la izquierda
Para los simpatizantes de Lula, esa neutralidad es anecd¨®tica. Ellos sostienen que la sociedad brasile?a es v¨ªctima de una conspiraci¨®n diab¨®lica, que pretende privarla de la ¨²nica propuesta competitiva que ofrece la izquierda. Esa trampa ser¨ªa la corroboraci¨®n de antiqu¨ªsimas presunciones: para quienes formulan la denuncia, el aparato constitucional no es m¨¢s que un instrumento destinado a que los sectores dominantes conserven sus privilegios. Y la lucha contra la corrupci¨®n, una coartada de la persecuci¨®n ideol¨®gica. Estas premisas recorren hoy Am¨¦rica Latina. Las defiende el PT en Brasil, pero tambi¨¦n el kirchnerismo en Argentina. Hace un mes, Rafael Correa, quien asisti¨® a la destituci¨®n de Jorge Glas, su delegado en la vicepresidencia de Ecuador, condenado por su vinculaci¨®n con Odebrecht, sintetiz¨® esta interpretaci¨®n en un tuit: ¡°La judicializaci¨®n de la pol¨ªtica. El mismo libreto en todos lados: Dilma, Lula, Jorge Glas, Cristina. Y los traidores no pierden la ¡®esperanza¡¯ de que pronto sea yo. El verdadero ¡®delito¡¯: haber dado justicia y dignidad¡±.
La doctrina tiene algunas deficiencias. No incluye, por ejemplo, al presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski; ni al paname?o Juan Carlos Varela; ni al colombiano Juan Manuel Santos; ni al argentino Mauricio Macri. Todos est¨¢n afectados, de manera m¨¢s o menos directa, por el esc¨¢ndalo de Odebrecht. Pero, al tratarse de l¨ªderes de centroderecha, las investigaciones estar¨ªan revelando el correcto funcionamiento de una justicia independiente.
Los seguidores del candidato del PT recogen firmas en un documento titulado "Elecci¨®n sin Lula es fraude". La consigna hace juego con la estrategia dise?ada para el 24. Si la suerte del expresidente no se define en el expediente sino en el campo del poder, lo que corresponde es presionar al tribunal: a partir del pr¨®ximo 13, Porto Alegre ser¨¢ la meca de movilizaciones organizadas por el comando de campa?a del PT.
Si Lula deja de competir, adem¨¢s de producirse un vac¨ªo en el campo de la izquierda, quedar¨¢ disponible una regi¨®n. El caudal del candidato se alimenta en el Nordeste. La inc¨®gnita sobre Lula agrega una gota de vacilaci¨®n a un mar de dudas. El segundo candidato que recoge las preferencias de los brasile?os es el ultraderechista Jair Bolsonaro. Aquel sondeo de Datafolha le atribuye entre el 17% y el 22% de intenci¨®n de voto. Es posible que cuando Moro advert¨ªa que no debe culparse a los jueces por el efecto pol¨ªtico de sus pronunciamientos estuviera vislumbrando el ascenso de este exmilitar rudimentario. Comparado con Bolsonaro, Berlusconi es un faro progresista.
El discurso antisistema de Bolsonaro fue pensado en contradicci¨®n con Lula. Si Lula no compite, Bolsonaro podr¨ªa detenerse. Adem¨¢s, su campa?a tiene l¨ªmites. Si bien acaba de sellar un acuerdo con el Partido Social Liberal, las fuerzas que sostienen a Bolsonaro son peque?as. Y el tiempo de publicidad proselitista depende de la cantidad de bancas que cada alianza posee en el Congreso.
El de Bolsonaro no es el ¨²ltimo misterio. El gran espacio del centro, al que pertenecen el PMDB del presidente Michel Temer y el PSDB del expresidente Fernando Henrique Cardoso, carece de una figura convocante. Ese d¨¦ficit puede atribuirse a la polarizaci¨®n entre Lula y Bolsonaro. El ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, carece de carisma y es ignorado por sectores populares. Y el gobernador de S?o Paulo, Geraldo Alckmin, del PSDB, tampoco despunta en las encuestas. Cardoso levant¨® una polvareda la semana pasada cuando declar¨® que, si apareciera alguien atractivo, su partido se le deber¨ªa subordinar. El expresidente suele decir que ¡°cuando esperamos lo inevitable, sucede lo inesperado¡±. Habr¨¢ confiado en eso.?
El presidente de la C¨¢mara de Diputados, Rodrigo Maia, aliado de Temer, y el presentador de la red Globo Luciano Huck, cercano al PSDB, sue?an con ser lo inesperado. No terminan de postularse ni de retirarse.
A esta colecci¨®n de acertijos se agrega otro: la salud del presidente. A mediados de diciembre fue sometido a una cirug¨ªa en la uretra. En octubre lo hab¨ªan operado de la pr¨®stata. Los comunicados oficiales son optimistas. Pero Bras¨ªlia est¨¢ intoxicada de rumores. All¨ª hoy la ¨²nica regla es la incertidumbre.
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