Tortura y erario: ¨®pera en tres actos
Las acusaciones del gobernador panista de Chihuahua ponen contra la picota a miembros del PRI y salpican a Meade
La campa?a por la disputa presidencial en M¨¦xico promet¨ªa choque de trenes, esc¨¢ndalos may¨²sculos y pu?aladas traperas, y no ha defraudado. A seis meses de distancia de la jornada electoral, las acusaciones del gobernador panista de Chihuahua, Javier Corral, ponen contra la picota a miembros claves del c¨ªrculo del mandatario Enrique Pe?a Nieto y del PRI, y salpican la imagen p¨²blica del propio candidato oficial a la presidencia, Jos¨¦ Antonio Meade. La respuesta de los aludidos ha sido del tama?o del embate y ahora acusan de torturador a Corral.?
Como en una buena ¨®pera, el affaire se ha desarrollado en tres cap¨ªtulos. En el primero, el Gobierno de Chihuahua investig¨® y denunci¨® p¨²blica y penalmente al tesorero de la administraci¨®n local anterior, por haber desviado millones de pesos a las campa?as del PRI nacional. La investigaci¨®n entra?a a miembros claves de la ¨¦lite pol¨ªtica, entre ellos el todopoderoso Manlio Fabio Beltrones, a hombres de confianza de Pe?a Nieto en el partido.
En el segundo acto Corral fue aun m¨¢s a fondo. Arropado por una veintena de activistas, intelectuales y cabezas de organismos de la sociedad civil, acus¨® a la Secretar¨ªa de Hacienda de retener recursos que pertenecen a Chihuahua en represalia por su investigaci¨®n en contra del PRI. Indignado, revel¨® que el chantaje le fue comunicado por el propio ministro de Hacienda, Jos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez.
La denuncia p¨²blica de Corral cay¨® como una granada en Los Pinos. En el tercer acto el imperio contraatac¨® a fondo. Primero, Enrique Pe?a Nieto asegur¨® que lo de Corral era un acto pol¨ªtico electorero; luego, el presidente del PRI y el propio Meade, quien hab¨ªa sido ministro de Hacienda antes de convertirse en candidato oficial, acusaron al Gobierno de Chihuahua de haber torturado en prisi¨®n al extesorero, de quien hab¨ªan surgido los datos para la denuncia. Acto seguido, la mir¨ªada de medios de comunicaci¨®n y columnistas favorables al r¨¦gimen cubrieron a Corral de ep¨ªtetos; desde su pasado como agitador y pol¨ªtico rijoso hasta su incapacidad para mejorar la inseguridad en su Estado.
Las acusaciones de las dos partes son sumamente graves. A nadie sorprende que un tesorero estatal haya desviado fondos para una campa?a federal del PRI. En los ¨²ltimos meses han salido a la luz p¨²blica varios casos m¨¢s, al grado de que parecer¨ªa un patr¨®n de comportamiento desde que el PRI regres¨® al poder en 2012. Lo que resulta menos conocido es que el ministerio a cargo de las finanzas y la recaudaci¨®n fiscal, que ha presumido de mantenerse al margen de la alternancia en el poder, sea utilizado pol¨ªticamente de una manera tan burda. El pago mismo de los impuestos o la legitimidad para el castigo de evasores quedar¨ªa en entredicho si se percibe que la pol¨ªtica fiscal y hacendaria est¨¢n siendo utilizadas como un garrote faccioso.
Pero el contraataque no es menos severo. En el acto p¨²blico de denuncia, Javier Corral se hizo acompa?ar de personajes conocidos por una larga trayectoria en la lucha por la defensa de los derechos humanos. Acusarlo de que la investigaci¨®n en contra del PRI fue obtenida bajo tortura es un golpe bajo en la l¨ªnea de flotaci¨®n del Ejecutivo de Chihuahua. Uno de los testigos de calidad de Corral, Jorge Casta?eda, ya ha exigido al gobernador poner al funcionario encarcelado a disposici¨®n de protocolos internacionales para demostrar que no ha sido torturado.
El per¨ªodo electoral que vivimos es el peor enemigo de la verdad. Sin duda, ambas partes han escogido v¨ªas p¨²blicas para maximizar el da?o a su rival. El secretario de Hacienda ha declarado p¨²blicamente que el gobernador tergivers¨® una frase y que el chantaje nunca tuvo lugar. Asegura que los fondos no han sido retenidos a Chihuahua y que se trata de simples procesos de normatividad. Por su parte, el Gobierno estatal afirma que lo de las torturas es una invenci¨®n para desviar la atenci¨®n de las infamias que est¨¢ cometiendo el PRI.
Las dos acusaciones son demasiado graves para que se diluyan en una declaraci¨®n informal. En los dos casos, tortura y uso faccioso del erario, la informaci¨®n tendr¨ªa que abrirse cabalmente para permitir llegar al fondo de las cosas. La acusaci¨®n de Corral es valiente y trascendente, y por lo mismo debe estar limpia de m¨¢cula. Y Hacienda es una instituci¨®n que no puede vivir bajo la sospecha de ser un instrumento electorero.
Las campa?as se prestan a los infundios, ciertamente; pero tambi¨¦n son los momentos en que la clase pol¨ªtica rompe la veda con la que suele protegerse el resto del tiempo y se permite ventilar los trapos sucios de sus rivales. Y ciertamente nadie los conoce mejor que ellos mismos. ?Infundios o verdades? Hacienda y Corral tendr¨¢n que recurrir a algo m¨¢s que el micr¨®fono para mostrar su inocencia.
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