El varapalo de Trump a la agencia que sostiene a cinco millones de palestinos
La UNRWA alerta de que el recorte dr¨¢stico de fondos puede desencadenar un estallido social


Hombre precavido, Ismail Jatib, acude a comprar tabaco frente a la Gran Mezquita del campo de Qalandia, al otro lado del muro que rodea el norte de Jerusal¨¦n, con una fotocopia de la tarjeta de la UNRWA en la cartera. La acreditaci¨®n de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos le ha acompa?ado desde que se vio obligado a abandonar su aldea natal cercana a Lod tras la fundaci¨®n del Estado de Israel, hace ahora siete d¨¦cadas. ¡°Tendr¨ªan que darme mucho dinero si al final se arregla todo esto¡±, bromea mientras abre el paquete de cigarrillos L&M, ¡°pues sobre las tierras de mi familia se extiende ahora el aeropuerto Ben Gurion¡±. Estuvo dando tumbos con los suyos de pueblo en pueblo ¡ª¡°en cuevas, en tiendas de campa?a, bajo los ¨¢rboles, lo m¨¢s cerca posible de Lod para poder regresar pronto a casa¡±, recapitula tras una profunda calada¡ª hasta que todos se resignaron en 1957 a vivir en la tierra de nadie de Qalandia.
Con la kufiya roja empedernidamente ce?ida a la cabeza, el maestro cantero Jatib es a los 76 a?os uno los supervivientes de los 700.000 refugiados palestinos de la Naqba (desastre, en ¨¢rabe). Con sus descendientes conforman hoy una di¨¢spora de m¨¢s de cinco millones diseminada por Jerusal¨¦n Este, Cisjordania y Gaza, as¨ª como por Jordania, L¨ªbano y Siria. La decisi¨®n adoptada el martes por Estados Unidos ¡ªque sostiene con 360 millones de d¨®lares un tercio del presupuesto anual de la UNRWA¡ª de congelar una sexta parte de su aportaci¨®n afectar¨¢ sobre todo a sus nietos y bisnietos, que estudian en las escuelas de la agencia de la ONU, que gestiona 700 centros de ense?anza para 525.000 alumnos.
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Los responsables de la UNRWA temen que el recorte de 65 millones de d¨®lares en la financiaci¨®n estadounidense ¡ªsupeditado a una imprecisa reforma del organismo internacional, que tambi¨¦n ofrece ayuda humanitaria y asistencia sanitaria a los refugiados palestinos¡ª acabe afectando a la seguridad regional y desencadene un estallido social entre la poblaci¨®n m¨¢s necesitada. La mitad de los dos millones de habitantes de la franja de Gaza (de los que 1,4 millones se encuentran registrados como refugiados) dependen de la cooperaci¨®n internacional para sobrevivir.

Cerca de la Gran Mezquita del campo de Qalandia ondean banderas de la ONU sobre un colegio y un centro de salud de la UNRWA. Sus empleados guardan silencio. Parecen acatar la ley del silencio ante la prensa tras la decisi¨®n anunciada por el Departamento de Estado de EE UU. Chris Gunnes, portavoz oficial del organismo de la ONU, ha reconocido que ¡°la dr¨¢stica reducci¨®n de la contribuci¨®n norteamericana aboca a la agencia a la mayor crisis financiera de su historia¡±. El m¨¢ximo responsable del organismo, Pierre Kr?henb¨¹hl, ha apelado a una campa?a internacional de donaciones para poder mantener los programas previstas en 2018. ¡°El recorte tendr¨¢ impacto sobre la seguridad regional en un momento en el que Oriente Pr¨®ximo se enfrenta a serios riesgos, en particular el de un aumento de la radicalizaci¨®n¡±, alerta.
El nuevo vuelco dado por la Administraci¨®n del presidente Donald Trump tras d¨¦cadas de consenso internacional sobre Oriente Pr¨®ximo ¡ªque se suma a la declaraci¨®n de diciembre en la que reconoci¨® a Jerusal¨¦n como capital de Israel¡ª amenaza con desencadenar tambi¨¦n una crisis econ¨®mica. La UNRWA da empleo a m¨¢s de 30.000 personas ¡ªsolo en la franja de Gaza tiene contratados a cerca de 13.000 trabajadores¡ª, entre docentes (20.000 maestros), personal sanitario y equipos de ayuda humanitaria. EE UU es el mayor donante de la agencia y duplica las aportaciones anuales de la Uni¨®n Europea. Espa?a contribuy¨® directamente en 2017 a su sostenimiento con seis millones de euros (2,5 millones procedentes del Estado y 3,5 millones de las comunidades aut¨®nomas).
El campo de refugiados de Qalandia es un lugar abandonado a su suerte. Situado en parte en Cisjordania y en parte en el Gran Jerusal¨¦n anexionado por Israel ¡ªaunque separado por el muro de la mayor parte del t¨¦rmino municipal¡ª los ¨²nicos puestos de trabajo disponibles son los que ofrecen la Autoridad Palestina y la UNRWA. Parte de la plantilla de la agencia en Hebr¨®n y en Gaza ha participado ya en acciones de protesta ante el creciente temor a perder sus empleos. El Gobierno palestino ha advertido, mientras tanto, en un comunicado de que resistir¨¢ a las presiones de Washington: ¡°No lograr¨¢n imponernos sus condiciones (para la reanudaci¨®n de las negociaciones), que son sesgadas en favor de la ocupaci¨®n (israel¨ª)".
El primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, se ha mostrado partidario de ¡°transferir gradualmente¡± los fondos de la UNRWA a Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados ¡°con criterios claros¡±. ¡°La UNRWA perpet¨²a el problema de los refugiados palestinos y la narrativa de un supuesto ¡®derecho de retorno¡±, argument¨® el pasado d¨ªa 7. La hist¨®rica dirigente de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina Hanan Ashrawi ha acusado ahora a Washington de pretender desmantelar ¡°sin escr¨²pulos y a instancias de Israel¡± una agencia de la ONU ¡°que atiende al sector m¨¢s vulnerable del pueblo palestino¡±.
¡°El curso pasado los maestros estuvieron dos meses sin cobrar. Nos vimos pronto afectados por la ca¨ªda de las ventas¡±, confiesa Aid Awad, de 44 a?os, propietario de un bazar situado frente al centro de salud y la escuela de Naciones Unidas en Qalandia. ¡°Desde hace 20 a?os, las ayudas en forma de comida, ropa y calzado representaban una quinta parte del presupuesto dom¨¦stico¡±, explica Awad, cuya familia tuvo que abandonar en 1948 la comarca de Abu Gosh, 15 kil¨®metros al oeste de Jerusal¨¦n. ¡°Ahora la educaci¨®n y la atenci¨®n sanitaria son el principal apoyo que recibimos¡±, concluye este descendiente de refugiados cuya existencia siempre ha transcurrido en el campo de Qalandia, ¡°pero si la ONU tiene que reducir empleos la situaci¨®n se volver¨¢ muy complicada y estallar¨¢n las protestas¡±.
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