Gaza, el enclave inhabitable que devuelve Ham¨¢s a la Autoridad Palestina
Tras 10 a?os de control sobre un territorio bloqueado y sin apenas servicios b¨¢sicos, el movimiento islamista se dispone a entregar el Gobierno
Kayed Zaza, su mujer y sus 12 hijos parecen condenados a sobrevivir en el barrio de Nassaz, en el conf¨ªn oriental de la ciudad de Gaza. Desde el solar de la que fue su casa hasta la ¨²ltima guerra se divisan las m¨¢quinas perforadoras gigantes con las que Israel construye el mayor muro subterr¨¢neo del mundo en torno al enclave. ¡°Estoy harto. Nadie se ocupa de mi familia. Nos tenemos que valer por nosotros mismos¡±, se lamenta este refugiado palestino de 44 a?os.
Acaba de descender de la estructura de hormig¨®n que emerge junto al lugar en el que se hallaban su supermercado y su piso con vistas al campo y a la frontera israel¨ª. Desde el 21 julio de 2014, cuando los carros de combate Merkava de la ofensiva Operaci¨®n Margen Protector lanzada por el Ej¨¦rcito de Israel arrasaron la periferia de Gaza, Zaza y los suyos viven de prestado.
Llevan tres a?os hacinados en un barrac¨®n prefabricado que exhibe el logotipo de la Cooperaci¨®n Espa?ola y de otros pa¨ªses europeos que auxiliaron a la poblaci¨®n civil tras el conflicto. ¡°No hay quien duerma en este contenedor met¨¢lico¡±, reconoce escamado por las noches de fr¨ªo y h¨²medo bochorno Ahmed, de 18 a?os, uno de los seis hijos varones de Zaza. Como el 80% de los dos millones de habitantes de la Franja, toda la familia depende de la ayuda internacional.
Este corresponsal corrobor¨® la semana pasada durante una visita a la franja palestina que Gaza es ya pr¨¢cticamente inhabitable ¡ªla ONU prev¨¦ el colapso de sus servicios b¨¢sicos en 2020¡ª, y se ha convertido en una insalubre prisi¨®n a cielo abierto de 365 kil¨®metros cuadrados.
Es un territorio bloqueado por todas partes por Israel, menos por el sur, donde Egipto solo ha abierto durante 18 d¨ªas la frontera en lo que va de a?o. En el que apenas est¨¢ garantizado el suministro el¨¦ctrico cuatro horas al d¨ªa. Donde el 90% de los acu¨ªferos est¨¢n contaminados y las cloacas vierten directamente al mar por falta de energ¨ªa en las estaciones depuradoras.
Este es el enclave cuya Administraci¨®n pretende devolver Ham¨¢s a la Autoridad Palestina despu¨¦s de arrebat¨¢rsela por las armas ¡ªen un enfrentamiento civil que se cobr¨® casi 400 muertos¡ª hace una d¨¦cada. Los islamistas anunciaron el domingo la entrega del Gobierno de facto en Gaza y su compromiso de participar en un Ejecutivo de unidad nacional, con el objetivo de convocar los primeros comicios generales palestinos conjuntos desde 2006. Se resisten, claro est¨¢, a ceder el control de la seguridad que ejercen f¨¦rreamente sobre el enclave.
Clima de aislamiento
La desesperaci¨®n del clan de los Zaza en el distrito de Nassaz, donde siempre llegar¨¢ antes que a otra parte la metralla de los obuses, se proyecta hasta el despacho de Naji Sarhan, viceministro de Vivienda del Gobierno de Ham¨¢s en el centro de Gaza. Este ingeniero formado en Estados Unidos sigue teniendo el mismo aspecto de bur¨®crata desbordado por una ingente tarea que cuando EL PA?S le visit¨® hace dos a?os.
¡°La reconstrucci¨®n despu¨¦s de la guerra va muy lentamente¡±, admite. ¡°A¨²n quedan 6.000 familias, unas 30.000 personas, sin realojar. Las infraestructuras esenciales est¨¢n siendo reparadas, pero a¨²n quedan muchas carreteras destruidas¡±. M¨¢s de 160.000 viviendas resultaron da?adas en 2014. De los 6.000 millones de d¨®lares (unos 5.019 millones de euros) que los donantes internacionales se comprometieron a aportar, Sarhan dice que solo tiene noticia de la transferencia de 800 millones, procedentes en su mayor¨ªa de Qatar, Kuwait y Arabia Saud¨ª.
Gaza no est¨¢ siquiera a media luz. El portavoz de la compa?¨ªa el¨¦ctrica local, Mohamed Thabit, calcula que funciona a un cuarto de su potencia. ¡°De los 600 megavatios diarios que la Franja precisa para su normal funcionamiento, contamos con apenas 160: los 67 que produce la ¨²nica central existente cuando hay gas¨®leo disponible; 70 que nos vende ahora Israel, tras la ¨²ltima reducci¨®n de suministro, y otros 23 procedentes de Egipto a trav¨¦s de l¨ªneas en muy mal estado¡±, detalla este t¨¦cnico.
Los clientes ya no abonan la factura de la luz. O no pueden o no parecen estar conformes con el servicio: ¡°Tenemos un 80% de impagos¡±, admite Thabit con resignaci¨®n. ¡°En realidad, la vida cotidiana depende de los generadores y el combustible cada vez es m¨¢s caro¡±. En febrero y marzo, en la noche m¨¢s oscura de Gaza, los apagones se prolongaron hasta 22 horas al d¨ªa. Ahora la energ¨ªa fluye por distritos en turnos de entre cuatro y seis horas diarias.
La reducci¨®n del suministro de electricidad ha tenido un impacto devastador sobre los servicios sanitarios de Gaza, seg¨²n ha alertado la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). M¨¢s de 30 hospitales y 70 centros de salud se han situado al borde del cierre total o parcial por falta de combustible para los generadores. Los apagones han desbaratado la esterilizaci¨®n y el suministro de agua potable desalinizada.
A la sobreutilizaci¨®n de los generadores durante m¨¢s de 20 horas al d¨ªa se ha a?adido la reducci¨®n de las reservas de combustible para su funcionamiento, que la OMS declara que solo est¨¢ garantizado hasta octubre, seg¨²n su ¨²ltimo informe. Los apagones ponen en peligro las vidas de los pacientes en las unidades de cuidados intensivos ¡ªm¨¢s de un centenar en el servicio neonatal¡ª, y de las unidades de hemodi¨¢lisis. La refrigeraci¨®n de los bancos de sangre y las reservas de vacunas se ha visto comprometidas.
Los analistas observan con escepticismo el anuncio de Ham¨¢s de reconciliaci¨®n con la Autoridad Palestina, despu¨¦s de haberse malogrado anteriores intentos de acercamiento. Los islamistas se han visto ahora presionados por el Gobierno de Ramala, que ha recortado las transferencias de fondos, y por el de El Cairo, que exige garant¨ªas de seguridad en la frontera del Sina¨ª, donde opera un grupo afiliado al ISIS. Qatar, que hasta ahora era el principal donante en Gaza, se ha visto sometido a un boicot pol¨ªtico y econ¨®mico encabezado por Arabia Saud¨ª que ha diluido su ayuda.
Estados Unidos y la UE, que incluyen a Ham¨¢s en sus listas de grupos terroristas, solo aceptan tratar con el Gobierno reconocido de la Autoridad Palestina. Como subrayaba en Gaza el polit¨®logo Talat Okal, los islamistas ya solo plantean su ¡°supervivencia pol¨ªtica¡±. En este clima de aislamiento y de deterioro casi irreparable de las condiciones de la vida cotidiana en el enclave palestino tal vez haya llegado la hora de que Ham¨¢s renuncie de una vez a su hegemon¨ªa absoluta en Gaza.
El Gobierno de Ramala da los primeros pasos para la cesi¨®n de poderes
El primer ministro palestino, Rami Hamdala, tiene previsto reunirse pr¨®ximamente en la Franja de Gaza con responsables de Ham¨¢s para negociar un acuerdo de transici¨®n entre el Gobierno de facto de los islamistas, cuya disoluci¨®n fue anunciada el domingo, y la Administraci¨®n de la Autoridad Palestina. ¡°Esperaremos a que se den los primeros pasos sobre el terreno¡±, advirti¨® ayer en Ramala Nabil Shaat, asesor del presidente palestino, Mahmud Abbas, citado por France Presse. ¡°Queremos que Hamdala encuentre abiertas todas las puertas de los ministerios en Gaza¡±. El primer ministro palestino no ha visitado el enclave mediterr¨¢neo desde 2015, cuando fracas¨® el ¨²ltimo intento de reconciliaci¨®n entre Ham¨¢s y el partido nacionalista Fatah, que encabeza el presidente Abbas. El movimiento islamista, que gan¨® las elecciones legislativas celebradas en 2006, desaloj¨® por la fuerza a Fatah de las instituciones de Gaza al a?o siguiente. Desde entonces, los dos principales partidos palestinos han suscrito acuerdos de entendimiento en La Meca (2007), El Cairo (2011) Doha (2012) y Gaza (2014) que fracasaron sucesivamente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.