Dos polacos por el sueldo de un franc¨¦s
M¨¢s de dos millones de europeos trabajan destinados en otros pa¨ªses comunitarios, algunos con salarios, horarios o esfuerzos "inaceptables" y que solo persiguen rebajar los costes para la empresa
Un buen d¨ªa, los jefes de la empresa mandaron a Fran Mart¨ªnez a montar tuber¨ªas a Francia. El proyecto promet¨ªa pero lo que se encontr¨® al llegar no era lo que esperaba. Lo alojaron en una sola casa con todos sus compa?eros, los m¨¢s desafortunados dorm¨ªan en los pasillos. ¡°La situaci¨®n de los espa?oles all¨ª es lamentable, pero la de los polacos o los rumanos es criminal¡±, asegura. ¡°Todo lo que te ponen en las n¨®minas es mentira¡±, sentencia este trabajador gallego de 42 a?os, que pas¨® cuatro meses en la construcci¨®n de supermercados en Par¨ªs y otros cuatro en Saint-Nazaire, una peque?a ciudad francesa situada en la vasta desembocadura del Loira en el Atl¨¢ntico.
Los astilleros de Saint-Nazaire, s¨ªmbolo y orgullo de la industria nacional, se han convertido tambi¨¦n en un caso paradigm¨¢tico de una realidad a la que la Uni¨®n Europea quiere poner coto: la de los trabajadores desplazados por sus empresas desde otros pa¨ªses comunitarios que compiten deslealmente al cobrar salarios m¨¢s bajos y aceptar peores condiciones. All¨ª esperan que lo acordado en Bruselas, que busca equiparar a los llegados de fuera con los empleados locales, d¨¦ resultados a corto plazo.
Alain Georget es uno de los 8.000 trabajadores que viven directa o indirectamente de los astilleros de Saint-Nazaire, y en los que hasta hace poco se constru¨ªan buques metaneros o portahelic¨®pteros. ¡°Las condiciones para el trabajador franc¨¦s son muy duras: mucho esfuerzo f¨ªsico, salarios insuficientes, malos horarios; pero para el trabajador desplazado suelen ser mucho peores¡±, explica a la salida de los astilleros.
Estas malas condiciones, la vulnerabilidad y precariedad laborales, son las que han dificultado el contacto con empleados de las instalaciones, temerosos de exponer su caso en este reportaje, que forma parte del proyecto period¨ªstico Europa Ciudadana, financiado por el Parlamento Europeo.
La libre circulaci¨®n de trabajadores es un pilar fundamental de la Uni¨®n Europea. Dos millones de europeos trabajan en otros pa¨ªses comunitarios destinados por sus empleadores. En Alemania, un tercio de los 30.000 trabajadores en los mataderos es personal destinado desde el sur o el este del continente. Empresas radicadas en Luxemburgo han contratado a franceses para despu¨¦s enviarlos a trabajar a su pa¨ªs y ahorrarse elevadas cargas sociales. En el sector de la construcci¨®n en B¨¦lgica ¡ªen el que un tercio de los trabajadores son desplazados¡ª ha habido casos con 22 niveles de subcontrataci¨®n. Algunas empresas han exprimido la brecha salarial entre los socios antiguos y nuevos de la UE para contratar con condiciones ventajosas y desleales, aprovechando que la directiva que regula el desplazamiento es de hace m¨¢s de 20 a?os y hasta ahora no hab¨ªa entrado en fase de reforma.
El trabajador desplazado tras ser contratado en su pa¨ªs de origen ¡ªno confundir con el ciudadano que emigra de forma voluntaria para buscar empleo¡ª deber¨¢ beneficiarse de los mismos convenios que sus colegas del pa¨ªs de acogida que ejerzan las mismas labores, seg¨²n la reforma que se pact¨® en octubre en Bruselas y que todav¨ªa tardar¨¢ al menos un par de a?os en empezar a ser efectiva. La UE repite como un mantra el principio b¨¢sico de la reforma: misma remuneraci¨®n por un mismo trabajo en un mismo lugar. Un ejemplo: los eslovacos que est¨¦n subcontratados en una obra en Viena tendr¨¢n derecho a la misma paga navide?a que sus compa?eros austriacos.
Entre los veh¨ªculos aparcados en los alrededores del puerto o de los astilleros escasean las matr¨ªculas francesas. Abundan las furgonetas patentadas en Polonia, Hungr¨ªa y en los pa¨ªses b¨¢lticos. Tambi¨¦n es f¨¢cil encontrar alg¨²n coche espa?ol, portugu¨¦s o griego, incluso de Estados no comunitarios como Serbia o Ucrania. Los sindicatos calculan que generalmente hay m¨¢s de 2.000 trabajadores desplazados en Saint-Nazaire. ¡°Esto se ha convertido en una Torre de Babel. Es complicado y perjudicial trabajar con colegas con los que no te puedes comunicar ni para transmitir una sencilla orden de trabajo¡±, apunta Georget, quien ejerce como delegado sindical de la Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT).
La arquitectura y el urbanismo de Saint-Nazaire pueden llevar al visitante a pensar que esta ciudad de 70.000 habitantes carece de historia. Frente al oc¨¦ano, una mole de hormig¨®n de 18 metros de altura y 300 metros de largo dice lo contrario. Este portento de la ingenier¨ªa nazi fue construido durante la ocupaci¨®n por las tropas alemanas para albergar y reparar parte de su flota en el Atl¨¢ntico. La base de submarinos se convirti¨® en un objetivo destacado de los bombardeos aliados y al final de la guerra la ciudad hab¨ªa quedado en ruinas y abandonada.
La mole resisti¨® y el contingente nazi en Saint-Nazaire fue el ¨²ltimo en rendirse en toda Europa Occidental, casi un a?o despu¨¦s de la liberaci¨®n de Par¨ªs y dos semanas m¨¢s tarde de que Hitler se suicidara. Antiguo puerto negrero a la sombra del de Nantes, Saint-Nazaire volvi¨® a enfocarse al Atl¨¢ntico tras la guerra. Hoy?se construyen los cruceros m¨¢s grandes del mundo.
Los astilleros no cierran, siempre hay alguien trabajando. Muchos de los soldadores o carpinteros desplazados en Saint-Nazaire desconocen sus derechos y trabajan m¨¢s horas de las que marca su contrato, seg¨²n Georget, quien considera que adem¨¢s de alcanzar acuerdos en Bruselas es necesario que la inspecci¨®n laboral destape mucho m¨¢s el fraude. ¡°Puede que lo firmado sea legal, pero en el caso de los desplazados casi nunca se adecua a la realidad. Los contratados en Francia cumplimos las 35 horas semanales; los desplazados hacen 50 por menos dinero¡±, sentencia.
Los trabajadores desplazados en Saint-Nazaire llevan, por lo general, una vida rutinaria y austera. La mayor¨ªa no pasa all¨ª m¨¢s de un a?o. A pesar de que sus condiciones laborales son peores que las de sus colegas, algunos de estos operarios del Este cuadruplican sus ingresos mensuales al cobrar el salario m¨ªnimo franc¨¦s. Su intenci¨®n suele ser ahorrar todo lo posible durante su estancia en Francia y regresar a su pa¨ªs cuando termine el desplazamiento para seguir trabajando en la misma empresa, lo que los sindicatos consideran un freno a la hora de denunciar.
Las negociaciones en Bruselas para alcanzar acuerdos sobre la reforma han vuelto a evidenciar las discrepancias entre Este y Oeste. El presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, asumi¨® el asunto como su primera cause c¨¦l¨¨bre en Europa y lleg¨® a condicionar la viabilidad de la Uni¨®n al acuerdo alcanzado. ¡°Hay que poner coto a aquellos que contratan mano de obra en el extranjero con el ¨²nico fin de abaratar costes¡±, se?ala Agnes Jongerius, eurodiputada holandesa que ha sido ponente en la revisi¨®n de la directiva debatida en la Comisi¨®n. Jongerius destaca que hay trabajadores desplazados que viven en condiciones ¡°inaceptables¡± para la UE y que, cuando la reforma entre en vigor, los costes de alojamiento y transporte deber¨¢n siempre correr a cargo del empleador. En Polonia se ha rechazado vehementemente la reforma alegando que una de las consecuencias del mercado ¨²nico deber¨ªa ser la oferta de mano de obra m¨¢s barata. Hungr¨ªa, Lituania y Letonia se han posicionado firmemente con Varsovia.
La tasa de paro de Saint-Nazaire se sit¨²a por encima del 10%, ligeramente superior a la media de la regi¨®n (Pa¨ªses del Loira) y la nacional. Adem¨¢s del puerto y los astilleros, una planta de Airbus da empleo a 3.000 personas m¨¢s. ¡°El desplazamiento de trabajadores y el dumping salarial o laboral que conlleva dificulta la contrataci¨®n de j¨®venes locales¡±, subraya Xavier Perrin, teniente de alcalde de la ciudad, quien a?ade que el uso fraudulento del desplazamiento en el trabajo es caldo de cultivo para los nacionalismos y populismos. El pol¨ªtico socialista a?ade que son muchos los franceses que se mudan a Saint-Nazaire para trabajar en su industria y que la regi¨®n deber¨ªa renovar y adaptar los estudios de formaci¨®n de empleo a las necesidades locales.
Las medidas pactadas en Bruselas encarecer¨¢n el coste y aumentar¨¢n la carga burocr¨¢tica del desplazamiento de trabajadores. A¨²n as¨ª, estos solo representan el 0,9% de la fuerza laboral europea, y solo el 0,4% est¨¢ destinado en pa¨ªses con un salario m¨ªnimo superior al de origen, por lo que el impacto de las medidas en el global de la econom¨ªa del continente ser¨¢ limitado. En Saint-Nazaire s¨ª que conf¨ªan en que las medidas tengan un impacto en su econom¨ªa y terminen con la competencia salarial desleal. Mart¨ªnez, que termin¨® dejando la empresa gallega por no cobrar las horas extras trabajadas en Francia, espera que los empleados dejen de sentirse discriminados en Europa por su nacionalidad.?
El transporte por carretera queda excluido
En el acuerdo sobre la reforma de la directiva de los trabajadores desplazados alcanzado por los ministros de Trabajo de la UE en octubre se decidi¨® mantener fuera de la nueva regulaci¨®n al transporte por carretera. Espa?a, junto al grupo de Visegrado (Polonia, Hungr¨ªa, Eslovaquia y Rep¨²blica Checa), Portugal, Dinamarca e Irlanda, se opuso a que el tr¨¢fico terrestre de mercanc¨ªas quedara sometido a las mismas reglas, alegando las peculiaridades del sector como que sus trabajadores pueden llegar a cruzar tres fronteras europeas en una jornada de trabajo.
La eurodiputada espa?ola In¨¦s Ayala, muy activa en la regulaci¨®n comunitaria del transporte por carretera, explica por tel¨¦fono su defensa en Bruselas de los camioneros espa?oles. "El bloque formado por Francia, Alemania, B¨¦lgica y Austria lleg¨® incluso a legislar a nivel nacional medidas proteccionistas para dificultar y encarecer el trabajo de los camioneros de los pa¨ªses perif¨¦ricos". Otros como Suecia han defendido la prohibici¨®n de dormir en cabina.
"Algunos pretend¨ªan que los camioneros llevaran una oficina administrativa en cabina", apunta Sender, eurodiputada socialista desde 2004. Los antiguos socios de la UE alegan que no pueden competir con los servicios ofertados en pa¨ªses perif¨¦ricos como Rumania, Italia o Espa?a, que ofrecen peores condiciones laborales a sus camioneros e invierten menos en seguridad.
Al quedar al margen de la directiva sobre desplazamiento en el trabajo, la regulacion del transporte por carretera deber¨¢ comenzar a negociarse en los pr¨®ximos meses.
Europa Ciudadana - La movilidad laboral en la UEHoy en Europa Ciudadana hablamos de la movilidad laboral en la Uni¨®n Europea. Nos hemos desplazado a Francia para conocer las historias de algunos de los empleados inmigrantes que trabajan en sus astilleros #YoSoyEuropa Un proyecto financiado por el Parlamento Europeo (European Parliament)
Gepostet von El Pa¨ªs am Donnerstag, 1. Februar 2018