El discurso ¨ªntegro de Donald Trump, en espa?ol
Con una hora y 20 minutos, el discurso sobre el Estado de la Uni¨®n de Trump es el tercero m¨¢s largo despu¨¦s de los que pronunci¨® Bill Clinton en 2000 y 1995
Se?or presidente de la C¨¢mara de Representantes, se?or vicepresidente, miembros del Congreso, primera dama de Estados Unidos, compatriotas estadounidenses:
Ha transcurrido menos de un a?o desde que sub¨ª por primera vez a la tribuna de esta solemne c¨¢mara para hablar en nombre del pueblo estadounidense y referirme a sus preocupaciones, sus esperanzas y sus sue?os. Aquella noche, nuestro Gobierno ya hab¨ªa tomado medidas inmediatas. Una nueva oleada de optimismo recorr¨ªa el pa¨ªs.
Desde entonces no ha habido d¨ªa en que no hayamos seguido adelante con una visi¨®n clara y una misi¨®n justa: volver a hacer Estados Unidos grande para todos los estadounidenses.
Desde las elecciones, hemos creado 2,4 millones de puestos de trabajo, incluidos 200.000 nuevos empleos solamente en la industria
A lo largo de este ¨²ltimo a?o, hemos realizado avances incre¨ªbles y hemos obtenido resultados extraordinarios. Hemos hecho frente a retos que preve¨ªamos y a otros que jam¨¢s habr¨ªamos podido imaginar. Hemos compartido las m¨¢s altas cotas de la victoria y el dolor de la adversidad. Hemos resistido inundaciones, incendios y tormentas. Pero en todo ello, hemos sido testigos de la belleza del alma de Estados Unidos y de su fuerza de voluntad de acero.
Con cada prueba se han forjado nuevos h¨¦roes estadounidenses que nos recuerdan qui¨¦nes somos y nos ense?an lo que podemos ser.
Hemos visto a los voluntarios de la "armada cajun" correr al rescate con sus barcas de pesca para salvar a la gente tras un devastador hurac¨¢n.
Hemos visto c¨®mo unos desconocidos proteg¨ªan a otros desconocidos de una lluvia de balas en Las Vegas.
Hemos o¨ªdos historias de estadounidenses como el suboficial de la Guardia Costera Ashlee Leppert, presente hoy aqu¨ª en la tribuna junto a Melania. Ashlee iba a bordo de unos de los primeros helic¨®pteros que llegaron al lugar de los hechos durante el hurac¨¢n Harvey. A lo largo de 18 horas de viento y lluvia, Ashlee desafi¨® a los cables de alta tensi¨®n y a las aguas para ayudar a salvar m¨¢s de 40 vidas. Gracias, Ashlee.
Hemos o¨ªdo hablar de compatriotas como el bombero David Dahlberg. ?l tambi¨¦n nos acompa?a hoy. David se enfrent¨® a muros de fuego para rescatar a casi 60 ni?os atrapados en un campamento de verano amenazado por los incendios en California.
A todos los que a¨²n se est¨¢n recuperando en Texas, Florida, Luisiana, Puerto Rico, las Islas V¨ªrgenes, California y otros lugares, estamos con vosotros, os queremos y saldremos adelante juntos.
Algunas de las pruebas por las que pasamos el ¨²ltimo a?o afectaron muy directamente a esta C¨¢mara. Esta noche nos acompa?a una de las personas m¨¢s duras que jam¨¢s haya prestado servicio en esta casa, un tipo que recibi¨® un balazo, estuvo a punto de morir, y que, tres meses y medio despu¨¦s, estaba otra vez en su puesto: la leyenda de Luisiana, el congresista Steve Scalise.
Estamos incre¨ªblemente agradecidos por los heroicos esfuerzos de los agentes de la Polic¨ªa del Capitolio, la Polic¨ªa de Alexandria, as¨ª como de los m¨¦dicos, las enfermeras y el personal auxiliar que salvaron su vida y la de muchos otros en esta sala.
Tras el terrible tiroteo, todos nos unimos, no como republicanos o dem¨®cratas, sino como representantes del pueblo. Pero no basta con unirse en los momentos tr¨¢gicos. Esta noche insto a todos a que dejemos de lado nuestras diferencias, busquemos puntos en com¨²n y encontremos la unidad que necesitamos para cumplir con el pueblo para cuyo servicio fuimos elegidos.
A lo largo del ¨²ltimo a?o, el mundo ha sido testigo de lo que nosotros siempre hemos sabido: que no hay pueblo en la tierra tan valiente, audaz y decidido como el estadounidense. Si hay una monta?a, nosotros la escalamos; si hay una frontera, nosotros la cruzamos; si hay un desaf¨ªo, lo superamos; si hay una oportunidad, la aprovechamos.
Comencemos, pues, esta noche reconociendo que el Estado de la Uni¨®n es fuerte porque su pueblo es fuerte.
Y juntos estamos construyendo un Estados Unidos seguro, fuerte y orgulloso.
Desde las elecciones, hemos creado 2,4 millones de puestos de trabajo, incluidos 200.000 nuevos empleos solamente en la industria. Tras a?os de estancamiento de los salarios, por fin los estamos viendo subir.
La percepci¨®n de subsidios de desempleo ha alcanzado su punto m¨¢s bajo en 45 a?os. La tasa de paro entre los afroestadounidenses es las m¨¢s baja jam¨¢s registrada, y la de los hispanoestadounidenses tambi¨¦n ha llegado a los niveles m¨¢s bajos de la historia.
La confianza de las peque?as empresas no tiene precedentes. La Bolsa ha batido un r¨¦cord tras otro y ha incrementado su valor en ocho billones de d¨®lares, lo cual es una excelente noticia para los planes de pensiones, las jubilaciones, las pensiones y las cuentas de ahorro para la universidad de los estadounidenses.
Y, tal como promet¨ª al pueblo estadounidense desde esta tribuna hace 11 meses, hemos aprobado las mayores rebajas y reformas fiscales de la historia de Estados Unidos.
Nuestra dr¨¢stica reducci¨®n de impuestos proporciona un enorme alivio a la clase media y a la peque?a empresa.
Con el fin de rebajar los tipos fiscales a los estadounidenses que tanto trabajan, pr¨¢cticamente hemos duplicado la deducci¨®n est¨¢ndar a todo el mundo. En la actualidad, los primeros 24.000 d¨®lares de ingresos de un matrimonio est¨¢n totalmente libres de impuestos. Tambi¨¦n hemos duplicado la desgravaci¨®n por hijos.
Una t¨ªpica familia de cuatro miembros que gane 75.000 d¨®lares ver¨¢ sus impuestos reducidos en 2.000 d¨®lares, lo que supone rebajarlos a la mitad.
Este mes de abril ser¨¢ el ¨²ltimo que declar¨¦is seg¨²n un sistema viejo y caduco, y millones de estadounidenses dispondr¨¢n de un salario neto m¨¢s alto al empezar el mes.
Hemos eliminado un impuesto especialmente cruel que reca¨ªa en su mayor parte sobre los estadounidenses que ganan menos de 50.000 d¨®lares al a?o y los obligaba a pagar multas alt¨ªsimas solo porque no pod¨ªan permitirse los seguros m¨¦dicos impuestos por el Gobierno. Hemos derogado el n¨²cleo central del desastroso Obamacare; el mandato individual ha dejado de existir.
Hemos rebajado el impuesto sobre sociedades del 35% hasta el 21%, de manera que las empresas estadounidenses puedan competir y ganar frente a cualquiera en el mundo. Se calcula que solamente con estos cambios, los ingresos medios de una familia aumentar¨¢n en m¨¢s de 4.000 d¨®lares.
Las peque?as empresas tambi¨¦n se han beneficiado de una considerable rebaja fiscal, y ahora pueden desgravar el 20% de los ingresos de su negocio.
Esta noche tenemos aqu¨ª a Steve Staub y Sandy Keplinger, de Staub Manufacturing, una peque?a empresa de Ohio. Acaban de cerrar el mejor ejercicio en sus 20 a?os de historia. Gracias a la reforma fiscal, van a repartir ascensos, contratar¨¢n a 14 personas m¨¢s y se ampliar¨¢n con el edificio de al lado.
Hemos rebajado el impuesto sobre sociedades del 35% hasta el 21%, de manera que las empresas estadounidenses puedan competir y ganar frente a cualquiera en el mundo
Uno de los empleados de Staub, Corey Adams, est¨¢ tambi¨¦n con nosotros esta noche. Corey es el t¨ªpico trabajador estadounidense. Trabaj¨® al mismo tiempo que estudiaba en el instituto, perdi¨® el empleo en la recesi¨®n de 2008, y fue m¨¢s tarde contratado por Staub, donde se form¨® para convertirse en soldador. Como muchos estadounidenses industriosos, Corey planea invertir el aumento de sueldo conseguido gracias a las reducciones de impuestos en su nueva casa y en la educaci¨®n de sus dos hijas. Por favor, felicitemos todos a Corey.
Desde que aprobamos las reducciones de impuestos, aproximadamente 3 millones de trabajadores han recibido primas relacionadas con ellas, miles de d¨®lares por trabajador en muchos casos. Apple acaba de anunciar que planea invertir un total de 350.000 millones de d¨®lares en Estados Unidos, y contratar a otros 20.000 trabajadores.
Este es nuestro nuevo momento estadounidense. No ha habido nunca un tiempo mejor para empezar a vivir el sue?o americano.
De modo que a todos los ciudadanos que est¨¢is viendo la televisi¨®n esta noche os digo que, independientemente de d¨®nde hay¨¢is estado, o de d¨®nde veng¨¢is, este es vuestro momento. Si trabaj¨¢is con ah¨ªnco, si cre¨¦is en vosotros mismos, si cre¨¦is en Estados Unidos, podr¨¦is so?ar con cualquier cosa, podr¨¦is ser cualquier cosa, y juntos, podremos conseguirlo todo.
Esta noche, quiero hablar sobre el tipo de futuro que vamos a tener, y sobre el tipo de naci¨®n que vamos a ser. Todos nosotros, juntos, como un equipo, un pueblo y una familia estadounidense.
Todos compartimos la misma casa, el mismo coraz¨®n, el mismo destino y la misma gran bandera estadounidense.
Juntos, estamos redescubriendo el estilo americano.
En Estados Unidos sabemos que el centro de la vida estadounidense no son el Estado y la burocracia, sino la fe y la familia. Nuestro lema es "en Dios confiamos".
Y rendimos homenaje a nuestra polic¨ªa, a nuestro Ej¨¦rcito y a nuestros incre¨ªbles excombatientes como h¨¦roes que merecen nuestro total e inquebrantable apoyo.
Esta noche est¨¢ aqu¨ª Preston Sharp, un chico de 12 a?os de Redding, California, que se fij¨® en que las tumbas de los excombatientes no estaban se?aladas con banderas el D¨ªa de los Excombatientes. Decidi¨® cambiar eso e inici¨® un movimiento que hoy en d¨ªa ha colocado 40.000 banderas en las tumbas de nuestros grandes h¨¦roes. Preston: un trabajo bien hecho.
Los j¨®venes patriotas como Preston nos ense?an a todos nuestro deber c¨ªvico como estadounidenses. La veneraci¨®n de Preston por aquellos que han servido a nuestra Naci¨®n nos recuerda por qu¨¦ saludamos a nuestra bandera, por qu¨¦ ponemos las manos en nuestros corazones en la Jura de la Bandera y por qu¨¦ nos levantamos con orgullo para escuchar el himno nacional.
Los estadounidenses aman a su pa¨ªs. Y se merecen un Gobierno que les muestre a cambio el mismo amor y la misma lealtad.
Durante el ¨²ltimo a?o, hemos intentado restablecer los v¨ªnculos de la confianza entre nuestros ciudadanos y su Gobierno.
En 2016, perdimos a 64.000 estadounidenses por sobredosis: 174 muertes diarias; siete cada hora. Debemos ser mucho m¨¢s duros con los narcos y peque?os traficantes
Trabajando con el Senado, estamos nombrando jueces que interpretar¨¢n la Constituci¨®n tal como est¨¢ escrita, entre ellos un nuevo magistrado del Tribunal Supremo, y a m¨¢s jueces de tribunales de primera instancia que ning¨²n nuevo Gobierno en la historia de nuestro pa¨ªs.
Defendemos la Segunda Enmienda y hemos adoptado medidas hist¨®ricas para proteger la libertad religiosa.
Y servimos a nuestros valientes excombatientes, d¨¢ndoles, entre otras cosas, la opci¨®n de elegir a la hora de tomar decisiones relacionadas con su asistencia m¨¦dica. El a?o pasado, el Congreso aprob¨®, y yo firm¨¦, la Ley de Responsabilidad del Departamento de Asuntos de Excombatientes. Desde su aprobaci¨®n, mi Gobierno ya ha despedido a m¨¢s de 1.500 empleados del Departamento de Asuntos de Excombatientes que no prestaron a nuestros veteranos los cuidados que se merecen, y vamos a contratar a personas con talento que aman a nuestros excombatientes tanto como nosotros.
No parar¨¦ hasta que nuestros excombatientes est¨¦n debidamente atendidos, que es lo que les he prometido desde el inicio de este gran viaje.
Todos los estadounidenses merecen responsabilidad y respeto, y eso es lo que les estamos dando. Por eso esta noche, pido al Congreso que dote a todos los secretarios del Gobierno de autoridad para recompensar a los buenos trabajadores y destituir a los empleados federales que socaven la confianza de la ciudadan¨ªa o le fallen al pueblo estadounidense.
En nuestro impulso por hacer Washington m¨¢s responsable, hemos eliminado m¨¢s reglamentaciones en nuestro primer a?o que cualquier gobierno en la historia.
Hemos puesto fin a la guerra contra la energ¨ªa estadounidense Unidos, y hemos puesto fin a la guerra contra el carb¨®n limpio. Ahora exportamos energ¨ªa al mundo.
En Detroit, he detenido ¨®rdenes administrativas que paralizaban a los trabajadores del sector automotriz estadounidense, para que la Ciudad del Motor pueda volver a acelerar.
Muchas empresas del autom¨®vil est¨¢n ahora construyendo y ampliando f¨¢bricas en Estados Unidos, algo que no ve¨ªamos desde hac¨ªa d¨¦cadas. Chrysler est¨¢ trasladando una gran f¨¢brica de M¨¦xico a Michigan; Toyota y Mazda van a abrir una planta en Alabama. Pronto, se inaugurar¨¢n instalaciones por todo el pa¨ªs. Todas estas son noticias que los estadounidenses no est¨¢n acostumbrados a o¨ªr; desde hace muchos a?os, las empresas y los puestos de trabajo no hac¨ªan m¨¢s que dejarnos. Pero ahora est¨¢n volviendo.
A diario se producen avances interesantes.
Para acelerar el acceso a grandes avances m¨¦dicos y a f¨¢rmacos gen¨¦ricos asequibles, el a?o pasado la Administraci¨®n de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en ingl¨¦s) aprob¨® m¨¢s f¨¢rmacos nuevos y gen¨¦ricos y m¨¢s dispositivos m¨¦dicos que nunca antes en nuestra historia.
Tambi¨¦n creemos que los pacientes con enfermedades terminales deber¨ªan poder acceder a tratamientos experimentales con potencial para salvarles la vida.
Los pacientes con enfermedades terminales no deber¨ªan tener que salir del pa¨ªs en busca de un tratamiento; quiero darles la oportunidad aqu¨ª en su pa¨ªs. Es hora de que el Congreso d¨¦ a estos maravillosos estadounidenses el "derecho a probar".
Una de mis primeras prioridades es la de reducir el precio de los f¨¢rmacos expedidos con receta m¨¦dica. En muchos otros pa¨ªses, estos f¨¢rmacos cuestan mucho menos de lo que pagamos por ellos en Estados Unidos. Por eso he ordenado a mi Gobierno que convierta en una de nuestras principales prioridades el dar soluci¨®n a la injusticia que suponen los elevados precios de los medicamentos. Los precios bajar¨¢n.
Estados Unidos ha pasado tambi¨¦n p¨¢gina por fin a d¨¦cadas de tratados comerciales injustos que sacrificaban nuestra prosperidad y se llevaban nuestras empresas, nuestros puestos de trabajo y la riqueza de nuestra naci¨®n.
La era de la rendici¨®n econ¨®mica ha terminado.
De ahora en adelante, esperamos que las relaciones comerciales sean equitativas y rec¨ªprocas.
Trabajaremos para enmendar los malos tratados comerciales y negociar otros nuevos.
Y protegeremos a los trabajadores estadounidenses y la propiedad intelectual estadounidense mediante una firme aplicaci¨®n de nuestras normas comerciales.
Al tiempo que reconstruimos nuestras industrias, tambi¨¦n es hora de reconstruir nuestras desmoronadas infraestructuras.
Estados Unidos es un pa¨ªs de constructores. Levantamos el Empire State Building en solo 1 a?o. ?No es una desgracia que ahora hagan falta 10 a?os para conseguir que se apruebe la construcci¨®n de una simple carretera?
Pido a ambos partidos que se unan para darnos las infraestructuras seguras, r¨¢pidas, fiables y modernas que nuestra econom¨ªa necesita y nuestros ciudadanos merecen.
Esta noche, hago un llamamiento al Congreso para que elabore una ley que destine al menos 1,5 billones de d¨®lares para invertir en las nuevas infraestructuras que necesitamos.
Cada d¨®lar federal deber¨ªa ir respaldado por una alianza con las administraciones estatales y locales y, cuando proceda, recurrir a la inversi¨®n del sector privado, para solucionar de manera permanente el d¨¦ficit de infraestructuras.
Cualquier ley deber¨¢ tambi¨¦n racionalizar el sistema de aprobaci¨®n y concesi¨®n de licencias, reduci¨¦ndolo a un m¨¢ximo de dos a?os, quiz¨¢ incluso uno.
Juntos, podemos recuperar nuestra herencia como constructores. Construiremos flamantes carreteras, puentes, autopistas, v¨ªas f¨¦rreas y v¨ªas fluviales por toda nuestra tierra. Y lo haremos con coraz¨®n estadounidense, con manos estadounidenses y con agallas estadounidenses.
Queremos que todos los estadounidenses conozcan la dignidad de una dura jornada de trabajo. Queremos que todos los ni?os est¨¦n seguros en su casa por la noche. Y queremos que todos los ciudadanos est¨¦n orgullosos de esta tierra a la que amamos.
Podemos elevar a nuestros ciudadanos de la asistencia social al trabajo, de la dependencia a la independencia, y de la pobreza a la prosperidad.
A medida que las rebajas fiscales crean nuevos puestos de trabajo, invirtamos en desarrollo y formaci¨®n de los trabajadores. Abramos grandes escuelas de formaci¨®n profesional para que nuestros futuros trabajadores puedan aprender un oficio y desarrollar su todo su potencial. Y apoyemos a las familias trabajadoras potenciando los permisos remunerados para el cuidado de un familiar.
Conforme Estados Unidos recupera su fuerza, esta oportunidad debe extenderse a todos los ciudadanos. Por eso este a?o nos embarcaremos en la reforma de nuestras c¨¢rceles, para dar una segunda oportunidad a los expresidiarios que hayan cumplido su condena.
Las comunidades en apuros, en especial las comunidades de inmigrantes, recibir¨¢n tambi¨¦n ayuda mediante pol¨ªticas migratorias centradas en lo que resulte m¨¢s beneficioso para los trabajadores y las familias estadounidenses.
Durante d¨¦cadas, la apertura de fronteras ha permitido que drogas y bandas entren en masa en nuestras comunidades m¨¢s vulnerables. Han permitido que millones de trabajadores con bajos salarios compitan por puestos de trabajo y sueldos con los estadounidenses m¨¢s pobres. Y lo m¨¢s tr¨¢gico es que han causado la p¨¦rdida de muchas vidas inocentes.
Esta noche est¨¢n aqu¨ª dos padres y dos madres: Evelyn Rodr¨ªguez, Freddy Cuevas, Elizabeth Alvarado y Robert Mickens. Sus dos hijas adolescentes ¨CKayla Cuevas y Nisa Mickens¨C eran amigas ¨ªntimas en Long Island. Pero en septiembre de 2016, en la v¨ªspera del 16? cumplea?os de Nisa, ninguna de las dos regres¨® a casa. Estas dos preciosas ni?as fueron brutalmente asesinadas cuando caminaban juntas por su ciudad. Seis miembros de la salvaje banda MS-13 han sido acusados del asesinato de Kayla y Nisa. Muchos de estos miembros de bandas aprovecharon evidentes lagunas legales para entrar en nuestro pa¨ªs como menores extranjeros no acompa?ados, y acabaron en el instituto de Kayla y Nisa.
Evelyn, Elizabeth, Freddy y Robert: hoy, en esta c¨¢mara, todos rezamos por vosotros. Todos en Estados Unidos lloramos por vosotros. Y 320 millones de corazones se rompen por vosotros. No logramos imaginar la profundidad de vuestra pena, pero podemos asegurarnos de que otras familias nunca tengan que soportar este dolor.
Esta noche, pido al Congreso que elimine por fin esas mortales lagunas legales que han permitido a los miembros de la MS-13 y a otros criminales irrumpir en nuestro pa¨ªs. Hemos propuesto nueva legislaci¨®n que enmendar¨¢ nuestras leyes de inmigraci¨®n, y apoyar¨¢ a nuestros agentes del Servicio de Inmigraci¨®n y Aduanas (ICE por sus siglas en ingl¨¦s) y de la Patrulla Fronteriza, para que esto no pueda volver a ocurrir.
Estados Unidos es una naci¨®n compasiva. Estamos orgullosos de hacer m¨¢s que cualquier otro pa¨ªs para ayudar a los necesitados, a los que est¨¢n en apuros, a los desfavorecidos de todo el mundo. Pero como presidente de Estados Unidos, mi mayor lealtad, mi mayor compasi¨®n, y mi constante preocupaci¨®n van dirigidos a los ni?os estadounidenses, a los trabajadores estadounidenses que pasan apuros, y a las comunidades olvidadas de Estados Unidos. Quiero que nuestros j¨®venes crezcan y logren cosas grandes. Quiero que nuestros pobres tengan la oportunidad de medrar.
Por eso, esta noche, tiendo una mano abierta para colaborar con los miembros de ambos partidos ¨Cdem¨®cratas y republicanos¨C en la protecci¨®n de nuestros ciudadanos de cualquier procedencia, color, religi¨®n y credo. Mi deber, y el sagrado deber de toda autoridad elegida para esta c¨¢mara, es defender a los estadounidenses, y proteger su seguridad, sus familias, sus comunidades, y su derecho al sue?o americano. Porque tambi¨¦n los estadounidenses son so?adores.
Esta noche est¨¢ aqu¨ª un l¨ªder en el esfuerzo de defender a nuestro pa¨ªs: el agente especial de Investigaciones de Seguridad Interior Celestino Mart¨ªnez, conocido como CJ. CJ sirvi¨® 15 a?os en las Fuerzas A¨¦reas para despu¨¦s convertirse en agente del ICE, donde ha pasado los ¨²ltimos 15 a?os luchando contra la violencia de las bandas y sacando a peligrosos criminales de nuestras calles. Lleg¨® un momento en el que los jefes de la MS-13 ordenaron asesinarlo. Pero ¨¦l no cedi¨® a las amenazas ni al miedo. El pasado mayo, detuvo a casi 400 delincuentes, entre ellos, m¨¢s de 220 miembros de la MS-13.
Gran trabajo, CJ. Ahora, hagamos que el Congreso te mande refuerzos.
En las pr¨®ximas semanas, la C¨¢mara de Representantes y el Senado votar¨¢n un paquete de reforma de las leyes de inmigraci¨®n.
En los ¨²ltimos meses, mi Gobierno se ha reunido extensamente con dem¨®cratas y republicanos para elaborar una reforma de las leyes de inmigraci¨®n en la que participen ambos partidos. Bas¨¢ndonos en estos debates, presentamos al Congreso una propuesta detallada que ambos partidos deber¨ªan apoyar, por tratarse de un acuerdo equitativo, un acuerdo en el que nadie obtiene todo lo que quiere, pero en el que nuestro pa¨ªs consigue las reformas fundamentales que necesita.
Estos son los cuatro pilares de nuestro plan:
El primer pilar de nuestro marco ofrece generosamente una senda para la obtenci¨®n de la ciudadan¨ªa a 1,8 millones de inmigrantes ilegales tra¨ªdos aqu¨ª por sus padres cuando eran muy j¨®venes; eso abarca a casi el triple de personas que el anterior Gobierno. Con nuestro plan, los que cumplan los requisitos de educaci¨®n y trabajo, y muestren un buen car¨¢cter moral, podr¨¢n convertirse en ciudadanos estadounidense de pleno derecho.
El segundo pilar asegura por completo la frontera. Eso significa construir un muro en la frontera sur, y significa contratar a m¨¢s h¨¦roes como CJ para mantener la seguridad de nuestras comunidades. Y lo m¨¢s crucial, nuestro plan elimina las lagunas legales de las que se aprovecham los criminales y los terroristas para entrar en nuestro pa¨ªs, y pone fin a la peligrosa pr¨¢ctica de "apresar y soltar".
El tercer pilar pone fin a la loter¨ªa de visados, un programa que entrega aleatoriamente tarjetas verdes sin tener en cuenta las aptitudes, el m¨¦rito o la seguridad de nuestra gente. Es hora de empezar a establecer un sistema de inmigraci¨®n basado en el m¨¦rito, que admita a personas preparadas, dispuestas a trabajar, que hagan una aportaci¨®n a nuestra sociedad, y que amen y respeten a nuestro pa¨ªs.
El cuarto y ¨²ltimo pilar protege la familia nuclear poniendo fin a la inmigraci¨®n en cadena. Con el actual sistema quebrado, un solo inmigrante puede traer una cantidad ilimitada de parientes lejanos. En nuestro plan, nos centramos en la familia inmediata, al limitar los patrocinios a c¨®nyuges e hijos menores de edad. Esta reforma vital no solo es necesaria para nuestra econom¨ªa sino tambi¨¦n para nuestra seguridad y nuestro futuro.
En las ¨²ltimas semanas, la loter¨ªa de visados y la inmigraci¨®n en cadena han posibilitado dos atentados terroristas en Nueva York. En la era del terrorismo, estos programas plantean riesgos que ya no podemos permitirnos.
Es hora de reformar estas normas migratorias desfasadas e introducir por fin nuestro sistema de inmigraci¨®n en el siglo XXI.
Estos cuatro pilares representan un acuerdo intermedio, que crear¨¢ un sistema de inmigraci¨®n seguro, moderno y leg¨ªtimo.
Washington lleva m¨¢s de 30 a?os intentando resolver este problema sin lograrlo. Este Congreso puede ser el que por fin lo haga realidad.
Y lo m¨¢s importante, estos cuatro pilares dar¨¢n lugar a una legislaci¨®n que cumpla mi promesa inquebrantable de solo firmar una ley que ponga por delante a Estados Unidos. De modo que un¨¢monos, dejemos a un lado las ideolog¨ªas pol¨ªticas, y cumplamos por fin con nuestra tarea.
Estas reformas apoyar¨¢n tambi¨¦n nuestra respuesta a la terrible crisis de la adicci¨®n a opioides y drogas.
En 2016, perdimos a 64.000 estadounidenses por sobredosis: 174 muertes diarias; siete cada hora. Debemos ser mucho m¨¢s duros con los narcos y los peque?os traficantes si queremos frenar esta plaga.
Mi Gobierno est¨¢ comprometido a luchar contra la epidemia de las drogas y a ayudar a que reciban tratamiento los que lo necesitan. La lucha ser¨¢ larga y dif¨ªcil, pero, como siempre hacen los estadounidenses, triunfaremos.
Como hemos visto esta noche, los retos m¨¢s dif¨ªciles hacen que Estados Unidos d¨¦ lo mejor de s¨ª.
La historia de la familia Holets, de Nuevo M¨¦xico, refleja v¨ªvidamente esta verdad. Ryan Holets tiene 27 a?os y es un agente del Departamento de Polic¨ªa de Albuquerque. Est¨¢ aqu¨ª esta noche con su mujer, Rebecca. El a?o pasado, Ryan estaba de servicio cuando vio a una mujer sin hogar embarazada prepar¨¢ndose para inyectarse hero¨ªna. Cuando Ryan le dijo que le iba a hacer da?o a su hijo no nato, ella empez¨® a llorar. Le dijo que no sab¨ªa a qui¨¦n acudir, pero que necesitaba desesperadamente un hogar seguro para su beb¨¦.
Ryan dice que, en aquel momento, sinti¨® que Dios le hablaba: "Lo har¨¢s, porque puedes". Sac¨® una foto de su mujer y de sus cuatro hijos. Luego, volvi¨® a casa para dec¨ªrselo a su mujer, Rebecca. En un instante, ellas accedi¨® a adoptarla. Los Holets llamaron a su nueva hija Hope [Esperanza].
Ryan y Rebecca: simboliz¨¢is la bondad de nuestra Naci¨®n. Gracias y enhorabuena.
A medida que recuperamos la fuerza y la confianza de EE UU en casa, tambi¨¦n recuperamos nuestra fuerza y nuestra posici¨®n en el extranjero.
En todo el mundo, nos enfrentamos a reg¨ªmenes d¨ªscolos, a grupos terroristas y a rivales como China y Rusia que desaf¨ªan nuestros intereses, nuestra econom¨ªa y nuestros valores. Sabemos que, a la hora de hacer frente a estos peligros, la debilidad es la senda m¨¢s segura hacia el conflicto, y una fuerza sin par es el medio m¨¢s seguro para defendernos.
Por esta raz¨®n, le pido al Congreso que ponga fin al peligroso secuestro de la defensa y que financie totalmente a nuestras grandes Fuerzas Armadas.
Como parte de nuestra defensa, debemos modernizar y reconstruir nuestro arsenal nuclear, que, con suerte, nunca tendremos que utilizar, pero que deber¨¢ ser tan fuerte y poderoso que disuada cualquier acto de agresi¨®n. Quiz¨¢s alg¨²n d¨ªa, en el futuro, habr¨¢ un momento m¨¢gico en el que los pa¨ªses del mundo se pongan de acuerdo para eliminar sus armas nucleares. Por desgracia, todav¨ªa no hemos llegado a ese punto.
El a?o pasado, tambi¨¦n promet¨ª que trabajar¨ªamos con nuestros aliados para borrar al EI de la faz de la Tierra. Un a?o despu¨¦s, estoy orgulloso de informar de que la coalici¨®n para derrotar al EI ha liberado casi el 100% del territorio que antes ocupaban estos asesinos en Irak y en Siria. Pero queda mucho trabajo por hacer. Proseguiremos nuestra lucha hasta que el EI sea derrotado.
El sargento del Ej¨¦rcito Justin Peck est¨¢ aqu¨ª esta noche. El pasado mes de noviembre, Justin y su compa?ero, el suboficial de la Marina Kenton Stacy, estaban cerca de Raqa en una misi¨®n para limpiar los edificios que el EI hab¨ªa llenado de explosivos y permitir que los civiles pudiesen volver a la ciudad.
Mientras limpiaba el segundo piso de un hospital vital, Kenton Stacy result¨® gravemente herido por una explosi¨®n. Justin entr¨® en el edificio repleto de trampas explosivas y encontr¨® a Kenton en mal estado. Presion¨® la herida y le insert¨® un tubo para volver a abrir las v¨ªas respiratorias. M¨¢s tarde, le practic¨® una RCP durante 20 minutos seguidos durante el transporte terrestre y mantuvo la respiraci¨®n artificial a lo largo de las 2 horas de cirug¨ªa de emergencia.
Kenton Stacy habr¨ªa muerto de no ser por el amor abnegado de Justin por un compa?ero militar. Esta noche, Kenton se recupera en Tejas. Raqa ha sido liberada. Y Justin lleva puesta su nueva Estrella de Bronce con la "V" de "Valor". Suboficial de la Marina Peck: todo Estados Unidos le aclama.
Los terroristas que hacen cosas como colocar bombas en hospitales civiles son malvados. Cuando es posible, los aniquilamos. Cuando sea necesario, debemos ser capaces de detenerlos y de interrogarlos. Pero debemos ser claros: los terroristas no son meramente criminales. Son unos combatientes enemigos ilegales. Y cuando los capturamos en el extranjero, deber¨ªan ser tratados como los terroristas que son.
En el pasado, hemos liberado est¨²pidamente a centenares de terroristas peligrosos, solo para encontrarnos con ellos otra vez en el campo de batalla, entre ellos el l¨ªder del EI, Al Baghdadi.
Por eso, hoy, he cumplido otra promesa. Acabo de firmar una orden dando instrucciones al Secretario Mattis para que revise nuestra pol¨ªtica de detenci¨®n y para mantener abiertas nuestras instalaciones de detenci¨®n en la Bah¨ªa de Guant¨¢namo.
Tambi¨¦n voy a pedirle al Congreso que se asegure de que, en la lucha contra el EI y Al Qaeda, sigamos teniendo todo el poder necesario para detener a los terroristas, all¨ª donde los localicemos.
Nuestros combatientes en Afganist¨¢n tambi¨¦n tienen nuevas normas de intervenci¨®n. Nuestras Fuerzas Armadas, junto con sus heroicos socios afganos, ya no se ven perjudicadas por calendarios artificiales, y ya no diremos nuestros planes a nuestros enemigos.
El mes pasado, tambi¨¦n adopt¨¦ una medida apoyada un¨¢nimemente por el Senado solo unos meses antes: reconoc¨ª a Jerusal¨¦n como capital de Israel.
Al poco tiempo, docenas de pa¨ªses votaron en la Asamblea General de Naciones Unidas en contra del derecho soberano de Estados Unidos a realizar este reconocimiento. Los contribuyentes estadounidenses env¨ªan a esos mismos pa¨ªses miles de millones de d¨®lares en ayudas cada a?o.
Esa es la raz¨®n por la que, esta noche, le pido al Congreso que apruebe la legislaci¨®n para ayudar a garantizar que los d¨®lares de la ayuda exterior estadounidense siempre sirvan a los intereses estadounidenses y que solo se destinen a los amigos de Estados Unidos.
A medida que reforzamos los lazos de amistad en todo el mundo, tambi¨¦n arrojamos claridad sobre nuestros adversarios.
Cuando los ciudadanos de Ir¨¢n se alzaron contra los cr¨ªmenes de su corrupta dictadura, no me qued¨¦ callado. Estados Unidos apoya a los iran¨ªes en su valiente lucha por la libertad.
Voy a pedirle al Congreso que aborde los fallos fundamentales en el terrible acuerdo nuclear con Ir¨¢n.
Mi Gobierno tambi¨¦n ha impuesto duras sanciones a las dictaduras comunistas y socialistas en Cuba y en Venezuela.
Pero ning¨²n r¨¦gimen ha oprimido con m¨¢s fuerza y m¨¢s brutalidad a sus propios ciudadanos que la cruel dictadura de Corea del Norte.
La temeraria carrera de Corea del Norte por conseguir misiles nucleares podr¨ªa ser muy pronto una amenaza para nuestra patria.
Estamos llevando a cabo una campa?a de m¨¢xima presi¨®n para impedir que eso suceda.
Las experiencias del pasado nos han ense?ado que la complacencia y las concesiones solo invitan a la agresi¨®n y a la provocaci¨®n. No repetir¨¦ los errores de pasados Gobiernos que nos han llevado a esta peligrosa posici¨®n.
Solo tenemos que ver el depravado car¨¢cter del r¨¦gimen norcoreano para entender la naturaleza de la amenaza nuclear que podr¨ªa suponer para Estados Unidos y nuestros aliados.
Otto Warmbier era un estudiante trabajador de la Universidad de Virginia. De camino para estudiar en el extranjero, en Asia, Otto hizo un viaje por Corea del Norte. Al terminarlo, este maravilloso joven fue detenido y acusado de cr¨ªmenes contra el Estado. Despu¨¦s de un vergonzoso juicio, la dictadura conden¨® a Otto a 15 a?os de trabajos forzosos, antes de devolverlo a Estados Unidos el pasado mes de junio, horriblemente herido y al borde de la muerte. Falleci¨® solo unos d¨ªas despu¨¦s de su regreso.
Los padres de Otto, Fred y Cindy Warmbier, est¨¢n aqu¨ª con nosotros esta noche, junto con el hermano y la hermana de Otto, Austin y Greta. Sois unos poderosos testigos de una amenaza que acecha a nuestro mundo, y vuestra fuerza nos inspira a todos. Esta noche, prometemos honrar la memoria de Otto con la resoluci¨®n estadounidense.
Por ¨²ltimo, nos acompa?a un testigo m¨¢s de la siniestra naturaleza de este r¨¦gimen. Su nombre es Ji Seong-ho.
En 1996, Seong-ho era un chico hambriento en Corea del Norte. Un d¨ªa, intent¨® robar carb¨®n de un vag¨®n de ferrocarril para cambiarlo por un poco de comida. Mientras lo hac¨ªa, se desmay¨® en las v¨ªas del tren, agotado por el hambre. Se despert¨® cuando un tren le pas¨® por encima de sus extremidades. Posteriormente, sufri¨® m¨²ltiples amputaciones sin tomar nada para aliviar el dolor. Su hermano y su hermana le dieron los escasos alimentos que ten¨ªan para que se recuperase, y mientras, ellos tuvieron que comer tierra, lo que atrofi¨® permanentemente su propio crecimiento. M¨¢s tarde, fue torturado por las autoridades norcoreanas despu¨¦s de volver de una breve visita a China. Sus torturadores quer¨ªan saber si hab¨ªa conocido a alg¨²n cristiano. S¨ª lo hab¨ªa conocido; y decidi¨® ser libre.
Seong-ho recorri¨® miles de kil¨®metros con sus muletas a lo largo de China y del sudeste de Asia hasta la libertad. La mayor parte de su familia le sigui¨®. Su padre fue detenido cuando intentaba escapar y fue torturado hasta la muerte.
Actualmente Seong-ho vive en Se¨²l, donde se dedica a rescatar a otros desertores, y difunde en Corea del Norte lo que m¨¢s teme el r¨¦gimen: la verdad.
Ahora tiene una pierna nueva. Pero, Seong-ho, entiendo que sigues manteniendo esas muletas para recordar lo lejos que has llegado. Tu gran sacrificio es una inspiraci¨®n para todos nosotros.
La historia de Seong-ho es un testimonio del anhelo de todo ser humano de vivir en libertad.
Y fue ese mismo anhelo de libertad el que hace casi 250 a?os dio nacimiento a un lugar especial llamado Estados Unidos. Era un peque?o grupo de colonias atrapadas entre un gran oc¨¦ano y un vasto territorio salvaje. Pero fue el hogar de un pueblo incre¨ªble con una idea revolucionaria: que se pod¨ªa gobernar a s¨ª mismo. Que pod¨ªa trazar su propio destino. Y que, juntos, pod¨ªan iluminar al mundo.
En eso ha consistido siempre nuestro pa¨ªs. Eso es lo que los estadounidenses siempre han representado, lo que siempre se han esforzado por conseguir y lo que siempre han hecho.
En lo alto de la c¨²pula del Capitolio se encuentra la Estatua de la Libertad. Se yergue alta y digna entre los monumentos a nuestros antepasados que lucharon, vivieron y murieron para protegerla.
Monumentos a Washington y a Jefferson, a Lincoln y a King. Monumentos conmemorativos de los h¨¦roes de Yorktown y Saratoga, de los j¨®venes estadounidenses que derramaron su sangre en las costas de Normand¨ªa y en los campos de otros lugares. Y otros, que cayeron en las aguas del Pac¨ªfico y en los cielos de Asia.
Y la libertad se yergue sobre un monumento m¨¢s: este. Este Capitolio. Este monumento viviente al pueblo estadounidense.
Un pueblo cuyos h¨¦roes no solo viven en el pasado, sino a nuestro alrededor, defendiendo la esperanza, el orgullo y el estilo de vida estadounidense.
Trabajan en todos los oficios. Se sacrifican para sacar adelante a una familia. Cuidan de nuestros hijos en casa. Defienden nuestra bandera en el extranjero. Son madres fuertes y ni?os valientes. Son bomberos, agentes de polic¨ªa, guardias de fronteras, m¨¦dicos y marines.
Pero, por encima de todo, son estadounidenses. Y este Capitolio, esta ciudad y esta Naci¨®n, les pertenecen.
Nuestra tarea es respetarlos, escucharlos, servirlos, protegerlos y ser siempre dignos de ellos.
Los estadounidenses llenan el mundo de arte y de m¨²sica. Superan los l¨ªmites de la ciencia y del descubrimiento. Y siempre nos recuerdan lo que nunca deber¨ªamos olvidar: el pueblo so?¨® este pa¨ªs, el pueblo construy¨® este pa¨ªs y es el pueblo el que va a hacer que EE UU sea grande otra vez.
Mientras nos sintamos orgullosos de qui¨¦nes somos y por lo que luchamos, no hay nada que no podamos lograr.
Mientras tengamos confianza en nuestros valores, fe en nuestros ciudadanos y seguridad en nuestro Dios, no fracasaremos.
Nuestras familias saldr¨¢n adelante.
Nuestro pueblo prosperar¨¢.
Y nuestra naci¨®n siempre ser¨¢ segura, fuerte, orgullosa, poderosa y libre.
Gracias, y que Dios bendiga a Am¨¦rica.
Traducci¨®n de New Clips
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