La Rusia profunda busca su hueco en las elecciones
Viaje de campa?a con Grigori Yavlinski, candidato liberal a la presidencia rusa, a Pskov, una provincia empobrecida en la frontera con la Uni¨®n Europea
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
¡°?Por qu¨¦ en las tierras que fueron cuna del Estado ruso, en la frontera con la Uni¨®n Europea, viven gentes tan pobres?¡±. Esta pregunta se repiti¨® en Pskov durante los dos d¨ªas que el pol¨ªtico Grigori Yavlinski viaj¨® por esta provincia la semana pasada, tras entregar en Mosc¨² las firmas requeridas para registrarse oficialmente como candidato a la presidencia de Rusia.
Con una poblaci¨®n menguante de 636.000 habitantes (843.000 en 1991), Pskov es parte de lo que se denomina la ¡°Rusia profunda¡±. Este concepto no se mide por el patrimonio cultural (enorme en el caso de esta provincia mayor que Arag¨®n) ni por la distancia geogr¨¢fica a los grandes centros urbanos, sino por el nivel de vida. En este punto, Pskov est¨¢ a a?os luz de Mosc¨² y San Petersburgo, hacia donde huyen sus habitantes en busca de trabajo.
El partido Y¨¢bloko, del que Yavlinski es fundador, a¨²na el liberalismo con el ecologismo y corrientes como la socialdemocracia. En la actualidad, no tiene representaci¨®n en el parlamento estatal ruso y, por ello, para registrarse como candidato, Yavlinski, que ya compiti¨® por la presidencia en 1996 y en 2000, necesita 100.000 firmas de apoyo. En Pskov, Y¨¢bloko es una estructura bien organizada (38 cargos electos a diferentes niveles) y su l¨ªder local, el historiador y diputado del parlamento regional Lev Schlosberg, es conocido m¨¢s all¨¢ de su regi¨®n. En 2014, denunci¨® la posible implicaci¨®n de la divisi¨®n de paracaidistas de Pskov en apoyo de los separatistas en el Este de Ucrania. Tras divulgar fotos de las tumbas de dos paracaidistas reci¨¦n enterrados, Schlosberg fue golpeado por unos desconocidos.
Con Putin afianzado y sus pretendientes compitiendo entre s¨ª, Yavlinski tiene escasa posibilidad de ser elegido. Pero si varios millones de electores apoyaran su programa, insiste, el jefe del Estado tendr¨ªa que o¨ªrlos y cambiar de rumbo. El restablecimiento de las buenas relaciones con Ucrania, mediante el fin de la guerra en Donb¨¢s y una conferencia internacional sobre Crimea, son prioridad para el pol¨ªtico, que en Pskov aborda sobre todo los problemas de las regiones ¡°depresivas¡±. El economista aboga por dejar en estos territorios las recaudaciones de impuestos que ahora van a Mosc¨², por crear cuentas de ahorros para que los habitantes de estas regiones se beneficien de las exportaciones de hidrocarburos. Tambi¨¦n quiere inversiones federales en infraestructura y un plan para fomentar el turismo hist¨®rico cultural. Pskov carece de aeropuerto civil y su v¨ªa f¨¦rrea no est¨¢ electrificada. En recorrer los 680 kil¨®metros entre Pskov y Mosc¨² el tren tarda casi 12 horas.
La frontera de Rusia con Estonia¡ªy por extensi¨®n con la UE y la OTAN¡ª pasa por Pskov y por la superficie del Peipus. La ribera rusa del lago (en una franja de cinco kil¨®metros tierra adentro) es, con alguna excepci¨®n, zona fronteriza y responsabilidad del Servicio Federal de Seguridad, entidad que expide los permisos requeridos para visitarla. Seg¨²n habitantes locales, Estonia expide f¨¢cilmente visados m¨²ltiples a los residentes de Pskov, que tienen derecho a la ciudadan¨ªa de Estonia, si proceden de los territorios que antes fueron de ese pa¨ªs. El acuerdo de fronteras entre los dos Estados no se ha ratificado a¨²n.
La condici¨®n de ¡°zona fronteriza¡± dificulta la explotaci¨®n tur¨ªstica de las riberas rusas del Peipus, como constatan en Gdov, localidad de 3.500 habitantes, que desde 2000 aboga por la creaci¨®n de un museo al aire libre dedicado a la ¡°batalla del hielo¡±. As¨ª se conoce el enfrentamiento en 1242 del pr¨ªncipe Alexandr Nevski con los caballeros teutones. Cada a?o, en abril, entusiastas diversos recrean la contienda, inmortalizada por el cineasta Sergu¨¦i Eisenstein, pero la fundaci¨®n del museo en el lugar hist¨®rico del suceso est¨¢ paralizada. ¡°En 2010 gente que nunca estuvo aqu¨ª le quit¨® a Gdov el t¨ªtulo de ciudad hist¨®rica¡±, dice Nadezhda Singat¨²llova, directora del museo de historia de Gdov. En la ¨¦poca sovi¨¦tica, explica, el Peipus era un animado entorno cruzado por lanchas. ¡°Ahora no hay navegaci¨®n, porque no se ha fijado el r¨¦gimen de fronteras¡±, dice. En la casa de cultura de Gdov cerca de 200 personas se re¨²nen con Yavlinski.
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Tatiana, de 67 a?os, jubilada, cultiva fresas para complementar su pensi¨®n de 5200 rublos (74 euros) al mes, y Alexandr Konoshenko, granjero (doctor en agricultura) cr¨ªa bueyes ecol¨®gicamente alimentados. Yelena, madre de familia numerosa, explica que se ha trasladado a Gdov desde Smuraviovo, localidad cercana, que fue base de una divisi¨®n a¨¦rea ya disuelta. Cuando los aviadores se fueron, a partir de 2009, Smuraviovo fue transferido a la administraci¨®n civil, que trata de poblar la ciudad fantasmal donde no hay trabajo ni guarder¨ªas, pero s¨ª muchas casas vac¨ªas que deben calentarse durante el invierno y ¡°un caza (Mig 21) sobre un pedestal como monumento a la grandeza del pasado¡±, seg¨²n Schlosberg. El carb¨®n usado por los militares ha sido sustituido por madera, con la que se alimentan cinco calderas convertidas en ¡°pozos sin fondo¡±. ¡°En Rusia no hay un programa estatal para acondicionar las antiguas ciudades militares¡±, afirma Schlosberg.
En Smuraviovo los ciudadanos pagan por viviendas ruinosas y Yavlinsiki cree que ¡°debe haber una ley que determine los par¨¢metros para calificar un espacio de vivienda. Es intolerable que en el siglo XXI se llame viviendas a las barracas y se pida a sus habitantes el pago de servicios comunitarios¡±, dice.¡°En lugar de grandes proyectos y aventuras, hay que garantizar la vida de la gente¡±, afirma. ¡°Gastamos miles de millones de rublos en guerras. ?Qu¨¦ tenemos que ver con la guerra civil en Siria? ?Por qu¨¦ defendemos a El Asad y por qu¨¦ luchamos en Ucrania? ?Para qu¨¦ estas aventuras? Ser¨ªa mejor ocuparnos de las cosas de Rusia y poner la base para desarrollar el pa¨ªs, y esta base es acabar con la pobreza¡±, se?ala.
Un legado de deudas
Pskov es una ¡°regi¨®n subvencionada¡±, en la que el 36% de su presupuesto (9.600 millones de rublos o algo m¨¢s de 139 millones de euros en 2018) es aportado por el presupuesto federal ruso. El detalle est¨¢ en que antes, la regi¨®n envi¨® al centro federal 13.000 millones de rublos o el 47% de los impuestos recaudados. Del resto de la recaudaci¨®n fiscal en la provincia, un 12% va a los municipios y el 41% a la administraci¨®n regional. Este a?o, el presupuesto se ha recortado en 3.500 millones de rublos (un 11%) y Pskov tiene que atender a la abultada deuda (16.000 millones de rublos) legada por Andr¨¦i Turchak, que fue gobernador regional desde 2009 hasta el pasado oto?o. Hijo de un compa?ero de deportes de Vlad¨ªmir Putin, Turchak, procedente de San Petersburgo, ha sido ascendido a cargo dirigente del partido gubernamental Rusia Unida en Mosc¨².
Por las expectativas de vida, Pskov ocupa el 75 lugar entre los 85 territorios de Rusia (contando los anexionados en 2014), por la mortalidad entre la poblaci¨®n activa, est¨¢ en el puesto 12 y por la mortalidad infantil, en el 13. Por entidades educativas con los requisitos modernos, est¨¢ en el n¨²mero 75.
En los ¨²ltimos cinco a?os, el n¨²mero de guarder¨ªas, escuelas y cl¨ªnicas se ha reducido al igual que el de maestros y m¨¦dicos y la regi¨®n no puede abastecer a sus habitantes con los medicamentos incluidos en la seguridad social. Un 19% de la poblaci¨®n (123.000 personas) tienen ingresos inferiores al m¨ªnimo vital. El nivel de los ingresos reales se redujo un 6% en 2017 y tanto el sueldo medio, unos 22.000 rublos, como las pensiones medias, 12.000 rublos, est¨¢n por debajo del nivel del noroeste de Rusia.
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