La ca¨ªda de Wall Street destapa la falacia de Trump como campe¨®n de los mercados
El presidente vincul¨® 58 veces la bonanza burs¨¢til a su mandato: el lunes negro call¨®
Guard¨® silencio. Wall Street ha vivido uno de sus peores episodios y Donald Trump mir¨® hacia otro lado. La ca¨ªda burs¨¢til del lunes, la mayor en puntos de la historia del parqu¨¦ neoyorquino, ha puesto en evidencia la falacia que el presidente de EEUU ha promovido desde que lleg¨® a la Casa Blanca. Durante un a?o, cada mejora de la Bolsa ha sido festejada por Trump como un ¨¦xito suyo. Y no han sido pocas las ocasiones; en 12 meses creci¨® un 25% y los r¨¦cords han sido frecuentes. ¡°La raz¨®n de que la Bolsa vaya tan bien soy yo¡±, afirm¨® en noviembre. ¡°El Dow Jones ha subido 5.000 puntos por primera vez en la historia. Haz Am¨¦rica grande otra vez¡±, tuite¨® en diciembre. Hasta 58 veces ha vinculado la bonanza burs¨¢til a su mandato.
El lunes negro ha dejado al descubierto la exageraci¨®n. Del mismo modo que la buena marcha de la econom¨ªa ha sido en gran parte herencia de su antecesor, tambi¨¦n lo fue la euforia de Wall Street. Si los mercados crecieron un 25% en el ¨²ltimo a?o, no es menos cierto que lo hicieron un 195% desde 2009. Si el paro cay¨® al 4,1%, tambi¨¦n es verdad que con Obama el desempleo pas¨® del 10% al 4,7%. "Esta es una buena ocasi¨®n para recordar que en la anterior Administraci¨®n nosotros jam¨¢s nos jactamos de los mercados, pese a que el Dow se duplic¨®. Y no lo hicimos porque sab¨ªamos que la Bolsa no es la econom¨ªa y que si reclamas las subidas, eres due?o de las bajadas", se?al¨® en Twitter un antiguo cargo de Barack Obama.
Trump ha seguido un camino distinto al de su antecesor. Ya en sus d¨ªas de candidato se present¨® como el hombre capaz de revolucionar la econom¨ªa y disparar la rentabilidad. En ese aspecto siempre llev¨® ventaja a Hillary Clinton y los expertos admiten que, una vez en la Casa Blanca, su pol¨ªtica ha ayudado al optimismo. Su ofensiva desreguladora y el plan fiscal han sido bien acogidos por los mercados. Han dado combustible a las alzas, pero tambi¨¦n han abierto las puertas de la incertidumbre.
La reforma de impuestos ha tra¨ªdo sombras inflacionistas consigo. El recorte s¨®lo se puede mantener si EEUU logra un crecimiento sostenido muy por encima del 3%, algo que a¨²n no ha ocurrido. Y nadie ha explicado con claridad c¨®mo se pagar¨¢n los 1,5 billones de d¨®lares que dejar¨¢n de ingresarse en el pr¨®ximo decenio. Otro tanto sucede con el plan de infraestructuras, de 1,7 billones de d¨®lares, que Trump anunci¨® en el discurso del estado de la Uni¨®n. En paralelo, la prematura salida de Janet Yellen de la Reserva Federal ha acabado con una garante absoluta de la estabilidad. En su lugar, Trump ha elegido a Jerome Powell, un presidente del que los mercados intuyen el ans¨ªa por subir los tipos de inter¨¦s y que justo este lunes negro jur¨® el cargo.
Todo ello contribuye a un clima donde, como siempre ocurre en econom¨ªa, igual luce el sol que llueve. Mientras no pocos dem¨®cratas han aprovechado para ajustar cuentas, destacados republicanos han entendido la ca¨ªda que se vivi¨® del jueves al lunes (casi 2.100 puntos, un 8% del valor del Dow) como un saludable indicador de que los sueldos est¨¢n subiendo, lo que habr¨ªa aumentado la tensi¨®n inflacionaria y las posibilidades de una subida de los tipos de inter¨¦s, con la consiguiente y previsora contracci¨®n del ultrasensible mercado burs¨¢til.
Desde esta perspectiva, lo sucedido habr¨ªa sido una mera correcci¨®n, sin incidencia grave en el futuro. Una tesis a la que la Casa Blanca se apunt¨®: ¡°El presidente sigue centrado en los fundamentos econ¨®micos, que permanecen excepcionalmente fuertes, con cifras hist¨®ricamente bajas de desempleo y crecientes subidas salariales¡±.
Ajuste, aviso o ambas cosas, el lunes negro ha dejado claro lo que Trump no ha querido reconocer. ?l no es el bar¨®metro de los mercados. Bueno o malo, no es el hacedor universal de la econom¨ªa estadounidense. Su silencio habla por s¨ª mismo.
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