Trudeau presiona a M¨¦xico para que suba los salarios en plena renegociaci¨®n del TLC

Canad¨¢ pisa el acelerador en la negociaci¨®n del Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte (TLC) y presiona por igual a sus dos socios regionales: M¨¦xico y Estados Unidos. El primer ministro lanz¨® este mi¨¦rcoles un mensaje directo al Gobierno mexicano en una de las cuestiones m¨¢s espinosas en las conversaciones para la actualizaci¨®n del mayor acuerdo comercial del planeta: la brecha salarial entre los tres pa¨ªses, que llega a ser de hasta seis veces en el caso del sector manufacturero. "Si podemos elevar los est¨¢ndares laborales en M¨¦xico, hay un menor incentivo para que las empresas se muevan all¨ª por los salarios extremadamente bajos", dijo en un coloquio celebrado en la Universidad de Chicago.

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Si eso ocurre, continu¨® Trudeau, "con salarios m¨¢s altos, las compa?¨ªas que est¨¢n all¨ª crear¨¢n una [mayor] base de consumidores de productos canadienses y estadounidenses, y un mayor crecimiento econ¨®mico [en M¨¦xico]". El mensaje est¨¢ claramente alineado con los sindicatos canadienses y estadounidenses, que llevan meses insistiendo en la necesidad de que el nuevo tratado incluya una equiparaci¨®n de sueldos en toda la regi¨®n. Tambi¨¦n con las voces que en M¨¦xico abogan por una subida de salarios como v¨ªa para alcanzar una mayor justicia social a la par que se fortalece el mercado interno.

El jefe de Gobierno canadiense, un pa¨ªs que ha puesto encima de la mesa una reformulaci¨®n "progresista" del tratado, en la que las diferencias salariales, el respeto a las minor¨ªas y la perspectiva de g¨¦nero desempe?an un papel fundamental, tambi¨¦n aprovech¨® el acto en Chicago para enviar un mensaje a la Casa Blanca, que en la ¨²ltima ronda de conversaciones trilaterales carg¨® las tintas contra Canad¨¢. ¡°Un no acuerdo puede ser mejor que un mal acuerdo¡±, afirm¨® Trudeau.

El primer ministro ha subido el tono en los ¨²ltimos d¨ªas y, como ha hecho repetidamente el presidente estadounidense, Donald Trump, ha llegado a amenazar con abandonar el tratado comercial con EE UU y M¨¦xico, en vigor desde 1994, si Washington persiste en sus exigencias. El TLC elimin¨® los aranceles entre los tres pa¨ªses y multiplic¨® el comercio trilateral, pero no cerr¨® la grieta en el ingreso medio entre M¨¦xico, Canad¨¢ y EE UU.

En Chicago, Trudeau se declar¨® convencido de que es posible alcanzar un pacto ¡°justo¡± sobre el TLC y admiti¨® que es ¡°absolutamente necesario modernizarlo¡±. Al mismo tiempo, enfatiz¨® los beneficios econ¨®micos que ha llevado el tratado -que la Administraci¨®n Trump se esfuerza en no reconocer- y advirti¨® de que romperlo supondr¨ªa a corto plazo una "disrupci¨®n" de millones de empleos y familias estadounidenses. "[En la negociaci¨®n] no hay problemas intratables, pero requieren que nos sentemos y veamos cu¨¢l es la mejor forma de seguir adelante", dijo.?

El Gobierno canadiense, como su par mexicano, ha adoptado una estrategia clara en su relaci¨®n con Trump: para influir en el l¨ªder de la primera potencia mundial, en vez de hablar con ¨¦l, puede ser m¨¢s efectivo seducir a su entorno para convencerle de forma indirecta de lo importante que es el TLC para su propio pa¨ªs. Con ese objetivo, el jefe de Gobierno canadiense inici¨® el mi¨¦rcoles una gira de cuatro d¨ªas por Estados Unidos en la que visita Illinois y California pero no se ve con Trump. Ambos se reunieron en febrero y octubre pasados en la Casa Blanca. El primer ministro se sit¨²a en las ant¨ªpodas ideol¨®gicas y de estilo de su hom¨®logo estadounidense.

La finalidad de Trudeau es convencer a pol¨ªticos -dem¨®cratas y republicanos- y a empresarios de las bondades del acuerdo en un momento en que la renegociaci¨®n, impuesta por Trump, se encuentra en una fase delicada.

Hace dos semanas, en la cumbre de Montreal, Canad¨¢ trat¨® de abrir una nueva v¨ªa de di¨¢logo sobre una de las cuestiones que m¨¢s ampollas ha levantado en la negociaci¨®n por el lado estadounidense: el sector automotriz. Pero su propuesta fue inmediatamente rechazada por el emisario de Trump en las conversaciones, Robert Lighthizer, que se emple¨® a fondo contra su vecino del norte en la comparecencia conjunta con la que se cerr¨® la sexta ronda.

Trump, que hizo del proteccionismo comercial un emblema electoral, considera que el tratado es demasiado generoso con sus dos vecinos y es responsable de la fuga de empleos y el declive industrial del Medio Oeste de EE UU. Ese mismo temor es el que trat¨® de aplacar Trudeau en Chicago, primera parada de su gira. All¨ª se reuni¨® con el alcalde de la ciudad, el dem¨®crata Rahm Emanuel, y el gobernador de Illinois, el republicano Bruce Rauner, antes de hablar en la universidad.

Chicago es un feudo dem¨®crata, cuna pol¨ªtica del expresidente Barack Obama. Pero, como recuerda en un art¨ªculo Campbell Clark, analista del diario canadiense The Globe and Mail, Obama apenas logr¨® convencer all¨ª a ¡°aliados cercanos¡± para que defendieran el TPP, el acuerdo comercial que planeaba unir EE UU con otros 11 pa¨ªses del Pac¨ªfico, incluido Canad¨¢. Trump cancel¨® ese pacto al poco de asumir la presidencia y ahora est¨¢ a un paso de cerrarse sin la presencia de Washington.

Tras Chicago, Trudeau viaja a San Francisco, donde se re¨²ne con empresarios y emprendedores. Y despu¨¦s a Los ?ngeles para hablar el viernes en la Fundaci¨®n Presidencial de Ronald Reagan, en un claro gui?o a la ortodoxia republicana que venera al exmandatario.