La cantera del poder en la sombra de Rumania
Videle ha alumbrado a un in¨¦dito n¨²mero de altos cargos. Est¨¢ en el feudo de Liviu Dragnea, el l¨ªder del PSD inhabilitado para gobernar y para muchos el verdadero dirigente
El se?or Lupu tiene su banco fijo en el Parque Peque?o de Videle. Pasa sus buenas ma?anas pescando alg¨²n rayo de sol frente a la fuente que conmemora la fundaci¨®n de la ciudad, all¨¢ por 1968, cuando el r¨¦gimen comunista uni¨® varios pueblos para albergar a los trabajadores de la petrolera estatal cercana. Fueron los a?os dorados de esta localidad, a unos 60 kil¨®metros de Bucarest, que hoy cuenta apenas con 11.000 habitantes y que re¨²ne importantes bolsas de pobreza y un alto ¨ªndice de desempleo. ¡°Esta ciudad est¨¢ muerta, no hay trabajo, tampoco oportunidades¡±, lamenta el se?or Lupu. Va a cumplir 83 a?os y vive all¨ª desde que se jubil¨® de la Armada, hace casi tres d¨¦cadas. ¡°Parece mentira que haya tantos pol¨ªticos de aqu¨ª y que, mientras, nosotros estemos muri¨¦ndonos de hambre¡±, recalca. Videle, con su fuente destartalada y sus adoquines quebrados, es una gran cantera de altos cargos del Gobierno. De esa poblaci¨®n son, por ejemplo, la nueva primera ministra, Viorica Dancila, la ministra de Interior, Carmen Dan, y dos ex ministros de Ejecutivos anteriores. Todos del Partido Socialdem¨®crata (PSD).
Videle es la ciudad m¨¢s peque?a de Teleorman, uno de los distritos al sur del pa¨ªs y feudo de Liviu Dragnea, el l¨ªder del PSD y para muchos quien maneja los hilos del Gobierno. ¡°No es que esta localidad, siquiera la regi¨®n, qu¨¦ es una de las m¨¢s pobres y menos desarrolladas, tenga un instituto de ¨¦lite, una universidad top o un alto porcentaje de personas con grandes m¨¦ritos acad¨¦micos, simplemente son o han sido fieles a Dragnea. Son su familia pol¨ªtica¡±, afirma rotunda Elena Calistru, experta en temas de buen gobierno y transparencia y presidenta del laboratorio de ideas Funky Citizens. La ley impide ser gobernar al l¨ªder socialdem¨®crata, condenado por fraude electoral e investigado en otros casos de corrupci¨®n, incluido uno por obtenci¨®n il¨ªcita de fondos europeos. ¡°As¨ª que, mientras est¨¦ inhabilitado, ha tratado de rodearse de personas en las que puede confiar y a quien controla, ya que tiene algunos enemigos poderosos dentro de su partido¡±, explica Irina Petraru, que encabeza un conocido programa de an¨¢lisis pol¨ªtico.
Esa obsesi¨®n de Dragnea por el dominio, as¨ª como el reparto de premios y castigos entre los barones locales de partido ¡ªcada vez con m¨¢s peso y poder en el ¨¢mbito central¡ª, ha desembocado en que Rumania (20 millones de habitantes) est¨¦ estrenando estos d¨ªas su tercer Gobierno en apenas 16 meses. Dragnea forz¨® la dimisi¨®n de los dos antecesores de Viorica Dancila ¡ªSorin Grindeanu y Mihai Tudose¡ª por distintos desacuerdos, abriendo otra rendija de inestabilidad en un pa¨ªs con un jugoso crecimiento econ¨®mico ¡ªun 6,4% en 2017¡ª pero lastrado por la corrupci¨®n, la desigualdad social y la pobreza.
La nueva primera ministra, eurodiputada durante a?os y la primera mujer en ocupar el cargo, tendr¨¢ que lidiar bajo la sombra de Dragnea con la controvertida reforma del sistema judicial, que ha alumbrado en poco m¨¢s de un a?o las manifestaciones m¨¢s multitudinarias de la historia del? pa¨ªs excomunista. Tras aparcar por las enormes protestas una revisi¨®n legal que despenalizaba abiertamente ciertos delitos de corrupci¨®n, el Gobierno del PSD ha emprendido una modificaci¨®n del sistema de justicia m¨¢s compleja y sutil pero que, en la pr¨¢ctica, dificulta perseguir a los corruptos y mina la independencia de jueces y fiscales, seg¨²n las organizaciones de juristas y numerosos expertos. Una reforma que ha despertado, adem¨¢s, la preocupaci¨®n de la Uni¨®n Europea, que audita a Rumania desde su adhesi¨®n, en 2007.
Las complejidades del sistema judicial, el papel de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n ¡ªa quien el PSD, con miles de investigados y condenados entre sus filas, tiene en su punto de mira desde hace a?os¡ª o las alarmas de Bruselas, que sacan a la calle a decenas de miles de personas en la capital y otras grandes ciudades, pillan muy lejos al se?or Lupu. El antiguo militar s¨®lo quiere que le suban la pensi¨®n. Con los 1.200 Lei (unos 250 euros) que gana al mes no le da para vivir. ¡°Es un robo, esperemos que Dios ayude a la primera ministra para que lo cambie todo¡±, dice esperanzado.
En la calle principal de la ciudad, donde est¨¢ la farmacia, varias peluquer¨ªas, un par de funerarias, dos caf¨¦s y una pizzer¨ªa, Cristi R. no se muestra tan optimista. ¡°Ha habido otros cargos importantes en el Gobierno y las cosas en Videle siguen igual o peor. Pero como en toda la regi¨®n¡±, apunta el hombre, de 32 a?os. Teleorman tiene un PIB per c¨¢pita a a?os luz del de la capital (4.981 euros al a?o por habitante frente a los 25.034 de Bucarest) y la segunda tasa m¨¢s alta de paro del pa¨ªs (10%). Cristi, que hasta hace unos meses trabajaba de encargado de un bar, es ahora uno de sus cientos de desempleados; el local, como muchos otros negocios de la ciudad, ha languidecido hasta el cierre. A este licenciado en biotecnolog¨ªa, que no encuentra trabajo de su especialidad, no le chirr¨ªa sin embargo el in¨¦dito n¨²mero de altos cargos en la Administraci¨®n procedentes de Videle.
Pocos hablan de favoritismo en esa ciudad, donde desde hace dos legislaturas el PSD ¡ªque arras¨® en las legislativas de 2016 en todo el pa¨ªs¡ª se ha hecho fuerte. Mucho menos de amiguismo.?¡°Tenemos una educaci¨®n excepcional¡±, afirma Cristi encogi¨¦ndose de hombros. En los ¨²ltimos a?os, de hecho, desde que una decena de b¨²hos tom¨® como su hogar un ¨¢rbol de la peque?a avenida, ha surgido la leyenda de que en Videle hay un ¡°¨¢rbol de la sabidur¨ªa¡±. Las cosas se ven de otra manera en Bucarest. ¡°Esto en el fondo es una mafia. Los miembros del Gobierno, adem¨¢s, son las marionetas de Dragnea. El partido y ¨¦l mismo han tejido una red clientelar de la que beben muchos¡±, apunta Mihai Tudorica, uno de los fundadores de Resistenza, el movimiento que naci¨® hace un a?o con las protestas por la reforma judicial y que hoy se ha transformado en una de las principales voces de los ciudadanos, que no encuentran referentes en una oposici¨®n debilitada y desorganizada.
¡°La primera ministra y el resto de pol¨ªticos importantes han puesto a Videle en el mapa¡±, se enorgullece Vali Baban, que dio clase de Geograf¨ªa durante a?os en el instituto en el que estudi¨® Viorica Dancila. Baban, de 63 a?os, vive junto la torre del agua, en el que se ha convertido en el edificio m¨¢s popular de Videle. En el apagado inmueble de cinco plantas, construido en cemento gris, viv¨ªan la jefa de Gobierno y la ministra de Interior. Dancila en el tercero, Dan en el bajo.
Los barones locales, al poder
"Los rumanos hemos dado por sentado que, despu¨¦s de la ca¨ªda de Ceausescu, con el pasaje del tiempo la nueva democracia rumana madurara y se consolidara. Pero esta met¨¢fora organicista del crecimiento gradual se ha revelado falsa: la democracia incipiente muestra se?ales de decreptitud antes de pasar por la madurez", sostiene Camil Ungureanu, profesor de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad Pompeu Fabra. Para estee experto, la trayectoria del partido social dem¨®crata es la prueba mas clara. "Si antes la ideolog¨ªa jugaba alg¨²n papel en la dinamica del PSD (como es el caso del presidente Ion Iliescu, elegido tres veces presidente de Rumania), con el r¨¦gimen de Dragnea asistimos al colapso completo de la idea de la democracia social en Rumania en las manos de unos barones de provincia que han conquistado el poder central", recalca.
El Partido Socialdem¨®crata (PSD), que hace a?os hallaba su caladero fundamental en la gente mayor y rural, se beneficia ahora tambi¨¦n en las ciudades medianas y peque?as de La falta de oposici¨®n, apunta Radu Magdin, responsable de la consultora pol¨ªtica Smartlink. El PSD arras¨® en las elecciones legislativas de 2016 y ahora se siente amparado para emprender pol¨¦micas reformas como la de la justicia.
El analista, sin embargo, cree que a la larga la agitaci¨®n pol¨ªtica y las crisis de Gobierno est¨¢n perjudicando al partido. "Ha perdido sus credenciales como el patido de la estabilidad y la buena organizaci¨®n", se?ala.
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