Rumania no pierde su fe en Europa
En un entorno regional marcado por fuertes sentimientos euroesc¨¦pticos, la sociedad rumana mantiene su confianza en la UE como marco para un futuro mejor
Resulta dif¨ªcil encontrar una avenida en Bucarest en la que no ondee una bandera de la UE, la misma que destac¨® en las multitudinarias manifestaciones antigubernamentales que se expandieron por toda Rumania hace unos meses. En un entorno regional en el que predominan las pol¨ªticas reaccionarias y nacionalistas, el Parlamento rumano es el ¨²nico de Europa del Este que no cuenta con un partido euroesc¨¦ptico. La sociedad rumana es la tercera que mejor valora las instituciones comunitarias, seg¨²n los ¨²ltimos Eurobar¨®metros, solo por detr¨¢s de la de Lituania y Luxemburgo. Los j¨®venes, los m¨¢s reacios a acudir a las urnas en los ¨²ltimos comicios, son los m¨¢s europe¨ªstas.
Alexandra Dragomir y Radu Dumitrescu son dos amigos veinta?eros que asistieron con entusiasmo a las manifestaciones del pasado invierno en Bucarest, en las que, pese a las g¨¦lidas temperaturas, se alcanzaron cifras de asistencia comparables a las de Par¨ªs en 1968 o Praga en 1989. Mientras busca las fotos en su m¨®vil, Radu cuenta que, entre los que gritaban contra la ¨¦lite pol¨ªtica, abundaban las banderas comunitarias o carteles con We Love Europe. Los dos compa?eros explican, durante una entrevista en un viaje a Bucarest financiado por el Parlamento Europeo, que est¨¢n arrancando con la ayuda de unos j¨®venes italianos una organizaci¨®n proeuropea, que pretende comunicar la importancia de que la sociedad siga abrazando los valores comunitarios. ¡°Necesitamos que la poblaci¨®n rumana mantenga su fe en Bruselas para poder seguir avanzando hacia una integraci¨®n plena¡±, asegura Radu, quien estudi¨® Ciencias Pol¨ªticas y termin¨® muy decepcionado tras unos a?os de militancia en la asociaci¨®n juvenil de uno de los partidos tradicionales.
Desde su entrada en la UE hace diez a?os, Rumania se ha transformado econ¨®mica y socialmente. Con 20 millones de habitantes, el PIB del s¨¦ptimo pa¨ªs m¨¢s poblado de la UE ¡ªsexto sin contar con Reino Unido¡ª crece por encima del 4% anual, m¨¢s del doble que la media comunitaria. El desempleo no llega al 5% y el salario m¨ªnimo, pese a ser el segundo m¨¢s bajo por detr¨¢s del de Bulgaria, se ha duplicado en cinco a?os. La inversi¨®n extranjera crece m¨¢s de un 10% anual y est¨¢ en las cifras m¨¢s altas de toda esta d¨¦cada.
Radu, que luce una pulsera con las doce estrellas como ¨²nico accesorio, critica que una asociaci¨®n recogiera recientemente tres millones de firmas (un 15% de los adultos) a favor de una reforma constitucional que, de aprobarse, acabar¨ªa con las escasas opciones de aprobar a corto plazo el matrimonio entre parejas del mismo sexo. El joven conf¨ªa en que los valores europeos impulsen la transformaci¨®n hacia una sociedad m¨¢s tolerante. Alexandra pone como ejemplo los progresos realizados en materia de igualdad de g¨¦nero desde la entrada en el club comunitario.
Rumania est¨¢, junto a Bulgaria, fiscalizado por Bruselas a trav¨¦s de un mecanismo de verificaci¨®n por el que la Comisi¨®n elabora informes peri¨®dicos en los que eval¨²a los avances en materia judicial. Alexandra destaca que lo que algunos consideran una p¨¦rdida de soberan¨ªa en favor de Bruselas, para la juventud rumana es una garant¨ªa de que su pa¨ªs encara un futuro m¨¢s sostenible, democr¨¢tico e igualitario.
Cerca de una veintena de ministros rumanos han comparecido ante los tribunales desde 2004, una cifra sin parang¨®n en el resto de Europa. ¡°Las corruptelas son parte intr¨ªnseca de nuestra sociedad, pero gracias a la UE la impunidad ya no lo es¡±, destaca en su despacho Marius Deaconu, un historiador reci¨¦n licenciado que preside el principal sindicato de estudiantes rumano. ¡°Adherirnos a la UE fue lo mejor que ha ocurrido en el pa¨ªs desde su creaci¨®n en 1881¡±, afirma Marius. ¡°Las oportunidades laborales se han multiplicado en los ¨²ltimos a?os. Incluso se puede aspirar a salarios muy altos en sectores como la ingenier¨ªa inform¨¢tica, aunque estas mejoras todav¨ªa no se han extendido a las zonas rurales¡±, asegura.
Muchos estudiantes han tenido su primera oportunidad de salir al extranjero gracias a programas financiados con fondos europeos. Alexandra sostiene que ¡°la mayor¨ªa de los que estudian fuera vuelven con pasi¨®n europe¨ªsta¡±. Marius, como representante estudiantil, incide en la necesidad de seguir armonizando los salarios m¨ªnimos para evitar que siga habiendo ¡°una fuga de cerebros rumanos hacia Francia o Espa?a, principalmente en sectores como la medicina¡±.
El miedo a que el euroescepticismo se propagase sin freno tras la votaci¨®n del Brexit se evapora. Los europeos depositan una confianza mayor en las instituciones comunitarias que en los entes pol¨ªticos nacionales. Tras dejar atr¨¢s varias crisis de diversa ¨ªndole y coincidiendo con la irrupci¨®n de la ret¨®rica desacomplejadamente europe¨ªsta de Emmanuel Macron, la poblaci¨®n de socios cl¨¢sicos de la UE ¡ªcomo Francia, Alemania, Holanda o Dinamarca¡ª afronta el proyecto com¨²n con una mentalidad renovada. En los principales miembros de Europa del Este ¡ªcomo Polonia, Hungr¨ªa o Rep¨²blica Checa¡ª esa tendencia se ve frenada por la actitud reaccionaria de sus gobernantes. Rumania es la excepci¨®n.
¡°Nos sentimos ya m¨¢s europeos que rumanos¡±, asegura con ¨¦nfasis Constantin Dedu, un treinta?ero que preside una ONG que organiza proyectos en los que participan voluntarios de toda Europa. Constantin explica que las afinidades hist¨®ricas y culturales con Europa Occidental hacen que el nacionalismo cale mucho menos en Rumania que entre sus vecinos orientales.
La entrada en la UE ¡°fue el mayor acelerador de nuestra historia, y el b¨¢lsamo indispensable para terminar de cicatrizar las heridas del comunismo¡±, comenta Mircea Geoana, expresidente del Senado y exministro de Exteriores. El pol¨ªtico y diplom¨¢tico de 59 a?os, que perdi¨® las elecciones presidenciales de 2009 por 50.000 votos, aboga por avanzar hacia una UE m¨¢s soberana, m¨¢s unida y m¨¢s democr¨¢tica, y defiende la necesidad de crear una fuerza de intervenci¨®n y un presupuesto de defensa com¨²n. ¡°O remamos todos juntos, o acabaremos a expensas de Estados Unidos y China¡±, opina.