El oscuro asesinato que marca las elecciones de Italia
El descuartizamiento de una joven toxic¨®mana desencaden¨® un suceso racista que ha monopolizado todo el debate electoral
Matteo Salvini lo ha conseguido. Los esfuerzos del Gobierno de Italia por apartar del debate p¨²blico el tema de la crisis migratoria a trav¨¦s de unos acuerdos con Libia, tan opacos como fruct¨ªferos, no han servido de nada. Cayeron radicalmente los desembarcos (181.436 en 2016 a 119.369 en 2017) gracias a la gesti¨®n del ministro del Interior, Marco Minniti. Pero el suceso racista del pasado domingo en Macerata, cuando un excandidato de la Liga Norte dispar¨® contra seis inmigrantes africanos, ha desencadenado una campa?a xen¨®foba calculadamente dise?ada por el centroderecha. El tema de la inmigraci¨®n ha monopolizado hasta tal punto el debate electoral que incluso lleg¨® la noche del s¨¢bado a la final de San Remo. Las encuestas advierten que quien se muestre indeciso en este tema no saldr¨¢ en la foto el pr¨®ximo 4 de marzo.
Pamela Mastropietro, una toxic¨®mana romana de 18 a?os, se escap¨® hace dos semanas de una cl¨ªnica de rehabilitaci¨®n en Corridonia, cerca de Macerata (al noreste de Italia). El mismo pueblo donde se hab¨ªa presentado como candidato por la Liga Norte Luca Traini, un desempleado de 28 a?os con inclinaciones ultraderechistas que desde hac¨ªa tiempo daba muestras de su fanatismo. En su huida del centro, la joven contact¨® con un camello nigeriano que la llev¨® a su domicilio, donde se perdi¨® su pista. Su cuerpo apareci¨® d¨ªas despu¨¦s troceado en dos maletas de viaje. La polic¨ªa encontr¨® en casa del nigeriano un cuchillo con restos de sangre y ropa de la v¨ªctima. Junto a este individuo han sido detenidos otros dos en relaci¨®n con el asesinato de la joven, que apunta a un crimen sexual.
Traini, cuya conexi¨®n con Mastropiero parece que solo exist¨ªa en su cabeza, se lanz¨® a la calle el pasado domingo para vengar un suceso que atribuy¨® a la ¡°invasi¨®n de inmigrantes¡±. Desde la ventanilla de su Alfa Romeo negro abri¨® fuego con una Glock contra seis africanos que paseaban tranquilamente por la calle. Ninguno ten¨ªa nada que ver son el suceso. Pero cuando le detuvieron, levant¨® el brazo, hizo el saludo fascista y grit¨® ¡°viva Italia¡±. En su casa, la polic¨ªa encontr¨® el Mein Kampf y diversa parafernalia fascista. Seg¨²n su declaraci¨®n en comisar¨ªa, aquel d¨ªa sali¨® a la calle a impartir justiciar la muerte de Pamela.
Fue un delito racista cometido por un fan¨¢tico. Pero Matteo Salvini, l¨ªder de un partido que ya hab¨ªa llamado a defender la raza blanca semanas antes, lo justific¨® alegando que ¡°una inmigraci¨®n fuera de control conduce al desencuentro social¡±. En lugar de corregir a su socio de coalici¨®n (el centroderecha lidera con mucha ventaja todas las encuestas), Silvio Berlusconi vio esta semana su apuesta y puso encima del tapete electoral la expulsi¨®n de 600.000 supuestos inmigrantes ilegales de Italia. Renzi, acorralado por la ola populista, solo acert¨® en un primer momento a hablar de reforzar la seguridad del pa¨ªs. Mientras tanto, ning¨²n pol¨ªtico se acerc¨® a Macerata a interesarse por las seis v¨ªctimas, de las que se obvi¨® la identidad. La duda es qu¨¦ hubiera pasado si v¨ªctimas y agresores se hubieran intercambiado los papeles.
Los primeros en llegar, en cambio, fueron los miembros del partido fascista CasaPound, que aspira a entrar en el Parlamento en las pr¨®ximas elecciones rentabilizando la crisis migratoria hasta extremos insospechados. Necesitan el 3% de los votos, y los sondeos les dan muchas posibilidades.Se adue?aron del discurso pol¨ªtico y lo encauzaron sobre la tesis de la inseguridad ciudadana. Macerata, una peque?a ciudad con una alta tasa de inmigraci¨®n que el domingo celebr¨® una manifestaci¨®n contra el fascismo, no protest¨® en ese momento.
La corriente xen¨®foba despertada es todo lo contrario de lo que hubiera cabido imaginar tras un suceso de este tipo. Pero los 600.000 desembarcos que habido en Italia en los ¨²ltimos 5 a?os, la falta de apoyo de la Uni¨®n Europea en la gesti¨®n de la acogida y el trapicheo en el que, en tantas ocasiones, se ha convertido este proceso han hecho estallar en el peor momento el miedo y las reminiscencias de una Italia fascista. Seg¨²n el ¨²ltimo sondeo de La Repubblica, realizado justo despu¨¦s del suceso, el 71% de los italianos cree que la presencia de extranjeros es demasiado elevado. Para el 31% es el principal problema del pa¨ªs y el 64% opina que se ha gestionado muy mal la crisis de los ¨²ltimos a?os. Unos datos que permiten enarbolar discursos radicales como el de Salvini, que el domingo afirm¨® que se avergonzaba como italiano de la manifestaci¨®n contra el racismo de Macerata.
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