La org¨ªa que cuestiona los fundamentos de las ONG
El esc¨¢ndalo de abusos sexuales de la filial brit¨¢nica de Oxfam en Hait¨ª revela la debilidad en los sistemas de control y que estas pr¨¢cticas no son un caso aislado
Era uno de los pocos lugares seguros que quedaron en Hait¨ª tras el terremoto de 2010. Una casona de estilo colonial en la zona acomodada de Puerto Pr¨ªncipe en la que la ONG Oxfam Gran Breta?a (Oxfam GB) aloj¨® a decenas de sus cooperantes. De vez en cuando, la casona abr¨ªa su alta verja de seguridad para dejar entrar a grupos de prostitutas locales, algunas de ellas menores. En 2011, sus habitaciones se convirtieron en el escenario de org¨ªas pagadas con fondos de la organizaci¨®n. Siete a?os despu¨¦s, cuando lo ocurrido ha salido a la luz ¡ªy la ONG ha pedido perd¨®n¡ª, algunos de sus empleados revelan que esas actividades son frecuentes en el sector humanitario. "No me sorprende que el personal haya pagado a prostitutas, eso es muy com¨²n con cooperantes trabajando en Estados fallidos como Hait¨ª, Somalia, Sud¨¢n o Rep¨²blica Centroafricana, pero s¨ª que fueran menores, y que fuera una org¨ªa", relata una fuente de la ONG.
El esc¨¢ndalo mundial, destapado la semana pasada por The Sunday Times, deja ahora en la cuerda floja no s¨®lo a Oxfam, sino a todas las organizaciones humanitarias, grandes estructuras muchas veces diversificadas y casi siempre con socios locales, que temen que Gobiernos, instituciones y particulares dejen de donarles fondos. Tras la noticia, han sido excepcionales los casos de trabajadores que han hablado en p¨²blico sobre el caso de prostituci¨®n en Hait¨ª. La m¨¢s de media docena que lo hace a EL PA?S, algunos empleados y cooperantes de la propia ONG en cuatro continentes, lo hace de manera an¨®nima por miedo a sentirse se?alados.
"Lamentablemente, los casos de acoso y abuso no son un fen¨®meno nuevo en el mundo humanitario (...) y el caso de Oxfam no puede sorprender a nadie en este ¨¢mbito",?revela un alto directivo con experiencia en las m¨¢s prestigiosas ONG internacionales. Asegura que muchas organizaciones ya est¨¢n preparadas para responder y dar la cara sobre el alcance de este problema. "Van a salir a la luz muchos casos m¨¢s", adelanta.
Los interrogantes respecto a los fallos en los sistemas de denuncia son demasiados. ?Nadie controlaba ni auditaba en qu¨¦ se gastaba el dinero de millones de donantes? En el cuartel general de Oxfam, en Oxford, donde cientos de empleados trabajan para que la ayuda llegue a millones de personas vulnerables en todo el mundo, est¨¢n "en estado de shock", se?ala uno de ellos. La decepci¨®n en la sede choca de lleno con la naturalidad con la que han abordado este caso algunos de los cooperantes en el terreno que, sin quitarle un ¨¢pice de gravedad, revelan que el pago a prostitutas en situaciones de emergencia (justamente la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable) es algo habitual ¡ªaunque no mayoritario¡ª, y que el personal de?Oxfam no es el ¨²nico que lo hace.
Hace una d¨¦cada, la organizaci¨®n admit¨ªa no tener un c¨®digo de conducta espec¨ªfico ante situaciones de abusos sexuales en el entorno de sus programas humanitarios. "El [presente] protocolo hace referencia a muchas pol¨ªticas de Oxfam sobre el uso de ordenadores, al acoso entre empleados, (...) pero no hay una pol¨ªtica de comportamiento sexual", se lee en un documento interno de 2006.
Entonces no hab¨ªa sucedido todav¨ªa el devastador terremoto en Hait¨ª que dej¨® al pa¨ªs en la desesperaci¨®n y caus¨® m¨¢s de 200.000 muertes. Ni tampoco las org¨ªas en la casona de la organizaci¨®n en Puerto Pr¨ªncipe, pero s¨ª en Chad (curiosamente, en ambos casos el extrabajador de la ONG, el belga Roland van Hauwermeiren, de 68 a?os, fue el perpetrador de los abusos). Oxfam intent¨® suplir en ese momento (2006) la ausencia de normas expl¨ªcitas en caso de abusos sexuales con una "fuerte recomendaci¨®n" ¡ªque no prohibici¨®n¡ª a sus trabajadores en el terreno para "evitar pagar a prostitutas", incluso si en el pa¨ªs en cuesti¨®n fuera legal. En Hait¨ª no lo era.
Las directrices sobre conducta sexual no llegaron a Oxfam hasta 2012. Ya era tarde. Las org¨ªas se hab¨ªan producido un a?o antes y la investigaci¨®n interna estaba en marcha. "Estoy muy dolida con todo lo que est¨¢ pasando", dice afectada una cooperante que durante esos a?os se desplazaba espor¨¢dicamente a la oficina de Puerto Pr¨ªncipe y que se niega en rotundo a describir cualquier situaci¨®n en el pa¨ªs caribe?o. El secretismo es m¨¢ximo. Una alta fuente que conoce la ONG y su estructura admite que en cuesti¨®n de c¨®digos y normas de ¨¦tica "se aprende de malas experiencias".?
?Por qu¨¦ entonces los directivos de Oxfam no acudieron a las autoridades? "Nuestros asesores legales nos aconsejaron que en esas circunstancias ser¨ªa extremadamente improbable que la polic¨ªa actuara ante una denuncia", se justifica en un comunicado la ONG. Hait¨ª era un desgobierno, un retorno a los instintos de supervivencia m¨¢s salvajes de la humanidad, aunque eso "no es ninguna justificaci¨®n", reconoce Pilar Orenes, subdirectora de Oxfam Interm¨®n (la filial espa?ola de la ONG que este jueves ha reconocido cuatro casos de acoso sexual en ?frica y Latinoam¨¦rica desde 2012. Ninguno por violaci¨®n y en ning¨²n caso personas beneficiarias se vieron involucradas). "Si la situaci¨®n de riesgo en el pa¨ªs es mayor, las medidas contra el abuso tienen que ser mayores". Pero no lo eran, y lo ocurrido en Hait¨ª "es s¨®lo el principio de una serie muy larga", advierte desde ?frica occidental otro trabajador consultado.?
Otra?oxfamer ¡ªcomo se autodenominan los empleados¡ª aterrizada en Hait¨ª pocos d¨ªas despu¨¦s del terremoto describe la situaci¨®n de caos. "Hab¨ªa cero control (...) no hab¨ªa ni Gobierno, ni autoridad a la que denunciar nada", recuerda sensiblemente afectada. Esta persona insiste en que no todo es blanco o negro en este caso: "?Ser¨ªa beneficioso denunciar un acoso sexual a una mujer si sabemos que las autoridades son corruptas, no van a realizar un proceso judicial con garant¨ªas para el acusado ni la v¨ªctima, y adem¨¢s la mujer va a quedar estigmatizada y rechazada por su comunidad?", se pregunta. El factor cultural es determinante en estos casos, seg¨²n fuentes de varias ONG globales.
Protocolos d¨¦biles
Lo cierto es que en la mayor¨ªa de los c¨®digos de conducta de las grandes ONG humanitarias y de desarrollo no existen sanciones concretas ¡ªm¨¢s all¨¢ de expedientes disciplinarios¡ª para aquellos que violen las normas de comportamiento sexual. Lo que s¨ª tienen en la actualidad las ONG potentes como Oxfam es un estricto reglamento interno que sus empleados tienen que firmar antes de entrar a formar parte de la plantilla. Y en todos ellos se dedica un cap¨ªtulo entero a la prohibici¨®n expresa de abusos y acosos sexuales, prostituci¨®n, bullying y dem¨¢s agresiones f¨ªsicas o verbales por parte del personal humanitario hacia cualquier persona y, menos a¨²n, hacia alg¨²n beneficiario. David Noguera, presidente de MSF Espa?a, cree sin embargo que los diferentes mecanismos de denuncias de abusos de las ONG est¨¢n "infrautilizados". Noguera reconoce que en 2017 la ONG recibi¨® a trav¨¦s de sus mecanismos internos seis denuncias de abuso sexual (comentarios machistas, tocamientos sin consentimiento y propuestas reiteradas inapropiadas) que resultaron en el despido de cuatro de sus empleados. No hubo violaciones ni menores involucrados.
En algunos casos, esos c¨®digos de conducta se actualizan cada dos a?os y ahora s¨ª est¨¢n provistos de mecanismos de denuncias por acoso y violaci¨®n por un canal confidencial, algo inexistente en algunos casos del sector privado. Oxfam tambi¨¦n tiene esta l¨ªnea de "denuncia de irregularidades" y estaba dirigida por Helen Evans, quien asegura que las acusaciones de acoso le "inundaban" conforme se fortalec¨ªan las v¨ªas de denuncia.
Adem¨¢s, Oxfam?ha anunciado siete nuevas pol¨ªticas de refuerzo para afrontar casos de violencia sexual entre los que se encuentra la inclusi¨®n de un importante matiz: una "nueva l¨ªnea externa independiente de denuncia de irregularidades". Esa independencia, se?ala InterAction, una organizaci¨®n que elabor¨® unas gu¨ªas para denunciar abusos en el seno de las ONG, es "esencial" en este tipo de circunstancias. Pero incluso los mejores protocolos, seg¨²n una alta fuente del sector, no pueden frenar un abuso. "Las ONG deben ser categ¨®ricas y tener una pol¨ªtica de tolerancia cero" ante estos casos.?
Decepci¨®n e incertidumbre
Be humankind es el lema que durante a?os se le¨ªa en la recepci¨®n de la mastod¨®ntica sede de Oxfam GB en Oxford, la ciudad que vio nacer a esta ONG en 1942 para ayudar a superar la hambruna sufrida en Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial (Oxfam resulta de la uni¨®n de Oxford Famine, hambruna en Oxford). El significado del mensaje que inspiraba a los cientos de trabajadores que entran y salen en bicicleta del cuartel general de una de las organizaciones no gubernamentales m¨¢s prestigiosas ¡ªy antiguas¡ª del mundo se est¨¢ desvaneciendo.
El caso de Oxfam es la punta del iceberg, asegura Evans. "Cuando existe una posici¨®n de poder privilegiada [como las ONG] siempre habr¨¢ algunos trabajadores que buscan abusar", reconoce en un comunicado publicado en Twitter. A pesar de la preocupaci¨®n moral y empresarial de la hist¨®rica ONG, sus trabajadores siguen teniendo muy presente el impacto que tiene su labor en la vida de millones de personas en casi un centenar de pa¨ªses. "Seguimos unidos y enfocados en nuestra labor (...) Tenemos ¨¢nimo de seguir adelante y mucha confianza en todo lo que Oxfam hace y hace bien. Lo sabemos todos", declara otra empleada.
Los trabajadores se sienten decepcionados por las consecuencias, especialmente la dimisi¨®n de Penny Lawrence, la directora adjunta de Oxfam GB?que, junto a Oxfam Am¨¦rica, Oxfam Quebec e Interm¨®n Oxfam, gestion¨® la ayuda humanitaria tras el terremoto de Hait¨ª. M¨¢s de una decena de oxfamers, en distintas oficinas repartidas por el mundo y consultados por este diario, dicen estar pas¨¢ndolo muy mal a nivel personal e institucional.
Christian Aid (tambi¨¦n brit¨¢nica, nacida en 1941 y eterna rival de Oxfam por tener una ideolog¨ªa algo m¨¢s conservadora) ha reconocido dos casos de abuso sexual. Save the Children ha admitido la investigaci¨®n de una treintena de agresiones en el pasado entre miembros de la plantilla. Y M¨¦dicos Sin Fronteras detect¨® 24 casos de acoso sexual en 2017. El tercer sector acaba de inaugurar su particular movimiento #metoo.
Holanda lo sab¨ªa, y lo ocult¨®
Oxfam Novib, la filial holandesa de Oxfam Internacional, sab¨ªa desde 2012 que varios empleados de la ONG brit¨¢nica hab¨ªan contratado prostitutas en Hait¨ª, tras el terremoto de 2010. Farah Karimi, la directora en La Haya, lo ha reconocido y ha pedido disculpas, pero tambi¨¦n ha justificado su silencio alegando "que se trataba de un asunto de Reino Unido". Su silencio se ha traducido ya en la p¨¦rdida de cerca de 2.000 donantes en los Pa¨ªses Bajos.?"Hacemos lo posible para recuperar la confianza de nuestros donantes y de todos aquellos que apoyan la misi¨®n y visi¨®n de Oxfam", ha dicho Karimi.
Novib no ten¨ªa personal sobre el terreno, pero s¨ª remiti¨® a Londres ¡°una parte de los 15 millones de euros en donativos del p¨²blico recibidos, en conjunto, por las organizaciones humanitarias radicadas en Holanda y que se asociaron tras el terremoto¡±, seg¨²n un comunicado. La oficina de La Haya pidi¨® una auditor¨ªa independiente para saber si la ayuda econ¨®mica holandesa hab¨ªa sido usada por los involucrados en las org¨ªas. Al comprobar que no fue as¨ª, remitieron los resultados del auditor al Ministerio de Asuntos Exteriores y al Tribunal de Cuentas holand¨¦s. Ambas instancias concluyeron por carta que ¡°el caso se daba por cerrado puesto que no han sido constatadas irregularidades contables¡±.
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