El hedor de la pol¨ªtica
El encarcelamiento de los corruptos es una de las primeras piedras para construir el Estado de derecho que merece Am¨¦rica Latina
Los chinos sostienen que lo primero que se pudre del pescado es la cabeza, de ah¨ª que cuando la clase dirigente de un pa¨ªs entra a un acelerado proceso de putrefacci¨®n la descomposici¨®n del aparato gubernamental se acelera vertiginosamente con severas consecuencias para la paz social.
La consecuencia l¨®gica de los peculados, de las malversaciones de fondos, de los desv¨ªos de recursos o del tr¨¢fico de influencias es un hartazgo furioso del electorado al comprobar que sus impuestos o la deuda p¨²blica contratada no fueron destinados a la salud, a la educaci¨®n, a la seguridad nacional o a la construcci¨®n de obras de infraestructura, entre otros objetivos fundamentales. La ira ciudadana conduce al voto visceral, al rabioso, dedicado a castigar la corrupci¨®n y la impunidad sin percatarse de que la venganza hacia el Gobierno, desde luego mal orientada, puede llegar a ser una pu?alada aviesa al pa¨ªs de llegar al promover, en la ceguera, el arribo al poder de un populista verborr¨¦ico, cuyas promesas son de imposible cumplimiento, dado que llegar¨¢ a gobernar con recetas sacadas del bote de la basura sobre la base de explotar a¨²n m¨¢s el rencor y el coraje nacionales.
Algunos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina subsisten carcomidos por un c¨¢ncer llamado corrupci¨®n que nos ataca por los cuatro costados, todo ello por la ineficacia o inexistencia de un Estado de derecho. Una de las herramientas m¨¢s eficientes para empezar el proceso de construcci¨®n de un orden jur¨ªdico consiste en el encarcelamiento de los presidentes, vicepresidentes, secretarios de Estado, ministros, magistrados, jueces o directores de empresas estatales acusados de enriquecimiento ileg¨ªtimo. Lo anterior viene al cuento por la aprehensi¨®n durante la semana en curso de ?lvaro Colom, expresidente de Guatemala, y de una decena de sus ministros de Gabinete, adem¨¢s de varios empresarios privados con quienes se llevaron a cabo ciertos negocios il¨ªcitos. ?lvaro Colom coincidir¨¢ en la c¨¢rcel con otro exmandatario guatemalteco, Otto P¨¦rez Molina, acusado por defraudaci¨®n aduanera.
Vale la pena recordar que en Per¨² tambi¨¦n coincidieron en la c¨¢rcel el expresidente Alberto Fujimori y Ollanta Humala, arrestado junto con su esposa Nadine Heredia, sin dejar en el tintero el caso del expresidente Alejandro Toledo, perseguido por la justicia peruana acusado de lavado de activos al estar involucrado en el caso Odebrecht.
No ser¨ªa nada remoto que en las pr¨®ximas fechas fueran sentenciados definitivamente el expresidente brasile?o Lula da Silva, condenado a m¨¢s de 12 a?os de prisi¨®n por corrupci¨®n pasiva y lavado de dinero, sentencia que se cumplir¨¢ o no, cuando el Tribunal Supremo dicte la ¨²ltima palabra. En las similares condiciones se encuentra la expresidenta argentina Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, con numerosas cusas abiertas y con la amenaza de perder su fuero en el Senado de aquel pa¨ªs. Por si todo lo anterior fuera poco, existe tambi¨¦n una orden de captura en contra del expresidente de El Salvador Mauricio Funes, acusado por enriquecimiento il¨ªcito, quien se encuentra asilado en la Rep¨²blica de Nicaragua presidida por otro dictador centroamericano de los que ya nadie quisiera acordarse. El expresidente paname?o Ricardo Martinelli, en prisi¨®n en los Estados Unidos, tambi¨¦n es buscado por la justicia de su pa¨ªs y si no se ha logrado su repatriaci¨®n ha sido por la incontable interposici¨®n de recursos de sus abogados. Imposible olvidar el caso de Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, expresidente de Costa Rica, tambi¨¦n condenado a prisi¨®n por corrupci¨®n, al igual que lo fue Rafael ?ngel Calder¨®n, otro expresidente preso en aquel pa¨ªs.
El hedor de la pol¨ªtica es una se?al de saneamiento de los aparatos gubernamentales. Estos olores mef¨ªticos en realidad deben despertarnos la esperanza porque finalmente se est¨¢n abriendo las cloacas donde habitan estos gusanos vomitivos que se alimentan de los ahorros p¨²blicos. Vivimos muchos a?os en Am¨¦rica Latina sin conocer estos olores, lo cual implicaba impunidad en la impartici¨®n de justicia. Hoy en d¨ªa, el encarcelamiento de las autoridades corruptas se traduce en la colocaci¨®n de las primeras piedras para construir el Estado de derecho que tanto nos merecemos en Am¨¦rica Latina.
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