Derecho de r¨¦plica
Hay en M¨¦xico un hartazgo instintivo ante la incertidumbre que no se anuncia con la alarma s¨ªsmica ni el ladrido de los perros
Como suele suceder en el mundo de la informaci¨®n instant¨¢nea, la m¨¢s reciente sacudida s¨ªsmica ¡ªotra vez con epicentro en Oaxaca¡ª se sinti¨® en c¨ªrculos conc¨¦ntricos hasta el coraz¨®n de la Ciudad de M¨¦xico y tambi¨¦n los corazones de todos los habitantes de lejos, mar de por medio y desde otras orillas. Del m¨¢s reciente temblor suman casi 600 r¨¦plicas pasados tres d¨ªas de su principal oscilaci¨®n y se nos informa que de los sismos del pasado mes de septiembre se han sumado miles de r¨¦plicas, a las que creo deber¨ªamos sumar el Derecho de R¨¦plica que ejercen los mexicanos aunque parezcan argumentos inaudibles o propuestas imperceptibles. Hablo del hartazgo instintivo ante la incertidumbre que no se anuncia con la alarma s¨ªsmica ni el ladrido de los perros, sino del colmo ya rebasado ante el generalizado tel¨®n de las mentiras, la verborrea hip¨®crita de los simulacros (no de evacuaciones de emergencia) en cada uno de los huecos discursos y demenciales promesas de la fanfarria electoral, banal y babosa o violenta y ominosa.
Derecho de r¨¦plica que deber¨ªa ponderarse incluso entre el voluminoso reba?o de los acarreados, sicarios silentes o golpeadores profesionales, que conforman el bulto en los m¨ªtines y se van con la bola a los estrados improvisados del grader¨ªo o bien, en las reuniones de imperdonable imitaci¨®n gringa donde el pol¨ªtico en turno o el mentiroso de ocasi¨®n cree darse ba?os de realidad en ese formatito cu¨¢quero de pararse en medio de un c¨ªrculo de ciudadanos (lo que llaman Town Meeting en el pa¨ªs del norte). Derecho de r¨¦plica que nada tienen que ver con las preguntas formulada de antemano, concertadas las respuestas, coreografiada la posible adrenalina comunal con m¨²sica que va subiendo de volumen e hipnosis hasta simular un Av¨¢ndaro improvisado de farsa contagiosa.
Lo que necesitan los necesitados es precisamente que no se burlen de ellos y de la injusticia anquilosada que los sojuzga
Sobre todo, quiero aprovechar estas l¨ªneas para celebrar el Derecho de R¨¦plica ante la muy fallida ocurrencia de imaginar un Registro Nacional de Necesidades de Cada Persona, una hueca imbecilidad que en su nombre lleva la penitencia pues es sabido que la mayor¨ªa de los pol¨ªticos que llevan d¨¦cadas en la ejemplar orde?a de la corrupci¨®n funcional jam¨¢s hablan de personas, sino de la gente; jam¨¢s miran el rostro de los hambrientos, sino las caras maquilladas de sus paleros. ?Registro Nacional?, si no tienen el registro veraz de sus posibles correligionarios ni una n¨®mina confiable de colaboradores infalibles y ?qu¨¦ sabe de necesidades quien las ha confundido con las planas de mnemotecnia enloquecida donde una p¨²trida primera dama intenta convencerse a s¨ª misma que merece abundancia? ?qu¨¦ saben de necesidad los ni?atos que llevan tatuada en la piel una ¨ªntima confusi¨®n de esa palabra con sus deseos y caprichos.
Lo que necesitan los necesitados es precisamente que no se burlen de ellos y de la injusticia anquilosada que los sojuzga con la ocurrencia est¨²pida de un registro nacional que formaliza con el papeleo de siempre o la cibern¨¦tica del enga?o lo que justamente necesitamos todos y cada uno de los mexicanos: el cese inmediato de cientos de asesinatos y desapariciones diarias y el ces inmediato de los funcionarios responsable, la legi¨®n de corruptos o la propuesta clara y realmente posible de una mejor distribuci¨®n del ingreso y por ende una propuesta factible y clara para encarcelar a los paladines del despilfarro que fardaron sus casonas y lograron romper el r¨¦cord hist¨®rico en el Recuerdo Nacional de Necedades de Cada Pol¨ªtico o bien, necesitamos que se callen la boca aunque sea por un solo d¨ªa, que por lo menos guarden un minuto de silencio por tanta desidia, desolaci¨®n y destrucci¨®n, que nuestra m¨¢s honda r¨¦plica se concentra en que dejen de sacudir tanto avispero que nos pone a temblar.
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