Rescatan a m¨¢s de 200 serpientes en pleno centro de Buenos Aires
Ejemplares de pitones bola y boas esmeralda fueron incautadas por la polic¨ªa en un barrio c¨¦ntrico
Aquel que conoce Buenos Aires sabe que el Once, un barrio as¨ª conocido -aunque no oficialmente, es un submundo del comercio, una suerte de mercado persa que funciona en misteriosos edificios con oscuros departamentos. Lo que pocos sab¨ªan es que all¨ª, adem¨¢s de electr¨®nica china y ropa barata, tambi¨¦n pod¨ªan conseguirse exc¨¦ntricas serpientes. La unidad de Delitos Ambientales de la polic¨ªa de Argentina allan¨® un domicilio donde se encontraron 219 serpientes destinadas a la comercializaci¨®n. Pitones bola, boas esmeralda -especies muy atractivas por sus contrastes de colores intensos- y 19 huevos, entre otras gen¨¦ticas, fueron secuestrados y trasladados a un serpentario para evaluar su estado general.
¡°No conocemos de d¨®nde provienen los ejemplares", indic¨® el ministro de Ambiente de Argentina, Sergio Bergman. ¡°Estas especies deben estar en su h¨¢bitat natural; no deben ser comercializadas¡±, asegur¨®. El cargo inform¨® que una persona fue demorada e imputada por el hecho y analiz¨® que ¡°las redes de tr¨¢fico son polivalentes, aunque este tipo de delitos es excarcelable en Argentina. Sabemos que las iban a comercializar, pero no sabemos con qu¨¦ fines¡±. Este individuo se encargaba de hacer cruzas con una selecci¨®n gen¨¦tica que pod¨ªa llegar a valer en el mercado unos 20.000 pesos por unidad (cerca de 1.000 d¨®lares).
El valor del lote encontrado en el piso de apenas dos ambientes oscila entre los 400.000 y 500.000 pesos (unos 22.000 d¨®lares). Los animales estaban encerrados en cajas con peque?os agujeros y rellenas con aserr¨ªn. Entre ellas hab¨ªa dos boas esmeralda, una raza no venenosa que puede alcanzar hasta los dos metros de longitud, tiene el lomo de color verde con manchas blancas y el vientre amarillo. Se la puede encontrar en las selvas tropicales de Am¨¦rica del Sur y en el mercado negro se las puede pagar entre 1.200 y 1.500 d¨®lares.
Las pitones bola son originarias de Africa, alcanzan una longitud de un metro y son animales casi inofensivos, al punto que deben su nombre al hecho de que cuando se sienten amenazadas, se enroscan en su propio cuerpo. En Argentina se consiguen por un precio que, seg¨²n el tama?o, van de 1.500 a 6.000 pesos (hasta 300 d¨®lares). Sin embargo, en este caso, los ofidios habr¨ªan sido importadas de criaderos ubicados en Estados Unidos.
El tr¨¢fico de animales es un delito muy dif¨ªcil de resolver en Argentina y el reclamo por una ley que proteja a la flora y la fauna es una de las pocas cosas en las que coinciden el gobierno y las ONG¡¯s destinadas a tal fin. As¨ª, la ausencia de penas duras para los delitos ambientales facilitan este tipo de pr¨¢cticas, dado que aquellos que incurren en el tr¨¢fico de animales quedan liberados con s¨®lo pagar una fianza. De acuerdo con estimaciones de la Direcci¨®n de Fauna Silvestre, nueve de cada 10 animales capturados mueren antes de llegar a ser comercializados y entre aquellos animales que s¨ª llegan a comercializarse, s¨®lo 10 de cada 100 se recuperan, y ¨²nicamente el 5% logra regresar a su h¨¢bitat.
Un ping¨¹ino en el puerto
Un ping¨¹ino que se encontraba en el Puerto de Dock Sud, a cinco minutos del centro de Buenos Aires, tambi¨¦n fue rescatado por la polic¨ªa tras una denuncia de la Prefectura Naval, en una jornada donde las temperaturas oscilaron los 30 grados. Se trata de un ejemplar de la familia de los penacho amarillo que se encuentra en buen estado de salud y fue trasladado al Ecoparque porte?o, donde es asistido antes de la reinserci¨®n en su h¨¢bitat.
¡°A partir de un llamado desde Prefectura, dando aviso de la existencia de un ping¨¹ino en la zona de Dock Sud, se procedi¨® a evaluar el caso y se tom¨® la decisi¨®n de trasladarlo al Ecoparque para poder evaluar su estado sanitario general y analizar, junto a los especialistas, el mejor destino final para el ejemplar, buscando siempre asegurar el bienestar del animal y haciendo todo lo posible para que el mismo pueda ser liberado en su ambiente natural, en buenas condiciones y lo m¨¢s pronto posible¡±, asever¨® Bergman.
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