La forma del plagio
La nueva obra maestra de Guillermo del Toro ha sido atacada con acusaciones de plagio
La forma del agua (The Shape of Water) dirigida por Guillermo del Toro es una hermosa f¨¢bula fant¨¢stica que no s¨®lo merece los premios ya ganados y las justificadas nominaciones para los reconocimientos por venir, sino que se quedar¨¢ en la memoria de quien la vea como una joya intemporal del arte cinematogr¨¢fico. Quienes conocen la trayectoria art¨ªstica del director mexicano confirmar¨¢n que la pel¨ªcula que ahora lo consagra re¨²ne casi todos los ingredientes que le obsesionan como lector, como cin¨¦filo, como cineasta e incluso, como dibujante (cuya libreta de apuntes goza de un merecido cameo en la maravilla que ahora nos ocupa)¡ pero, sucede que esta nueva obra maestra de Del Toro ha sido atacada con acusaciones de plagio que aqu¨ª intento refutar.
En primer lugar, vivimos ya una negra ¨¦poca en que basta sembrar la sospecha de plagio, abuso sexual o insinuaci¨®n de machismo, sexismo u otros ismos para que empiece a rodar la pelota de las opiniones infundadas, de la verborrea que da por hecho incluso los hechos que a¨²n no han sido probadamente consumados y la saliva irascible que no precisa comprobaciones. Esto nada tiene que ver con las acusaciones justificadas, las revelaciones con inapelables evidencias y la detallada relator¨ªa que justificadamente nos ayudan a poner en su lugar o incluso ejercer justicia ante tanto ped¨®filo de sotana intocable, tanto fango laboral donde la pir¨¢mide se escala entre sabanas y tanto plagiario impune.
La primera cachetada contra La forma del agua vino de o¨ªdas y del boca en boca que se esparci¨® con la acostumbrada velocidad de los chismes. Un muy bien producido cortometraje holand¨¦s, titulado The Space Between Us (El espacio entre nosotros) cobr¨® ancha y amplia popularidad en YouTube con la infundada coincidencia de que mostraba curiosos elementos paralelos a la escenograf¨ªa y trama de La forma del agua de Guillermo del Toro, pero repito: se trata de infundadas coincidencias y as¨ª se demostr¨® el d¨ªa en que el propio director mexicano se reuni¨® con los realizadores del film de Flandes y con estudiantes holandeses de cinematograf¨ªa y en amable tertulia terminaron por reconocer que muchos de los elementos, dibujos e inspiraciones que alimentan el gran arte de Del Toro a lo largo de todas sus anteriores pel¨ªculas sirvieron de caldo de cultivo para el corto holand¨¦s y no al rev¨¦s, como pretend¨ªan insuflar el cotarro los fabricantes de tanta paparrucha o Fake News en este nuevo mundo que nos inunda. La Academia Holandesa de Artes Cinematogr¨¢ficas public¨® un documento donde declara oficialmente que a pesar de que ¨Cefectivamente¡ªhay vasos comunicantes y elementos hom¨®nimos que emparentan a la gran obra del Del Toro con el encomiable cortometraje holand¨¦s, de ninguna manera se trata de plagio y punto.
Dicho lo anterior, es preciso aclarar que la supuesta pol¨¦mica en la que ahora han querido mancillar la obra de Guillermo del Toro no tiene nada que ver con los sonados plagios en tinta que tanto da?o han hecho a la cultura hispanoamericana en a?os recientes. Aqu¨ª no se trata de la descarada treta sinverg¨¹enza que hundi¨® las ¨ªnfulas groseras de Alfredo Bryce Echenique cuando acept¨® un jugoso premio literario en Guadalajara, que no supo agradecer ni de lejos, pues no asisti¨® a la entrega y cuyo monto en met¨¢lico sirvi¨® para aliviarle los muchos gastos en los que hab¨ªa incurrido por probados y penosos plagios en otras latitudes; tampoco se trata de las ya muy sabidas tretas de autores dizque famosos por tantas ventas, que c¨ªclicamente terminan por resolver sus demandas de plagio fuera de los juzgados y en lo oscurito. De lo que hablamos ahora es de la curiosa coincidencia de acusar de plagio a Guillermo del Toro, una vez que su pel¨ªcula ha ido cosechando los merecidos reconocimientos mundiales que le pavimentan su merecida consagraci¨®n en los pr¨®ximos Premios de la Academia en Hollywood.
Una vez m¨¢s, creo que el tema de fondo es precisamente al rev¨¦s: el hijo de un talentoso dramaturgo ¨Cfallecido en 2003¡ªdice haber recibido no pocos correos electr¨®nicos y llamadas telef¨®nicas de amigos y conocidos que aseguraban haber confirmado incuestionables coincidencias, simetr¨ªas y paralelos entre La forma del agua y una vieja obra de teatro de su padre, Paul Zindel, titulada Let Me Hear You Whisper (D¨¦jame o¨ªrte murmurar) y cuya puesta en escena (tanto en las tablas como en la televisi¨®n p¨²blica neoyorquina en 1969) confirman el alto oficio del dramaturgo Zindel, que lleg¨® a obtener un prestigioso Premio Pulitzer por otra de sus obras de teatro.
La lectura de los tres actos ¨Ccon nueve escenas¡ªde la obra de teatro Let Me hear You Whisper puede realizarse en menos de media hora y s¨ª, efectivamente, hay paralelos que podr¨ªan llamarse id¨¦nticos entre dos o tres personajes de la obra teatral y la pel¨ªcula de Del Toro, pero no creo que basten para justificar el alarde de clamar plagio alguno: ambas obras (as¨ª como el corto holand¨¦s) llevan como protagonista principal a una mujer que hace limpieza en un laboratorio paramilitar donde se experimenta con vida submarina; en la obra de teatro se trata de un delf¨ªn (y a nadie se le ocurri¨® acusar a Paul Zindel de haberse plagiado la trama de The Day of the Dolphin (El d¨ªa del delf¨ªn) donde el cl¨¢sico cient¨ªfico loco juega con la idea de que la clara inteligencia de un sonriente mam¨ªfero marino ha de salvar a la humanidad el d¨ªa en que podamos comunicarnos con ellos para que nos gu¨ªen en tormentas, nos indiquen d¨®nde conseguir mejores lugares para pescar y dem¨¢s secretos del insondable misterio que a¨²n le queda por conquistar a la humanidad.
Que en la obra de teatro de Zindel aparece un humanoide con escamas y que en la pel¨ªcula de Del Toro nos hipnotiza un pez-humano que le brilla la piel como m¨¢gico boquer¨®n no supone que nadie se rasgue las vestiduras y clame que se ha violado la integridad est¨¦tica del Monstruo de la Laguna Verde que horrorizaba a los cin¨¦filos en las pantallas de blanco y negro hace m¨¢s de medio siglo; que en la obra de Zindel le cantan al delf¨ªn de probeta una vieja cancioncilla del vodevil norteamericano para ver si puede repetir palabras como perico no es insinuaci¨®n v¨¢lida como para pisotear el hermoso soundtrack (y otros gui?os de cinema cl¨¢sico) que bord¨® Del Toro para contextualizar su m¨¢s reciente obra maestra; que los cuentos de hadas donde las doncellas se dedican a la limpieza dependan de los avatares de las escobas y los trapos enjabonados no significa que alguien evoque plagio cada vez que se narre un di¨¢logo durante la procuraci¨®n de la higiene en cualquier letrina.
Pocos lectores saben que el inmenso poeta Octavio Paz, tambi¨¦n fino y minucioso ensayista, es autor de una canci¨®n que grab¨® Jorge Negrete para una de sus pel¨ªculas y que Paz cuaj¨® tambi¨¦n un cuento perfecto, ¡°Mi vida con la ola¡± que ¨¦l mismo gustaba catalogar como ¡°poema en prosa¡± aunque yo sigo necio consider¨¢ndolo un cuentazo. Pues bien, en alguna descabellada tertulia hubo alguien de cuyo nombre no quiero acordarme que insinu¨® que el cuento ¡°Chac Mool¡± de Carlos Fuentes era una transliteraci¨®n cuasi plagio de ¡°Mi vida con la ola¡±, pues mientras el poeta se ocupa por narrar la enrevesada historia de un hombre que se enamora de una ola en la playa y decide llev¨¢rsela a su casa en la ciudad, el novelista se ocupaba de un bur¨®crata mexicano que se llevaba la escultura de un dios maya, tambi¨¦n como souvenir viviente a guardarse en el s¨®tano de su casa en la gran ciudad de M¨¦xico. Lo que no entend¨ªa el interfecto que lanzaba la absurda acusaci¨®n es el da?o que este tipo de babosadas pueden causar no s¨®lo porque se trata de opiniones sin fundamento o corazonadas al vuelo (absolutamente justificadas) pero nocivas en tanto los oyentes no lean o confirmen la vacuidad de la ocurrencia.
Vivimos tiempos en que faltan mil¨ªmetros para que alg¨²n amargado quiera empa?ar el genio de Del Toro invent¨¢ndose que el dios marino que protagoniza
La forma del agua trae prestado el traje de Ultraman, o es met¨¢fora de Mi vida con la Ola, de Octavio Paz, o es una er¨®tica salamandra id¨¦ntica a Chac Mool y por ende, homenaje a Carlos Fuentes y estamos una vez m¨¢s en la enredada encrucijada en que se critica o demeritan los triunfos de los grandes cineastas mexicanos lanzando al debate ya cansino de que en realidad se trata de directores cinematogr¨¢ficos mexicanos o nacidos en M¨¦xico, pero que en realidad hacen cine norteamericano, hollywoodense, europeo o universal como si de veras negaran la equis de M¨¦xico que llevan orgullosamente en sus frentes. Al final, la m¨¢s reciente pel¨ªcula de Guillermo del Toro es una hermosa historia de amor, una bocanada de aire en burbujas en medio de un revuelto mar de mentiras y desgracias; es una f¨¢bula fant¨¢stica de los monstruos que terminar¨¢n por salvarnos de nosotros mismos, que nos permiten hablar en silencio y trascender m¨¢s all¨¢ de las formas convencionales, porque el poema que se murmura incluso en el abismo boga como un milagro que flota aunque lo quieran hundir y vuela entre nubes incluso en la m¨¢s profunda oscuridad del mar.
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