Londongrado, el tal¨®n de Aquiles de Putin
Activistas critican que Theresa May no incluyera medidas concretas contra la oligarqu¨ªa rusa en Londres en represalia por el ataque contra el esp¨ªa Skripal
Si quer¨ªa hacer da?o, Theresa May no ten¨ªa que mirar muy lejos. A solo 450 metros de su residencia en Downing Street, en el n¨²mero 4 de Whitehall Court, se encuentran los dos pisos que el vice primer ministro ruso Igor Shuvalov adquiri¨®, escudado tras opacas empresas interpuestas, por 11,4 millones de libras, cien veces su salario anual. Pod¨ªa haber mirado tambi¨¦n a Mayfair, Belgravia o Highgate, exclusivos vecindarios donde se levantan las mansiones de esa ciudad paralela que se conoce como Londongrado. Los activistas llevan a?os denunciando que Londres se ha convertido en el patio de recreo de la ¨¦lite rusa con v¨ªnculos al r¨¦gimen de Putin.
En medio de la mayor crisis entre Mosc¨² y Londres desde la Guerra Fr¨ªa, el patrimonio de la oligarqu¨ªa rusa en suelo brit¨¢nico es el tal¨®n de Aquiles de Putin. La riqueza de la ¨¦lite rusa que lo sustenta se blanquea y guarda aqu¨ª, ayudada por un entramado local de abogados, agencias de relaciones p¨²blicas, inmobiliarias y contables a su servicio.
Pero cuando el mi¨¦rcoles May anunci¨® en el Parlamento las represalias tras el ataque contra el esp¨ªa Sergu¨¦i Skripal y su hija, que el Gobierno brit¨¢nico atribuye a Mosc¨², hubo una llamativa omisi¨®n. Expulsar¨¢ a 23 diplom¨¢ticos. Reforzar¨¢ ciertos controles fronterizos. No enviar¨¢ dignatarios al Mundial de f¨²tbol. Pero ninguna medida concreta para atacar el patrimonio en Londres de los oligarcas rusos vinculados al Kremlin.
¡°Hubo dos vagas menciones, para satisfacer a los activistas como yo, pero ning¨²n plan espec¨ªfico¡±, explica Roman Borisovich, exfinanciero ruso y activista anticorrupci¨®n. ¡°Las medidas que anunci¨® pertenecen a la trasnochada gama de juegos de guerra diplom¨¢ticos. Un teatro que hoy no es efectivo. La expulsi¨®n de 23 diplom¨¢ticos es propia de la Guerra Fr¨ªa, ten¨ªa sentido cuando eran los ¨²nicos sovi¨¦ticos en suelo brit¨¢nico. Pero ahora hay m¨¢s de 100.000 rusos en el pa¨ªs. Mientras 23 esp¨ªas hacen las maletas para regresar, 23 oligarcas las hacen para venir. Es contraproducente porque ofrece a Putin la excusa para decirse insultado, y le da pie a proseguir con la pol¨ªtica de gestos. Sin medidas duras, la elite rusa resulta envalentonada. Sienten que de verdad son los propietarios de Reino Unido¡±.
Cada a?o se blanquean en Reino Unido cerca de 100.000 millones de euros, cantidad equivalente a la mitad del PIB de Portugal, seg¨²n cifras de la Agencia Nacional contra el Crimen. Sobre ese capital opaco se levantaron los cimientos de Londongrado, cuya influencia creci¨® con inversiones en medios de comunicaci¨®n, equipos de f¨²tbol y donaciones al Partido Conservador.
May cuenta con instrumentos para actuar. Las nuevas ¡°¨®rdenes de riqueza inexplicada¡± permiten dirigirse contra individuos cuyo patrimonio no guarda proporci¨®n con sus ingresos, oblig¨¢ndoles a aportar informaci¨®n que de otra manera ser¨ªa dif¨ªcil de obtener. El Gobierno ha anunciado, adem¨¢s, su disposici¨®n a promover una versi¨®n brit¨¢nica de la estadounidense ley Magnitski, que permite congelar el patrimonio de violadores de derechos humanos.
Recibe su nombre del abogado Sergu¨¦i Magnitski, supuestamente torturado hasta su muerte en una prisi¨®n rusa, despu¨¦s de destapar un multimillonario esc¨¢ndalo de corrupci¨®n del Kremlin. Magnitski estaba trabajando para el financiero estadounidense Bill Browder, que fue el mayor inversor extranjero en Rusia y hoy, perseguido por Putin, es uno de los mayores activistas globales contra su r¨¦gimen.
¡°Reino Unido es el lugar m¨¢s importante para los oligarcas rusos corruptos, el centro global de lavado de su dinero y su reputaci¨®n. Eso da una enorme ventaja a May para reaccionar ante el ataque¡±, explica Browder a EL PA?S. ¡°Podr¨ªa congelar los bienes de violadores de derechos humanos. Tenemos que recordar que los oligarcas rusos son los que gestionan el propio dinero de Putin. Reino Unido ha sido d¨¦bil y permisivo con la delincuencia rusa. Este es un momento decisivo para cambiar de actitud¡±.
Pero las investigaciones son costosas, y muchos activistas echaron de menos un respaldo de May. ¡°Podr¨ªa haber anunciado m¨¢s recursos¡±, opina Naomi Hirst, de la ONG Global Witness. ¡°Las fuerzas de seguridad tienen las herramientas, pero no cuentan con los recursos para perseguir estos delitos. Lleva mucho tiempo y dinero, y necesitas respaldo pol¨ªtico. May ha perdido la oportunidad de ofrecer apoyo a quienes llevan a cabo ese trabajo¡±.
Otra medida que los activistas reclaman es acelerar la legislaci¨®n, prometida por David Cameron en 2016, para impedir la compra de inmuebles a compa?¨ªas opacas. Hay cerca de 86.000 propiedades en Reino Unido en manos de empresas que no revelan qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s.
La raz¨®n por la que la legislaci¨®n se ha retrasado, seg¨²n Hirst, es el Brexit. ¡°La respuesta oficial es que el Brexit obliga a una enorme tarea legislativa y no hay posibilidad de sacar adelante ahora esa legislaci¨®n¡±, explica. ¡°La no oficial es que el Gobierno teme promover algo que ponga en peligro la inversi¨®n extranjera. No quiere mandar se?ales de que ser¨¢ dif¨ªcil invertir en Reino Unido tras el Brexit¡±.
Borisovich apunta a medidas a¨²n m¨¢s dr¨¢sticas, como revocar las licencias bancarias o excluir de la Bolsa de Londres a compa?¨ªas p¨²blicas rusas. Cuestiona el ¡°mito¡± de que Reino Unido necesita el flujo de rublos. ¡°Existe la impresi¨®n de que hay una dependencia econ¨®mica del dinero ruso, pero yo no la comparto¡±, asegura. ¡°Lo que hay que pedir es que alguien aporte ese c¨¢lculo. La compa?¨ªa brit¨¢nica BP [propietaria de un 20% del gigante petrolero ruso Rosneft] es un asunto aparte. Pero hacer depender la seguridad del pa¨ªs de una compa?¨ªa petrolera es delicado. Hablamos de la reacci¨®n a lo que est¨¢n calificando de acto de guerra. Si no se act¨²a donde de verdad importa, los oligarcas rusos seguir¨¢n teniendo a Reino Unido en el anzuelo¡±.
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