Putin y los titanes enanos
L¨ªderes autoritarios se eternizan y proyectan fortaleza en Rusia, China y Turqu¨ªa. Occidente muestra fragilidad. Pero no todo es como parece
L¡¯?tat c¡¯est moi. No es dif¨ªcil imaginarse estos d¨ªas a Xi Jinping, Vlad¨ªmir Putin y Recep Tayyip Erdogan susurrar en la intimidad la c¨¦lebre frase hist¨®ricamente asociada a Luis XIV. Tienen sus motivos. Xi acaba de afianzar su eternizaci¨®n en el poder con aclamaci¨®n del PCCh; Putin ha orquestado una notable escenificaci¨®n de legitimaci¨®n pseudo-democr¨¢tica (entre otros peque?os detalles, no pod¨ªa competir el ¨²nico opositor real); y Erdogan tiene a sus militares levantando la bandera turca en la ciudad siria de Afrin, partiendo as¨ª el cintur¨®n kurdo que tanto teme. La marcha de los tres titanes de la internacional de los aut¨®cratas dif¨ªcilmente podr¨ªa ser, a primera vista, m¨¢s triunfal.
M¨¢s es as¨ª observando las tribulaciones de las democracias liberales, aquejadas de malas gestiones y altos grados de insatisfacci¨®n ciudadana. En las recientes legislativas en Italia, un 55% vot¨® por opciones populistas y antisistema (de corte m¨¢s o menos radical). En Francia, el ¨¦xito final de Macron hizo olvidar a muchos que, en la primera ronda, candidatos con esas mismas caracter¨ªsticas (Le Pen, M¨¦lenchon, Dupont-Aignan y otros¡) cosecharon un 47%. El 52% de los brit¨¢nicos que apoy¨® el Brexit en contra de las indicaciones de todos los principales partidos, patronal y bancos, tambi¨¦n se levant¨® como una grandiosa peineta al establishment. La situaci¨®n estadounidense provoca gran inquietud a la gran mayor¨ªa de observadores. Corrupci¨®n, reparto desigual de la riqueza, fragmentaci¨®n y par¨¢lisis pol¨ªtica fomentan un profundo sentimiento de descontento en las democracias liberales.
Es razonable pensar que el siglo XXI ser¨¢ plasmado por el resultado final de un doble pulso: sociedades abiertas vs cerradas; democracias liberales vs reg¨ªmenes autoritarios (aunque algunos camuflados de democracias liberales). La yuxtaposici¨®n entre la pujanza de los Xi, Putin y Erdogan con las tribulaciones occidentales impresiona. Pero veamos mejor.
La audacia y sagacidad t¨¢ctica de Putin es ya legendaria. Ha estabilizado el pa¨ªs, reforzado sus fuerzas armadas, afianzado su proyecci¨®n global y debilitado a muchos enemigos. Reina sobre un pa¨ªs inmenso, con descomunales recursos energ¨¦ticos, un enorme arsenal nuclear y poder de veto en la ONU. Pero todo ello se apoya en una econom¨ªa asf¨ªctica que mide aproximadamente como la de Espa?a o Corea del Sur. Nada m¨¢s. Putin no ha podido revertir esa debilidad intr¨ªnseca que limita inexorablemente a Rusia. La t¨¢ctica es extraordinaria: pero el boquete estrat¨¦gico irresuelto tambi¨¦n lo es.
Erdogan, por su parte, parece afianzado tras la intentona golpista. Pero gobernar sentado sobre decenas de miles de presos ¡ªse antoja dif¨ªcil convencer que cada uno de ellos ha gozado de un procedimiento justo¡ª y con medio pa¨ªs enfurecido tiende a provocar problemas.
Xi, claro est¨¢, es otra historia. China va rumbo a convertirse en superpotencia a pasos agigantados. Pero la formidable fortaleza china se ve en otra perspectiva si uno se fija, por ejemplo, en la gran carrera de los censores para ocultar las m¨²ltiples expresiones de descontento tras el anuncio de su perpetuaci¨®n. Las fieras no suelen preocuparse de los mosquitos. Ergo, o uno no es tan fiera o los otros no son tan mosquitos.
En cuanto a Occidente, sus fallos son m¨²ltiples, no hay duda. Pero ser¨ªa err¨®neo subestimar sus fortalezas: por ejemplo, la grandeza de las boas constrictor que aprietan el cuello de mandatarios como Trump o Netanyahu con investigaciones ferozmente independientes y todo lo que eso significa; la nobleza de laboriosas negociaciones que consideran el mandato de los ciudadanos y conducen a Gobiernos como en Alemania y Holanda; en general, el pluralismo del debate que ha fomentado y fomenta ideas, innovaci¨®n, progreso sin parang¨®n. El linaje que une la protodemocracia helena, la codificaci¨®n legal romana, el humanismo toscano, la ilustraci¨®n francesa y el liberalismo anglosaj¨®n es una espina dorsal dur¨ªsima.
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