Radiograf¨ªa del gran ¨¦xodo venezolano
Un mill¨®n del 1,6 millones que hay instalados legalmente en el extranjero marcharon a partir de 2015, seg¨²n la OIM. Unos 145.000 m¨¢s han pedido asilo
Carlos Ra¨²l Toro G¨®mez, dise?ador gr¨¢fico de 27 a?os, jam¨¢s imagin¨® que su primera visita a Europa ser¨ªa para quedarse y sin perspectivas de regresar pronto a su patria. Venezuela nunca fue un pa¨ªs de emigrantes. Todo lo contrario. Durante d¨¦cadas fue, gracias a la riqueza petrolera, refugio de pobres y perseguidos. Toro lleg¨® a Madrid en avi¨®n. Directo desde Caracas. Era el 27 de julio de 2016. Vino solo. Atr¨¢s dej¨® a su madre y a sus dos hermanas peque?as. La descomposici¨®n econ¨®mica, pol¨ªtica y social de Venezuela genera un ¨¦xodo que ha obligado a emigrar a 1,6 millones de venezolanos. Son los que viven legalmente en el extranjero. Uno de cada 20 habitantes. Un mill¨®n hizo las maletas a partir de 2015, seg¨²n los ¨²ltimos datos recopilados por la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM). En paralelo, las solicitudes de asilo tambi¨¦n se han disparado: suman 145.000 en todo el mundo.
Toro cuenta que al llegar a Madrid se sinti¨® "como un turista". Dur¨® un tiempo.? "A los dos, tres meses, te das cuenta de que no, de que ya no eres un turista. Ya est¨¢s viviendo aqu¨ª y ah¨ª empiezas a recordar, empieza la nostalgia"
Aunque las im¨¢genes del abarrotado paso de C¨²cuta hacia Colombia son las m¨¢s impactantes, la di¨¢spora venezolana se ha repartido por toda Am¨¦rica. La huida es ardua. Tomada la decisi¨®n, en ocasiones requiere conseguir un pasaporte, cada vez m¨¢s escasos por la carest¨ªa del papel moneda; comprar uno de los preciad¨ªsimos pasajes de avi¨®n o reunir dinero para un largo viaje por carretera.
Muchos han superado todo obst¨¢culo: hay 600.000 residentes en Colombia; casi 300.000 en Estados Unidos, unos 120.000 en Chile¡ Pero el desembarco tambi¨¦n ha llegado con fuerza al otro lado del Atl¨¢ntico, con 210.000 en Espa?a y 50.000 en Italia. Lo que empez¨® como un goteo es ahora una corriente potente sin visos de reducirse. Estas cifras ni siquiera incluyen a quienes se presentaron en otro pa¨ªs como turistas y con los meses se han quedado sin papeles.
El grupo de amigos con el que Toro estudi¨® la secundaria en el colegio Salto ?ngel de Barquisimeto refleja la magnitud del ¨¦xodo. ¡°Nos conocimos en 2003 y nos graduamos en 2006¡±, explica en Madrid. En poco m¨¢s de dos a?os, cuatro de los seis colegas que se bautizaron como Jareaa (por sus iniciales) se han visto obligados a emigrar. Toro, en Espa?a; Albert Prieto, en Tenerife; Agny Daniel Rodr¨ªguez, en Per¨²; Eduardo Palacios, en Costa Rica. Solo Adri¨¢n Albi y Julio Rodr¨ªguez permanecen en Venezuela. Cada vez que se reun¨ªan se sacaban una foto id¨¦ntica a modo de recuerdo.
La vida en Venezuela se ha vuelto dif¨ªcilmente soportable porque el 87% es pobre, el 71% no tiene suficiente para comer, la inflaci¨®n supera el 6.000% y el crimen est¨¢ desbocado con 89 asesinatos por 100.000 habitantes.
Los 1,6 millones de la OIM es una cifra conservadora. El Observatorio Venezolano de la Di¨¢spora, de la Universidad Central del pa¨ªs sudamericano, eleva el ¨¦xodo a tres millones de compatriotas desde que Hugo Ch¨¢vez fue elegido presidente en 1999, seg¨²n explica en un caf¨¦ de Madrid su director, el soci¨®logo Tom¨¢s Paez. Un dato fruto del cruce de diversas estad¨ªsticas y encuestas a venezolanos. Paez critica la opacidad oficial: ¡°Las autoridades tienen el registro [de entradas y salidas] pero no producen la estad¨ªstica. Es como si quisieran negar el fen¨®meno¡±.
Pero el fen¨®meno es evidente. Los madrile?os oyeron llegar a los venezolanos. En pocos meses su dulce acento se convirti¨® en habitual, en tiendas, bares y aceras. Ocurri¨® en otras muchas ciudades. La escritora y editora Claudia Larraguibel, nacida en la capital chilena y criada en Caracas, lo not¨® tambi¨¦n al otro lado del mundo, en los caf¨¦s de su barrio en Santiago. Y los conductores de Uber, ¡°?son todos venezolanos!¡±. Cuenta que atr¨¢s qued¨® para los venezolanos la ¨¦poca de viajes de ida y vuelta; y la ¨¦poca en que emigraban unos pocos privilegiados. ¡°A principios de los 2000 eran las clases medias-altas, que llegaban a Miami, a Madrid, a Panam¨¢¡ Ahora llegan por tierra (a Chile) en un viaje de ocho d¨ªas¡±, explica. Un blog ofrece pistas ¨²tiles para quienes emprenden la odisea.
Desde principios del siglo XX, pobres espa?oles, italianos o portugueses, desplazados colombianos, izquierdistas chilenos, argentinos o uruguayos y otros muchos buscaron un futuro en Venezuela. Ahora los venezolanos desandan el camino de sus antepasados en busca de un futuro.
Los pa¨ªses de la regi¨®n (incluidos los de Unasur, a los que se puede viajar solo con la c¨¦lula de identidad) han ido adoptando medidas ordinarias y extraordinarias en respuesta al desembarco. Este es un repaso a esas normas en algunos de los principales destinos en base a la evaluaci¨®n de la OIM:
Chile
Peque?o, poco poblado (18 millones) y remoto, es el pa¨ªs que en relaci¨®n con su poblaci¨®n, m¨¢s venezolanos ha acogido. En dos a?os ha otorgado 120.000 permisos de residencia permanentes y visas temporales. Entre 2016 y 2017, 108.000 venezolanos pidieron su primer visado para entrar como turistas. La escritora explica que los chilenos no olvidan que muchos izquierdistas perseguidos por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) encontraron refugio en Venezuela. Llegan atra¨ªdos, explica, porque es, junto a Argentina, el destino m¨¢s estable, seguro y europeo de la regi¨®n.
Per¨²
Gracias a una norma espec¨ªfica, 27.000 emigrantes han recibido un permiso para instalarse temporalmente. Las llegadas han aumentado m¨¢s de un 1.000% en dos a?os. Casi 24.000 han solicitado asilo, una v¨ªa que a menudo permite quedarse legalmente mientras se resuelve el expediente.
Colombia
Unos 68.000 llegados antes del pasado verano fueron regularizados y obtuvieron un permiso especial que da derecho a la atenci¨®n sanitaria. Otros 155.000 arribados antes de febrero pasado lo han solicitado. Tras otorgar a 1,6 millones de venezolanos la tarjeta que permite ir y venir a trav¨¦s de la frontera, las autoridades colombianas suspendieron en febrero su expedici¨®n.
Estados Unidos
Han ido llegando de manera m¨¢s paulatina que a Sudam¨¦rica. En 2016 m¨¢s de 5.600 lograron la residencia y en el periodo 2006-2016, unos 64.000 obtuvieron la nacionalidad. Con 60.000, es el pa¨ªs con m¨¢s venezolanos que pidieron asilo.
Espa?a
El desembarco se aceler¨® en 2015 con la peculiaridad de que un 60% de los instalados poseen tambi¨¦n la nacionalidad espa?ola, muchos como el soci¨®logo Paez, de los tiempos cuando los espa?oles emigraban y Venezuela los acog¨ªa. Las peticiones de asilo se han disparado hasta superar las 12.000, pero poqu¨ªsimas son aceptadas. En 2017 solo 15 venezolanos fueron admitidos como refugiados.
Brasil
Las llegadas se producen sobre todo por el Estado fronterizo de Roraima, donde el presidente Temer decret¨® el estado de emergencia el pasado febrero. El Gobierno, la OIM y Acnur, entre otros, han creado un equipo conjunto para gestionar la situaci¨®n fronteriza. Las autoridades permiten a los venezolanos solicitar un permiso de residencia temporal de los que se han otorgado 8.000. Mientras, casi 25.000 venezolanos han solicitado refugio.
Panam¨¢
Aunque en 2017 regulariz¨® a 10.000 personas, desde octubre les exige visado.
Ante la pregunta de si antes solo hu¨ªan los ricos y poderosos y ahora tambi¨¦n escapan las clases medias y los pobres, el soci¨®logo Paez recalca que ¡°toda la sociedad venezolana est¨¢ empobrecida¡±. Su caso es ilustrativo: ¡°Soy un catedr¨¢tico que cobra al cambio unos 5 d¨®lares al mes con un poder de compra que es incluso menor. Tendr¨ªa que trabajar 18 a?os seguidos para comprar un boleto de avi¨®n. Muchos venezolanos viven de las remesas¡±. Paez a?ade que a este le precedieron otros ¨¦xodos en un pa¨ªs que, insiste, ¡°fue un pa¨ªs de gran movilidad social¡±: los perseguidos pol¨ªticos, los empleados del sector petrolero, los m¨¦dicos, los periodistas, los empresarios¡
Pero el acelerado deterioro ha golpeado duro a esas clases medias que, como explica la escritora chileno-venezolana, no puede subsistir porque ¡°no tiene ingresos en divisas¡±.
El resto de los amigos de la foto tambi¨¦n se busca la vida.
Pese a compartir idioma y cultura, la adaptaci¨®n es dura. Muchos llegan solos, casi sin ahorros, la burocracia acecha y tienen que trabajar en lo que salga para pagarse techo, comida y, a ser posible, enviar algo a los que quedaron atr¨¢s. Toro, fot¨®grafo adem¨¢s de dise?ador gr¨¢fico, encadena trabajos de camarero en Espa?a. No es para nada lo que so?¨® pero est¨¢ contento aunque siente a?oranza.
Su amigo Eduardo Palacios, ingeniero agroindustrial, trabaja como asesor de ventas en Costa Rica, adonde eligi¨® emigrar porque hab¨ªa alguien que le pod¨ªa echar una mano. Cuenta que al llegar en 2015 abri¨® un local de comidas con un socio que le estaf¨® aprovech¨¢ndose de que carec¨ªa ¡°de un estatus migratorio que pudiera considerarse s¨®lido¡±. Ha logrado iniciar all¨¢ una nueva vida con su pareja y un beb¨¦.
Albert Prieto, licenciado en estudios ambientales de 28 a?os jam¨¢s imagin¨® que tendr¨ªa que ¡°trabajar de camarero tras estudiar tanto en la universidad¡±. Pudo llegar hasta Tenerife porque un t¨ªo le acogi¨® all¨ª. Tuvo que dejar atr¨¢s a su esposa. Ha sido limpiador de coches, lavandero, mozo de almac¨¦n, repartidor y ahora es camarero. Est¨¢ terminando de pagar ¡°las muchas deudas¡± que tuvo que contraer para traerse a su familia.
Agny Daniel Rodr¨ªguez, ingeniero agroindustrial de 28 a?os que trabaj¨® cuatro en Nestl¨¦, sali¨® el a?o pasado por carretera a Colombia para volar a Lima. ¡°Me fui porque la situaci¨®n se volvi¨® insostenible, el sueldo no alcanzaba para satisfacer las necesidades b¨¢sicas, comida, medicina, movilidad. Adem¨¢s, no pod¨ªa ayudar a mis padres econ¨®micamente. Y ya la inseguridad se apodero del pa¨ªs¡±. Eligi¨® Per¨² por dos motivos: ¡°Por ser un pa¨ªs que le abr¨ªa (la puerta) a los profesionales venezolanos sin tanta burocracia, adem¨¢s de ser el destino m¨¢s ideal al presupuesto con el cual yo contaba para ese momento¡±.
Gracias a Facebook, estos seis amigos del colegio siguen en contacto 15 a?os despu¨¦s pese a la distancia. Esperan reencontrarse alg¨²n d¨ªa. Se tomar¨¢n la foto. ¡°En el momento en que podamos volver a encontrarnos, as¨ª tengamos 40 a?os, la volveremos a hacer¡±, proclama Toro. Saben que no ser¨¢ pronto.
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