Los ¡®catastr¨®ficos¡¯ planes de Etiop¨ªa para el Nilo egipcio
La construcci¨®n del Gran Embalse del Renacimiento en Etiop¨ªa modificar¨¢ el reparto del agua del r¨ªo Nilo entre los pa¨ªses de su cuenca
Egipto no habr¨ªa existido sin el Nilo. En sus des¨¦rticas tierras, no habr¨ªa podido surgir la primera gran civilizaci¨®n humana. Ni tampoco hoy podr¨ªa sostener a unas 100 millones de almas sin las aguas del caudaloso r¨ªo. Los faraones eran conscientes de ello, y entre sus divinidades m¨¢s veneradas se hallaba Hapi, el dios de la inundaci¨®n del r¨ªo Nilo, que regaba de nutrientes las orillas del r¨ªo y permit¨ªa su cultivo. Esta ancestral e ¨ªntima relaci¨®n entre el Nilo y Egipto se ve amenazada por el Gran Embalse del Renacimiento que est¨¢ construyendo Etiop¨ªa cerca la frontera con Sud¨¢n.
La mastod¨®ntica presa, cuya construcci¨®n empez¨® en 2011, ser¨¢ la m¨¢s grande de ?frica y la s¨¦ptima del mundo en producci¨®n de electricidad. Se calcula que se extender¨¢ sobre una superficie de unos 1.800 kil¨®metros cuadrados, y su capacidad ser¨¢ de 74.000 millones de metros c¨²bicos. Para Etiop¨ªa es la piedra angular de su ambicioso proyecto de desarrollo para el siglo XXI. Cuando est¨¦ terminada, no solo ser¨¢ capaz de satisfacer las necesidades energ¨¦ticas de esta populosa y empobrecida naci¨®n de m¨¢s de 100 millones de habitantes y un r¨¢pido crecimiento demogr¨¢fico, sino que convertir¨¢ Etiop¨ªa en un potencia energ¨¦tica regional que exportar¨¢ electricidad a sus vecinos.
Mientras para Etiop¨ªa ser¨¢ una bendici¨®n, Egipto la percibe como una aut¨¦ntica una cat¨¢strofe. No existe un acuerdo entre los dos pa¨ªses, agriamente enfrentados, sobre cu¨¢nto reducir¨¢ la cuota egipcia de agua del Nilo, pero puede ser sustancial. Y no solo durante la fase de relleno del embalse del Renacimiento, que Egipto intenta alargar el m¨¢ximo de a?os posible, sino incluso una vez terminada. Al estar situado en una zona de altas temperaturas veraniegas, se teme que la evaporaci¨®n del agua reduzca de forma significativa el caudal a su llegada a Egipto. Esto constituye una seria amenaza para el delta del Nilo, coraz¨®n agr¨ªcola de Egipto, ya amenazado por la salinizaci¨®n del agua a causa de la subida del nivel del mar como consecuencia del cambio clim¨¢tico.
Gracias a un tratado internacional firmado durante los tiempos del Imperio brit¨¢nico, El Cairo ha gozado de la mayor cuota de agua del Nilo entre las diez naciones que forman su cuenca. Y con diferencia. En concreto, tiene derecho a 55.000 de sus 88.000 millones de metros c¨²bicos anuales ¡ªun 65%¡ª, lo que el Gobierno egipcio justifica por el hecho de que representa un 95% de sus recursos h¨ªdricos. Con la excepci¨®n de Sud¨¢n, el resto de pa¨ªses de la cuenca se muestran decididos a renegociar el reparto del agua del caudaloso r¨ªo. De hecho, la mayor¨ªa de ellos firmaron un tratado, el llamado ¡°acuerdo de Entebe¡±, que modifica las cuotas y que Egipto rechaza de forma categ¨®rica.
La presa del Renacimiento se encuentra en el centro de esta batalla por el agua, un recurso cada vez m¨¢s valioso. Los ¡°halcones¡± de la administraci¨®n y la prensa egipcia hace tiempo que defienden sabotear la edificaci¨®n del embalse con un bombardeo a¨¦reo, pero esta opci¨®n conllevar¨ªa una reacci¨®n airada de la comunidad internacional, y sobre todo de los pa¨ªses africanos. Por ello, El Cairo siempre ha apostado por una soluci¨®n negociada al conflicto.
Una negociaci¨®n estancada
Sin embargo, no est¨¢ dando frutos. Las mesas de di¨¢logo se convocan y rompen repetidamente desde hace a?os sin apenas avances, y los egipcios sospechan que para Ad¨ªs Abeba solo son una estrategia dilatoria. La ¨²ltima reuni¨®n fallida de alto nivel tuvo lugar hace poco m¨¢s de una semana. ¡°?De qu¨¦ sirve un proceso de negociaciones si ha sido transformado en forzar a Egipto ante un hecho consumado?¡±, declar¨® recientemente un funcionario egipcio al diario Madamasr. Y es que la edificaci¨®n de la presa avanza con rapidez, y ahora ya se ha realizado aproximadamente un 70% de la obra.
La inestabilidad pol¨ªtica del Egipto posrrevolucionario no ha ayudado a movilizar comunidad internacional para presionar Etiop¨ªa con una poderosa herramienta: la financiaci¨®n del proyecto, en la que participa el Banco Mundial. Desde 2011, las autoridades egipcias han concentrado sus energ¨ªas en sus batallas internas m¨¢s que en echar mano de su peso diplom¨¢tico. En 2013, la administraci¨®n Al Sisi culp¨® a Mohamed Morsi, el presidente derrocado, de no haber frenado el proyecto, pero cuatro a?os despu¨¦s, la din¨¢mica es exactamente la misma.
El ¨²nico cambio deriva de las ingentes adquisiciones de armamento por parte del Ej¨¦rcito egipcio, incluidos 24 cazabombarderos franceses Rafale. No obstante, no parecen haber amedrentado a Etiop¨ªa. Curiosamente, durante los ¨²ltimos meses, las convulsiones pol¨ªticas parecen haber cambiado de bando, llevando a la dimisi¨®n en febrero del primer ministro et¨ªope, Hailemariam Desalegn.
Ahora bien, es poco probable que el nuevo l¨ªder, Abyi Ahmed, cambie de rumbo. El embalse del Renacimiento se ha convertido en una cuesti¨®n de orgullo patrio para los et¨ªopes. Los egipcios deber¨ªan entenderlo. Por otra presa, la de Asu¨¢n, el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser se pas¨® al bando sovi¨¦tico, un momento decisivo en la historia de Oriente Medio del siglo XX.
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