Los retos de la seguridad para el pr¨®ximo Gobierno colombiano
La mayor¨ªa de candidatos ha ca¨ªdo en lugares comunes o en la falacia del populismo punitivo
Faltan apenas unas semanas para la elecci¨®n presidencial en Colombia. Las encuestas, an¨¢lisis y proyecciones est¨¢n a la orden del d¨ªa. Ya los candidatos con m¨¢s opciones han puesto las cartas sobre la mesa en los temas neur¨¢lgicos del pa¨ªs. Uno de ellos se refiere a los retos en materia de seguridad. Sin embargo, la mayor¨ªa de candidatos han ca¨ªdo en lugares comunes o en la famosa falacia del populismo punitivo. Todos coinciden en la necesidad de aumentar el pie de fuerza de la polic¨ªa, en mejorar el sistema carcelario, en combatir la corrupci¨®n y en cuerpos especializados contra delitos urbanos.
En todo caso, la mayor¨ªa de estas medidas, como se dice popularmente, son pa?os de agua tibia. Es decir, no resuelven los problemas de fondo en materia de seguridad. Son tan comunes y b¨¢sicas las propuestas que no permiten ver con claridad el programa integral de seguridad de cada candidato. Colombia tiene seis grandes retos en materia de seguridad para el futuro. Nos centraremos en dos.
Tal vez, el principal reto tiene que ver con la seguridad rural del pa¨ªs. El diagn¨®stico es el siguiente, En primer lugar, actualmente 190 municipios de los 1.122 que tiene Colombia cuentan con una presencia importante de cultivos de hoja de coca, miner¨ªa criminal o ruta de tr¨¢fico de armas o droga. Adem¨¢s, en estas zonas hay presencia de estructuras criminales con capacidad militar importante. En segundo lugar, la exguerrilla de las FARC operaba en 242 municipios. Ahora, 76 de ellos han sido copados por organizaciones criminales o por la guerrilla del ELN. Aqu¨ª llegaron primeros los criminales que el Estado y la estrategia de copamiento territorial de la Fuerza P¨²blica colombiana no ha sido eficiente. En tercer lugar, apenas hay 10.000 polic¨ªas rurales en Colombia para cubrir el 99% del territorio nacional. En muchas zonas la poblaci¨®n colombiana no tiene servicio de justicia o seguridad y los habitantes terminan acudiendo a criminales para que regulen la vida social.
Lo complejo de este primer tema es que ning¨²n candidato ha hablado de la seguridad rural. Hablan del narcotr¨¢fico en un sentido general, con pol¨ªticas de represi¨®n, pero no delinean sus estrategias. Por ejemplo, habr¨ªa que pasar de 10.000 a 50.000 polic¨ªas en un periodo de no m¨¢s de seis a?os. Habr¨ªa que garantizar inspectores de polic¨ªa al menos para 300 municipios donde antes los ilegales eran los que ofrec¨ªan servicios de justicia. Habr¨ªa que discutir sin apasionamientos el rol de las Fuerzas Militares y la Polic¨ªa para garantizar claridad operativa y, claro, habr¨ªa que priorizar componentes permanentes rurales de militares y polic¨ªas en varios corredores de movilidad.
El otro tema neur¨¢lgico de la seguridad tiene que ver con el asunto institucional. El diagn¨®stico es el siguiente. Primero: no hay una claridad institucional sobre la pol¨ªtica de seguridad y convivencia. Hay una alta consejer¨ªa adscrita a la Presidencia de la Rep¨²blica, adem¨¢s est¨¢ la direcci¨®n de seguridad y convivencia del Ministerio del Interior y el Ministerio de Defensa y cada cual va por su lado. Segundo: Colombia no ha logrado dise?ar una pol¨ªtica criminal. Tercero: Colombia est¨¢ intentando entrar a la OCDE y para ello necesita desmilitarizar a la Polic¨ªa, que por el conflicto con las FARC est¨¢ adscrita al Ministerio de Defensa. Pero en un pa¨ªs democr¨¢tico eso es insostenible.
En definitiva, no existe un camino definido de soluciones. En el tema institucional hay opciones, pero todas son bastante debatibles. Por ejemplo, para algunos la mejor soluci¨®n es crear un Ministerio para la Seguridad y la Convivencia Ciudadana, el cual deber¨ªa tener a cargo la elaboraci¨®n y seguimiento de la pol¨ªtica de seguridad y controlar la Polic¨ªa Nacional, al igual que el sistema penitenciario y carcelario. Para otros, esto generar¨ªa mucho debate pol¨ªtico y lo mejor ser¨ªa hacer ajustes estructurales en el Ministerio de Defensa que den cuenta de los retos del pa¨ªs en el futuro. Pero el resumen es que hay mucho que debatir, algunas opciones son m¨¢s viables que otras y las campa?as presidenciales todav¨ªa no han tomado posici¨®n en varios de estos temas.
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