Qu¨¦ es y c¨®mo medir la maquinaria: m¨¢s all¨¢ de las encuestas en las presidenciales colombianas
El peso del voto que tiende a depender de redes clientelares en el territorio a?ade inc¨®gnitas sobre el resultado
Que las encuestas lo tienen dif¨ªcil en Colombia es algo que ya sabemos. Hay muchas razones, pero una de las m¨¢s conocidas y comentadas por todos es la consabida maquinaria electoral. Hay una parte importante del voto que tiende a depender de redes clientelares bien implantadas en el territorio. Cu¨¢nto voto es, resulta dif¨ªcil de estimar. Por un lado, la noci¨®n de ¡®maquinaria¡¯ es m¨¢s amplia de lo que pueda parecer. La imagen de compra directa de votos es la primera que nos viene a la cabeza, y el reciente caso de Aida Merlano ayuda a cristalizarla con todo lujo de detalles. Pero, como demuestra el arduo trabajo de muchos periodistas de investigaci¨®n tanto en Bogot¨¢ como en las regiones, la maquinaria tiene otros vericuetos: l¨ªderes sociales, comunales, acuerdos por puestos de trabajo directos o indirectos, promesas de obras, subsidios y trabajos.
Es por esto que no se puede hablar de una cantidad fija de voto clientelar. Como sugiere el polit¨®logo Yann Basset de manera particularmente aguda, ¡°las maquinarias (¡) se mantienen por la mediocridad de los pol¨ªticos alternativos¡±: es decir, que si llega una candidatura cuyo compromiso es al mismo tiempo m¨¢s s¨®lido y m¨¢s cre¨ªble que el de las maquinarias, que de hecho propone incluso terminar con la corrupci¨®n (que no es un juego al que los votantes entren a gusto, sino probablemente porque no ven alternativa mejor)¡ Si todo eso pasase, es posible que votos que antes se mov¨ªan por clientelismo ahora se muevan por opini¨®n. Y viceversa, por supuesto. En otras palabras: la maquinaria se puede volver opini¨®n, y la opini¨®n, maquinaria. Basset ofrece algunos ejemplos. Quiz¨¢s el m¨¢s conocido sea el de Carlos Caicedo, competidor derrotado por Petro en la consulta interpartidista, ganando la alcald¨ªa de Santa Marta. Un terreno normalmente abonado para y dominado por el clientelismo, pero donde venci¨® un candidato distinto dando un vuelco electoral a la ciudad.
En cualquier caso, s¨ª sabemos que el volumen de la maquinaria es importante: aunque pueda no ser mayoritaria, podr¨ªa bastar para decantar una elecci¨®n. Como parece que sucedi¨® en la segunda vuelta de las presidenciales de 2014, cuando la costa atl¨¢ntica se volc¨® a favor del vencedor, Juan Manuel Santos.
A una encuesta siempre le va a resultar m¨¢s dif¨ªcil captar estas din¨¢micas que dependen muchas veces de acuerdos que no se cierran hasta ¨²ltima hora. Adem¨¢s, el voto de maquinaria suele pesar algo m¨¢s en ¨¢reas donde les cuesta m¨¢s llegar a los sondeos: estratos modestos, zonas rurales o costeras mal comunicadas. Por el contrario, los ejercicios demosc¨®picos son m¨¢s precisos cuando se trata de captar voto de opini¨®n. Todo esto pone una pregunta sobre la mesa: ?c¨®mo medimos la maquinaria para mejorar los pron¨®sticos electorales de cara a las pr¨®ximas elecciones presidenciales?
Las propias casas de encuestas colombianas, conscientes de estos problemas, intentan complementar sus instrumentos principales con otras aproximaciones de ¨ªndole estructural. Esta semana, por ejemplo, tanto Cifras & Conceptos como el Centro Nacional de Consultor¨ªa han publicado sendas medidas alternativas. Ambas se basan en una mezcla entre sondeos y an¨¢lisis de las votaciones en las elecciones legislativas del 11 de mayo junto a otros an¨¢lisis que, en esencia, van encaminados a ofrecer una medici¨®n del voto que vaya m¨¢s all¨¢ de la pura opini¨®n. Ambas cuentan con la ventaja de medir mejor el potencial de maquinaria, as¨ª como otros sesgos habituales en las encuestas colombianas.
Mientras el ejercicio de C&C es un pron¨®stico puro que trata de atinar d¨®nde quedar¨¢ cada candidato en la primera vuelta, el CNC ofrece varias alternativas . El primero usa porcentajes y el segundo cantidades absolutas, as¨ª que para hacer m¨¢s sencilla la comparaci¨®n los he traducido a sus respectivos valores alternativos. Lo he hecho asumiendo una participaci¨®n de un 48.8%, similar a la de las legislativas. La conjunci¨®n de ambos ejercicios en contraste con la media de sondeos nos deja tres pistas clave.
1. Duque y Petro est¨¢n m¨¢s abajo de lo que sugieren las encuestas. Siendo los dos candidatos con m¨¢s fuerza en un debate de opini¨®n sustancialmente polarizado, no es sorprendente que los sondeos les den un peso preponderante. Sin embargo, si asumimos que hay votos que se les escapar¨¢n por no obedecer a la l¨®gica de la polarizaci¨®n p¨²blica, tambi¨¦n resulta normal
2. A Vargas Lleras le va mejor pero depende de alianzas. Se le ha llamado ¡°el candidato de la maquinaria¡±, lo cual es probablemente una exageraci¨®n. Pero s¨ª es cierto que mientras sus rivales lo daban todo en la arena p¨²blica Vargas Lleras probablemente estaba haciendo trabajo por detr¨¢s. Eso s¨ª: dicho trabajo va probablemente encaminado a forjar alianzas que est¨¢n en el aire. Confirmada hace pocas horas la del Partido de la U, el candidato volver¨ªa a ser competitivo. Pero sumar el apoyo conservador le servir¨ªa para cimentar todav¨ªa m¨¢s su plataforma.
3. Fajardo no llega solo (por ahora). Mientras para C&C Fajardo estar¨ªa en cualquier caso en el cuarto lugar en el entorno de los dos millones de votos, CNC le estima un volumen similar salvo que logre fraguar una alianza con De La Calle o incluso con Petro. La primera qued¨® descartada ayer, y la segunda nunca fue posible. As¨ª, ese mill¨®n extra que CNC estima en una eventual convergencia depender¨¢ ahora de una posible coordinaci¨®n del voto en torno al candidato de oposici¨®n m¨¢s viable. Si Fajardo logra sumar algo de lo que a¨²n le quedaba a De La Calle y puntea en las encuestas, podr¨ªa propiciar cierto retorno de votos que se hab¨ªan ido a Petro poco convencidos, pero en busca de viabilidad. Sin embargo, parece no parece movimiento f¨¢cil dada la resistencia de este ¨²ltimo en los sondeos.
Estas pistas tan ¨²tiles se logran, eso s¨ª, pagando un peaje elevado: el de una menor claridad y transparencia. Una encuesta de intenci¨®n de voto es un sistema que todos, mal que bien, conocemos y distinguimos. Estos ejercicios estructurales son considerablemente m¨¢s complejos. Adem¨¢s, siguen un modelo cuyo proceso de estimaci¨®n no es del todo conocido. De manera que resulta imposible evaluar si, para evitar el sesgo cl¨¢sico de las encuestas, est¨¢n cayendo en otro tipo de errores. De hecho, en tanto que el m¨¦todo tampoco localiza territorialmente los votos, tampoco resulta sencillo.?
En cualquier caso, los trabajos de C&C y del CNC suponen una aportaci¨®n valiosa que nadie debe desconocer a riesgo de sobre-estimar el valor de las encuestas desnudas. Y dejan una conclusi¨®n clara: el escenario electoral colombiano podr¨ªa ser m¨¢s competitivo de lo que parece a simple vista. Aunque Iv¨¢n Duque destaca en cualquier caso como candidato con un asiento casi asegurado en segunda vuelta, la pregunta es qui¨¦n le acompa?ar¨¢. Mirando solamente encuestas, uno podr¨ªa pensar que ese puesto es de Petro. Pero los pron¨®sticos estructurales dejan un espacio razonable para la duda. Uno que llega cargado de maquinaria.
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