¡°La esperanza en M¨¦xico est¨¢ en bancarrota¡±
El escritor y periodista reflexiona sobre la situaci¨®n de su pa¨ªs, ante las elecciones del pr¨®ximo 1 de julio
Juan Villoro (Ciudad de M¨¦xico, 61 a?os) recibe a EL PA?S en su casa de Coyoac¨¢n, al sur de la capital mexicana. Durante casi una hora, disecciona la realidad del pa¨ªs ante las elecciones del pr¨®ximo 1 de julio. El escritor y periodista particip¨® activamente en la candidatura de Mar¨ªa de Jes¨²s Patricio, Marichuy, la ind¨ªgena nahua que aspiraba a llegar a la boleta como independiente. No lo logr¨®, en gran medida por los requisitos que impusieron los partidos y el INE para concurrir en las elecciones. ¡°Es otra esperanza cancelada¡±, lamenta Villoro, que trabaja ahora en unas jornadas que se celebrar¨¢n entre el 15 y el 25 de abril en la Universidad de la Tierra de San Crist¨®bal de las Casas. Bajo el lema de ¡°?Prohibido pensar?¡±, activistas, artistas, intelectuales y militantes de distintas formaciones reflexionar¨¢n sobre el futuro de M¨¦xico, m¨¢s all¨¢ de la cita electoral: ¡°Cada persona sabr¨¢, de forma pragm¨¢tica, a qui¨¦n le da su voto, pero es importante construir esperanza¡±.
Pregunta. ?C¨®mo definir¨ªa el momento que atraviesa M¨¦xico?
Respuesta. M¨¦xico se encuentra en una situaci¨®n muy compleja, porque por un lado la realidad nos queda a deber, es una realidad muy quebrantada, que deja insatisfecha a muchas personas. Simult¨¢neamente, la esperanza tambi¨¦n parece estar en bancarrota. Creo que una de las cosas m¨¢s dif¨ªciles que puede enfrentar un pa¨ªs no es solo que el entorno est¨¦ degradado, sino que tambi¨¦n lo est¨¦ la ilusi¨®n. Esta falta de expectativas es la crisis m¨¢s grande que tenemos. En Espa?a se sol¨ªa decir una frase que acu?¨® Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n: ¡°Contra Franco viv¨ªamos mejor¡±, en el sentido de que se sab¨ªa cu¨¢l era el enemigo y hab¨ªa una enorme claridad de cu¨¢l era la luz al final del t¨²nel cuando cayera Franco. Podr¨ªamos decir lo mismo: est¨¢bamos mejor contra el viejo PRI, cuando pens¨¢bamos que con la alternancia que habr¨ªa despu¨¦s, estar¨ªamos mejor. Pero hemos experimentado varios gobiernos posteriores a la alternancia y nos han dejado la misma sensaci¨®n de insuficiencia que antes. El gran problema es que no vemos una luz al final del t¨²nel, estamos metidos en el t¨²nel o, para ajustarnos m¨¢s a los tiempos que corren, en el socav¨®n.
P. ?C¨®mo se puede recuperar la ilusi¨®n?
R. Necesitamos una reforma pol¨ªtica. Los partidos encontraron que la democracia simulada que tenemos es un enorme negocio. Somos due?os del voto el domingo de elecci¨®n. Al d¨ªa siguiente, nuestro voto caduca y se desentienden de nosotros los que son elegidos. Los partidos han encontrado que lo importante con los problemas no es solucionarlos, sino administrarlos, lo que permite seguir haciendo pactos y ampliar recursos para supuestamente arreglarlos. Esta democracia le est¨¢ costando much¨ªsimo a M¨¦xico. Es una democracia chatarra que le da much¨ªsimo dinero a quienes se benefician de ella. Los partidos han abdicado de sus respectivas ideolog¨ªas, ya no hay demarcaciones claras de lo que unos u otros defienden, sino que se unen con fines oportunistas y electoreros para tener mayor fuerza, m¨¢s all¨¢ de los principios que dec¨ªan defender.
P. ?Qu¨¦ implica esa falta de ideolog¨ªa?
R. Un pragmatismo total que hace que la mayor¨ªa de las opciones tengan que ver con la posibilidad de acceso a la presidencia. Hemos llegado a la extra?a paradoja de que el candidato, para ser viable, tiene que presentarse como confiable, como alguien que no aspira a transformaciones de fondo, cuando todo el mundo sabe que necesitamos transformaciones radicales. Los partidos han dejado existir como organizaciones de propuesta ideol¨®gica y se han convertido en agencias de colocaci¨®n de trabajo.
P. Sin embargo, todo el mundo hablar de la necesidad de cambio. ?Por d¨®nde tiene que empezar?
R. Todo el mundo habla de la necesidad de cambio, pero la percepci¨®n que tienen los ciudadanos es que los partidos quieren una vez m¨¢s aprovecharse de los recursos y alejarse de los ciudadanos.
P. Se habla de hartazgo, desencanto, enojo¡. ?Cu¨¢l es el sentimiento para usted que mejor define lo que est¨¢ pasando?
R. Yo usar¨ªa dos palabras. Una, respecto a lo que sucede en M¨¦xico, que ser¨ªa despojo. Vivimos un momento en que las comunidades que alguna vez tuvieron propiedad de la tierra est¨¢n siendo despojadas de ellas. En donde la naturaleza est¨¢ siendo explotada por mineras canadienses, que en ning¨²n momento podr¨ªan hacerlo en su propio pa¨ªs. Estamos viendo la venta de maderas finas, el saqueo de oro y plata por compa?¨ªas trasnacionales. Buena parte del campo est¨¢ deshabitado a la espera de que alguien venga a apropiarse de ello. Ahora, respecto a la representaci¨®n pol¨ªtica que tenemos la palabra que lo define es desconfianza. Hay una falta de credibilidad extrema.
P. De hecho, si hay algo que predomina, por encima del apoyo a cualquier partido, es el rechazo al PRI o a Pe?a Nieto.
R. Hay una situaci¨®n de desconfianza tan grande que el propio PRI no pudo elegir a un priista como su representante. No pudieron confiar en sus bases. Los propios partidos est¨¢n tratando de postular personas que en la medida en que no son militantes de viejo cu?o pueden tener una credibilidad relativamente superior al de otras personas. La gente sabe que los partidos no est¨¢n representando alternativas confiables. Uno votar¨¢ esperanzado de que el candidato que llegue ser¨¢ menos malo que el anterior.
P. ?Qu¨¦ cree que marcar¨¢ esta elecci¨®n?
R. Esta elecci¨®n fue la primera en que pudo haber candidatos independientes, que era una rehabilitaci¨®n del sistema pol¨ªtico posible. Desgraciadamente, las condiciones de participaci¨®n fueron muy restrictivas. Las impusieron los partidos pol¨ªticos para que los ¨²nicos que calificaran como independientes fueran personas que ya son como los pol¨ªticos profesionales. Es decir, lo que se propone es el plan b o el repechaje de quienes no pudieron presentarse por sus partidos. Se est¨¢ mandando una se?al de que ser independiente es pertenecer al club de los profesionales, de la grilla. Adem¨¢s, son gente que est¨¢n dispuestos a ejercer las triqui?uelas de los pol¨ªticos que ya est¨¢n habituados a actuar en la arena pol¨ªtica mexicana, que muchas veces se ha definido como la tenebra, porque todo se decide en lo oscurito. Ese es el primer impedimento. Tal y como est¨¢ la situaci¨®n para los independientes, se puede llegar haciendo trampa o perder siendo honesto. Margarita Zavala logr¨® estar con un 35% de firmas irregulares. Nos recuerda al alcalde de San Blas Nayarit, que escud¨® su corrupci¨®n diciendo que hab¨ªa robado poquito. Ahora, la campa?a de Marichuy ha sido elogiada por los funcionarios del INE, porque el 93% de las firmas fueron validas. El exiguo 7% no eran trampas, sino que se debi¨® a problemas con la recaudaci¨®n, problemas dedo... En cuanto a la fiscalizaci¨®n, teniendo muy poco que justificar, porque su campa?a no cost¨® m¨¢s de 600.000 pesos, fue quien m¨¢s justific¨®. Esta elecci¨®n tiene esa caracter¨ªstica de que es otra esperanza cancelada.
P. Usted particip¨® activamente en la campa?a de Marichuy. ?Qu¨¦ ense?anzas le ha dejado?
R. Ha habido muchos aprendizajes en este proceso, que abren un futuro promisorio para la causa de los pueblos originarios. Los recorridos de Marichuy no ten¨ªan solo fines electoreros. Si vemos el mapa de la esperanza construido durante la campa?a, no se privilegiaba la obtenci¨®n de firmas en centros altamente poblados, sino la uni¨®n de muchas comunidades ind¨ªgenas que no se hab¨ªan articulado. Ahora bien, hubo obst¨¢culos dif¨ªciles de sortear. Uno es la dificultad de que la gente en M¨¦xico se involucre en causas significativas. Vimos una respuesta conmovedora en la Ciudad de M¨¦xico despu¨¦s del terremoto. Pero, por desgracia, este tipo de respuestas puntuales ante una tragedia no se dan de manera sostenida. M¨¦xico es uno de los pa¨ªses que tiene m¨¢s actos individuales espont¨¢neos de solidaridad, pero al mismo tiempo es uno de los que tiene menos plataformas de actividad ciudadana continua. Cuesta mucho que la gente participe de forma organizada en actividades de transformaci¨®n del pa¨ªs. En la campa?a de Marichuy nos enfrentamos con esto. Tambi¨¦n con nuestra pobre organizaci¨®n, hay que ser sinceros y con un racismo fuerte, porque la gente no ve¨ªa que pod¨ªa ser importante para todo M¨¦xico. Pensaba que los ind¨ªgenas luchaban por derechos folcl¨®ricos para estar de mejor manera en una especie de estado de reservaci¨®n. Lo interesante de la causa de Marichuy y de los pueblos originarios es que permitir¨ªan organizar el pa¨ªs entero desde abajo.
P. ?Est¨¢ adormecida la sociedad mexicana?
R. Tenemos una sociedad piramidal, que no permite la llegada de advenedizos. La gente tiene mucho miedo de quedar fuera de la pir¨¢mide. Una de las cosas que me parecen m¨¢s parad¨®jicas en la comparaci¨®n entre Espa?a y M¨¦xico es que Espa?a es una monarqu¨ªa, pero la mayor¨ªa de los usos sociales en Espa?a no son mon¨¢rquicos. En cambio, M¨¦xico hace mucho que dej¨® de ser un virreinato pero muchos de los usos sociales son virreinales. En un peque?o negocio t¨² ves que hay un duque, un paje, un plebeyo, alguien que aspira tener relaci¨®n con el pr¨ªncipe, otro que dice haber visto al rey¡ Esta estructura barroca, jer¨¢rquica, cortesana, se da en todas las instancias mexicanas. Hay mucho miedo por romper las formas de conducta a las que estamos acostumbrados. La gente siente que si se involucra en la protesta publica lo ¨²nico que va a lograr es quedarse fuera de posibles beneficios.
P. ?M¨¦xico puede ir a peor?
R. Todo puede ir inevitablemente a peor. Pero me parece muy grave asumirnos en un conformismo de este tipo. Cuando se dijo que L¨®pez Obrador era un peligro para M¨¦xico se cre¨® toda una campa?a de difamaci¨®n totalmente infundada para impedir que un candidato tuviera un proyecto que a algunos pod¨ªa no convenir. El propio Andr¨¦s Manuel ha rebajado sus expectativas y su discurso para no generar temores. Es una gran paradoja. Lo que necesitamos son cambios y estamos en un pa¨ªs en el que el que propone cambios radicales est¨¢ estigmatizado como una amenaza.
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