¡°Soy vecino del muro de Trump¡±
A pocos kil¨®metros de donde Trump present¨® los prototipos del muro, la poblaci¨®n del lado mexicano se divide entre la indiferencia y la indignaci¨®n


¡°?El muro? Es una reverenda estupidez, una burla que me indigna como mexicano¡±, dice Tony Valdez a unos pasos de las vallas de l¨¢mina que ya existen entre San Diego y Tijuana. Unos metros m¨¢s adentro, del lado estadounidense, hay otra pared, de concreto. En medio de los dos cercos hay ocho prototipos del muro que ha obsesionado a Donald Trump desde que anunci¨® su candidatura presidencial en junio de 2015. ¡°Soy vecino del muro de la verg¨¹enza, el muro de Trump¡±, cuenta Valdez con una sonrisa p¨ªcara, pero segundos despu¨¦s las risas se convierten en enojo y la ira, en resignaci¨®n. La construcci¨®n del nuevo muro ya es una realidad desde hace una semana en los l¨ªmites entre Chihuahua y Nuevo M¨¦xico, y no tardar¨¢ en llegar a California, donde se colocaron las primeras muestras, seg¨²n Trump.
La l¨ªnea ha marcado la vida de Valdez, de 33 a?os, que lleg¨® a Tijuana cuando ten¨ªa siete y se mud¨® al barrio de Las Torres, muy cerca del otro lado. Siempre pegado al muro, siempre conviviendo con la migra [patrulla fronteriza], siempre a un paso de Estados Unidos. Su hermano acaba de irse a Oreg¨®n. Pag¨® 7.000 d¨®lares a un pollero y cruz¨® hace apenas una semana. La frontera tiene sus reglas, explica. Sin papeles, el que no paga, no pasa. Los indocumentados son un negocio tan redituable que los traficantes ya permiten el pago en abonos. Ese es justo el caso del hermano de Valdez.

¡°As¨ª pongan mil muros, el mexicano va a seguir cruzando porque hay billetes, va a seguir persiguiendo la chuleta¡±, comenta Valdez antes de quejarse por el anuncio del despliegue de miles de soldados estadounidenses en la frontera. Es la misma opini¨®n que tiene Mar¨ªa Magdalena Palacios, de 56 a?os. Las im¨¢genes de emigrantes que intentan cruzar son casi de todos los d¨ªas. Su casa est¨¢ enfrente de uno de los muros muestra de Trump, el morado. ¡°Yo tengo papeles desde la amnist¨ªa, mi esposo era gabacho¡±, cuenta Palacios y recuerda la visita de Trump, que estuvo a unos metros de donde vive, hace un mes. ¡°Cuando vino El Trumpas cerraron todas las calles del lado mexicano, nadie pod¨ªa entrar ni salir¡±, se acuerda Jorge P¨¦rez, un trabajador de un dep¨®sito de autos de 47 a?os. El Congreso de Estados Unidos aprob¨® a finales de marzo una partida de 1.600 millones de d¨®lares para la construcci¨®n de la valla, muy lejos de los 25.000 millones que pidi¨® el mandatario en un primer momento.
Tremendous pressure is building, like never before, for the Border Wall and an end to crime cradling Sanctuary Cities. Started the Wall in San Diego, where the people were pushing really hard to get it. They will soon be protected!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) April 13, 2018
Los rastros de la visita a¨²n son visibles en los barrios de la l¨ªnea. Todav¨ªa quedan monta?as de basura que se recogi¨® en las calles aleda?as. Esta vez, los desechos no se metieron debajo de la alfombra, se dejaron junto a la valla. Los caminos de tierra est¨¢n repletos de zapatos viejos, ropa, cepillos de dientes que dejan a su paso los que intentan cruzar. Hay tambi¨¦n llantas de camiones y pilas de desperdicios que sirven de plataforma a los curiosos que quieren asomarse al lado gringo.
Han venido muchos periodistas y ya existen tours que parten desde el Museo de Arte Contempor¨¢neo de San Diego y que pretenden concienciar a los habitantes de ambos lados del muro. No todos los habitantes de los barrios de Las Torres, Rancho Escondido y el Nido de las ?guilas, que son zonas marginales de Tijuana, est¨¢n c¨®modos con la atenci¨®n de las ¨²ltimas semanas. ¡°Arman puro pinche desmadre, sueltan a nuestros perros, hacen muchas preguntas¡±, reclama Kevin ?vila, de 18 a?os.
Los ocho prototipos del nuevo muro que Trump ha instalado en la frontera entre San Diego y Tijuana pic.twitter.com/7KNAn67eI6
— Elias Camhaji (@eliascamhaji) April 15, 2018
La familia de ?vila tiene un yonke (junkyard, dep¨®sito de chatarra) y mientras trabaja en el motor de un coche, el acorde¨®n y la tarola retumban en el est¨¦reo de otro auto. Es un corrido en honor a El Cochiloco, un capo de la droga que muri¨® en los noventa y que, se dec¨ªa, era uno de los socios m¨¢s cercanos en M¨¦xico de Pablo Escobar. Algunos halcones se percatan de la llegada de forasteros y toman fotos con sus tel¨¦fonos desde una camioneta negra, pero despu¨¦s se tranquilizan y se alejan.
¡°Todas las fronteras tienen sus poderes, est¨¢n los polleros, est¨¢n los narcos, est¨¢n los federales y todos tienen su territorio¡±, se?ala Valdez. ¡°Es una zona brava, hay que tener cuidado¡±, advierte. Unos metros m¨¢s adelante se levantan tolvaneras de arena por el paso incesante de tr¨¢ileres, que forman una fila interminable hasta las puertas de la aduana para camiones y est¨¢n tripulados por ch¨®feres dormidos o hundidos por el tedio de una espera que puede prolongarse por varias horas.

Los prototipos del muro de Trump est¨¢n a un par de kil¨®metros de la garita de Otay. Est¨¢ previsto que una nueva puerta de entrada se construya muy cerca del Nido del ?guila para desahogar la presi¨®n sobre los dos accesos que existen en la frontera m¨¢s concurrida del mundo y que no se dan abasto. Las negociaciones por los terrenos inquietan m¨¢s a lo habitantes de los barrios de la l¨ªnea que la nueva valla. ¡°Vamos a ver qu¨¦ pasa, a ver si la construyen¡±, dice Mar¨ªa Magdalena antes de volver a casa con sus tres perros. ¡°No importa lo que pongan, la gente con necesidad va a seguir cruzando para buscar una vida mejor¡±, vaticina Montserrat Camu?as, de 26 a?os.
De un lado, el desierto y del otro, mares de casas. De un lado, un alba?il que gana 140 d¨®lares al d¨ªa y del otro, su hermano que intenta salir a flote con su propio negocio. De un lado, el freeway y del otro, los caminos de tierra. De un lado, ilegales y del otro, libres. ¡°No hay necesidad de estar brinc¨¢ndose para all¨¢, yo estoy feliz aqu¨ª, Estados Unidos ni para voltear a ver, la neta¡±, afirma Valdez antes de regresar al trabajo.
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