A la escucha de la Francia europe¨ªsta
El presidente franc¨¦s lanza sus "consultas ciudadanas" ante un p¨²blico sin preguntas euroesc¨¦pticas
Un presidente sin escudo, solo ante los ciudadanos.?M¨¢s de dos horas de preguntas y respuestas, sin gui¨®n. Un ejercicio de democracia de base: de persuasi¨®n y de escucha.
Emmanuel Macron, despu¨¦s de un debate de dos horas y media con los eurodiputados en el Parlamento de Estrasburgo, se traslad¨® a 140 kil¨®metros de ah¨ª, a ?pinal, peque?a ciudad de la regi¨®n monta?osa de los Vosgos con un eco potente en el imaginario franc¨¦s. La expresi¨®n ¡°estampa de ?pinal¡±, que alude a im¨¢genes de escenas ingenuas e idealizadas popularizadas en el siglo XIX, denota un lugar com¨²n y algo cursi. Y ?pinal y los Vosgos fueron, a finales del siglo XX, el feudo pol¨ªtico de Philippe S¨¦guin, quien, adem¨¢s de ser uno de los ¨²ltimos pesos pesados del gaullismo, tambi¨¦n fue uno de los euroesc¨¦pticos m¨¢s h¨¢biles e inteligentes.
Por la ma?ana Macron, al que de adolescente marc¨® el debate televisado entre S¨¦guin y el presidente Fran?ois Mitterrand sobre el tratado de Maastricht, en 1992, escuch¨® e intent¨® persuadir a los representantes del pueblo europeo en Estrasburgo. Por la tarde, se present¨® ante unos 300 franceses que acudieron a las 18.30 al centro de congresos de ?pinal para inaugurar un experimento incierto del macronismo: unas ¡°consultas ciudadanas¡± que deben servir hasta octubre para recoger las inquietudes e ideas de los europeos sobre el futuro del club a lo largo de toda la UE.
¡°Soy proeuropeo. Y pro-Macron¡±, dec¨ªa antes de entrar Jean-Jacques Weisrock, un exempelado de una empresa farmac¨¦utica, ahora jubilado. ¡°Por fin tenemos un presidente de verdad¡±, a?adi¨® junto a ¨¦l Christine Jannin, tambi¨¦n jubilada. ¡°Estoy seguro que hasta los espa?oles nos envidian¡±, sonri¨® Weisorcj, convencido de que Macron, tras dos mandatos como presidente de la Rep¨²blica francesa, puede ser el primer presidente de Europa elegido por sufragio universal. Gran parte del p¨²blico estaba convencido de antemano. ¡°Hay que recobrar la sal de aquellos debates¡±, comenz¨® Macron en referencia al debate entre S¨¦guin y Mitterrand.
La escenograf¨ªa recordaba a las reuniones de pol¨ªticos estadounidenses con votantes, los llamados ¡®town-hall meetings¡¯, una tradici¨®n genuina de Estados Unidos, ritual de una democracia en la que el l¨ªder habla de t¨² a t¨² al ciudadano, y le rinde cuentas. El pol¨ªtico a ras de suelo, micro en mano, y de pie. Alrededor, los ciudadanos sentados. El pol¨ªtico reparte el turno de palabra, y los ciudadanos se levantan preguntan lo que desean, y el pol¨ªtico se las arregla para responder, para defenderse, para convencer.
A Macron le preguntaron por la vigencia de las identidades nacionales en la Europa futura, por las becas Erasmus, por el sistema bancario, por la intervenci¨®n b¨¦lica en Libia, por los proyectos espaciales europeos y por la discriminaci¨®n de las mujeres. ¡°La verg¨¹enza ha cambiado de campo. Ha pasado al lado de los que discriminan¡±, dijo. ¡°No hay que perder el momentum¡±, a?adi¨®. Es decir, el viento favorable. Tambi¨¦n le preguntaron por su ¡°visi¨®n¡± sobre Europa dentro de 20 a?os. Y respondi¨® que constar¨ªa de varios c¨ªrculos y el m¨¢s amplio llegar¨ªa ¡°hasta Turqu¨ªa y Rusia¡±. Dej¨® en el aire si estos pa¨ªses estar¨¢n dentro o fuera. ¡°?Cu¨¢ndo habr¨¢ un carn¨¦ de identidad europeo?¡±, pregunt¨® un ni?o. ¡°Hay que crear un carn¨¦ de identidad europeo¡±, respondi¨®.
Es la paradoja y el riesgo de las ¡°consultas ciudadanas¡±. Destinadas a fomentar el debate de base entre los vecinos, son un ejercicio ideado y organizado por los gobiernos. En un momento en que millones de europeos votan a partidos contrarios a la UE, y en una regi¨®n, los Vosgos, donde uno de estos partidos, el Frente Nacional, gan¨® en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, estas voces no se escucharon. No hubo preguntas hostiles, y pocas inc¨®modas. Macron se dio cuenta, e invit¨® al p¨²blico a ser cr¨ªtico, pero tuvo ¨¦xito a medias: se expresaron algunas dudas, pero ning¨²n rechazo frontal. Faltaba media Europa, y media Francia en ?pinal. El riesgo de las valiosas ¡°consultas ciudadanos¡± es que acaben convertidas en aut¨¦nticas ¡®estampas de Epinal¡¯.
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