En las cocinas de ¡®revoluci¨®n Macron¡¯
El presidente franc¨¦s aplica en su primer a?o de gobierno un proyecto largamente meditado
El "ancla" de Emmanuel Macron en su primer a?o como presidente, lo que le ha permitido gobernar si perder perder el hilo y sin dejarse ir a la deriva, no ha sido una persona, sino una idea, un programa. ¡°La acci¨®n viene de una reflexi¨®n anterior. Los franceses han votado por esto. El programa es un ancla¡±, explica Alexis Kohler en su despacho del primer piso del El¨ªseo.
Kohler, de 45 a?os, es el secretario general de la Presidencia de la Rep¨²blica, quiz¨¢ el cargo de m¨¢s peso en la c¨²pula del poder franc¨¦s despu¨¦s del jefe del Estado, una especie de primer ministro bis, o vicepresidente, el encargado de que la gigantesca m¨¢quina administrativa francesa funcione a la hora, uno de los miembros del reducido y exclusivo equipo de confianza de Emmanuel Macron.
La hiperactividad reformista del presidente franc¨¦s responde a un proyecto que combina la rigidez formal de un plan quinquenal sovi¨¦tico¡ªcasi todo estaba escrito en el programa¡ª con la eficiencia y flexibilidad m¨¦todos de management importados del mundo de la empresa. El 23 de abril de 2017, cuando Macron encabez¨® la primera vuelta de las elecciones presidenciales, y el 7 de mayo, cuando confirm¨® la victoria al derrotar en la segunda vuelta a Marine Le Pen, l¨ªder del partido de extrema derecha Frente Nacional, todo estaba pensado. La reforma laboral, los aumentos de impuestos para los jubilados, la reducci¨®n de funcionarios, las propuestas para refundar Europa¡ La lista es larga. Y no es casualidad que sea una de las pocas iniciativas que no figuraba en el programa ¡ªla reforma de la SNCF, la compa?¨ªa p¨²blica de ferrocarriles¡ª la que ha provocado mayores resistencias.
Todo est¨¢ en el programa, como dice Kohler, y todo viene de una reflexi¨®n que comenz¨® hace dos d¨¦cadas, cuando Macron, estudiante el Sciences Po, el reputado instituto de ciencias pol¨ªticas en Par¨ªs, comenz¨® a colaborar con Paul Ricoeur (1913-2005), un cl¨¢sico de la filosof¨ªa contempor¨¢nea, que entonces, en 1998, preparaba su obra La memoria, la historia, el olvido. Les present¨® Fran?ois Dosse, que era profesor de Macron en Sciences Po y a la vez bi¨®grafo y amigo de Ricoeur.
Dosse, autor de Le philosophe et le pr¨¦sident (El fil¨®sofo y el presidente), ve las huellas del fil¨®sofo Ricoeur en la presidencia de Macron. Es puro Ricoeur, por ejemplo, el famoso latiguillo "al mismo tiempo", que el presidente usa para abordar las diferentes facetas de los problemas a los que se enfrenta, o para presentarse como un l¨ªder que sintetiza la izquierda y la derecha y que a la vez supera esta divisi¨®n.
¡°Al mismo tiempo significa pensar la complejidad, las tensiones que aparecen como antin¨®micas", dice Dosse. "C¨®mo articular cosas que parecen dilem¨¢ticas pero que, dada nuestra condici¨®n humana, son ineludibles".
"La filosof¨ªa de Ricoeur es una filosof¨ªa del hombre capaz", dice Dosse en otro momento. Cuando, en noviembre de 2016, al presentar su candidatura al El¨ªseo, Macron dijo que "el destino franc¨¦s es hacerlo todo para capacitar al ser humano", estaba claro en qui¨¦n se inspiraba. La filosof¨ªa del hombre capaz consiste, en Ricoeur, en mostrar "c¨®mo, sin negar las limitaciones biol¨®gicas, sociol¨®gicas o hist¨®ricas, la capacidad humana puede superarlas, o desplazarlas, para seguir adelante¡±.
Adelante, siempre adelante: nunca dejar de pedalear: as¨ª podr¨ªa resumirse el esp¨ªritu del macronismo. "Entiende muy r¨¢pido sus errores", dice otro de sus mentores, Olivier Mongin, que fue director de la revista de pensamiento Esprit, en la que colabor¨® Macron y de la que fue accionista. "Es estrategia. Es Napole¨®n. No recula, pero siempre extrae lecciones sobre lo que habr¨ªa tenido que hacer".
A Mongin le sorprende el aura mon¨¢rquica que Macron ha querido darle a la presidencia. "Juega este papel. ?Por qu¨¦? No lo s¨¦. Lo conozco bastante bien, para m¨ª no es alguien inmodesto", dice. "Pero parece que encarne al patr¨®n, al jefe, a la autoridad. En Francia es una demanda bastante fuerte. Francia, como recordaba el historiador Marc Bloch, es el Antiguo R¨¦gimen y es la Revoluci¨®n". Y Macron, contin¨²a, "ha entendido que Francia es de derechas, y gobierna en el centroderecha. Mira m¨¢s a su derecha que a su izquierda". ¡°No es un liberal en un sentido estricto. Lo es en plano de la sociedad y la econom¨ªa, pero no lo es en el sentido del Estado¡±.
Palabras clave en el gobierno de Macron son movilidad y autoridad. No tanto desigualdad, concepto central en los debates posteriores a la Gran Recesi¨®n pero que aparece poco en los discursos de un presidente.
Al mando de la sala de m¨¢quinas del Palacio del El¨ªseo, Alexis Kohler, el alto funcionario formado como Macron en la Escuela Nacional de Administraci¨®n, es reacio al "comentario ¨¦pico o la autoficci¨®n" sobre la presidencia de Macron. El d¨ªa que recibe a un grupo de periodistas coincide con una gran jornada de movilizaciones en Par¨ªs de ferroviarios y funcionarios contra las reformas. Viendo algunas teles, parece que una parte de Francia, por fin, est¨¦ al borde de la revuelta. En los pasillos y salones del El¨ªseo, nadie pierde los nervios. La calma lo invade todo, apenas hay movimiento, el tiempo parece detenido.
"No soy un gran fan de las discusiones sobre las cocinas [del poder]. Lo m¨¢s importante es la comida que se sirve en los platos", dice Kohler. "No estamos aqu¨ª para felicitarnos ni para mirarnos el ombligo sobre la manera c¨®mo actuamos".
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