Los l¨ªderes coreanos ¡°inician una era de paz¡± tras celebrar una cumbre hist¨®rica
Las sonrisas y apretones de manos han marcado el comienzo del encuentro entre Kim Jong-un y Moon Jae-in
¡°Una nueva Historia empieza desde ahora. En el momento en que empieza una era de paz¡±. Es el mensaje que ha inscrito Kim Jong-un, el l¨ªder supremo norcoreano, en el libro de honor al comenzar una cumbre hist¨®rica, la que celebra con el surcoreano Moon Jae-in en la Casa de la Paz en Panmunjom, en la Zona Desmilitarizada que separa a sus dos pa¨ªses.
Las puertas del pabell¨®n Panmunjak se hab¨ªan abierto a las 9.28 (2.28 hora espa?ola) para abrir paso al l¨ªder norcoreano, vestido con un traje de raya diplom¨¢tica. Con semblante serio, y acompa?ado de una abundante comitiva de funcionarios y guardaespaldas, descendi¨® los escalones que le llevaban a la l¨ªnea de demarcaci¨®n militar, el escal¨®n de cemento que separa las dos Coreas en el ?rea de Seguridad Conjunta. All¨ª, entre las casetas azules reservadas para las conversaciones militares, y al otro lado de la frontera, le esperaba Moon. Inmediatamente, los semblantes tensos se trocaron en sonrisas.
Ambos l¨ªderes -el joven aut¨®crata de 34 a?os y el antiguo abogado de derechos humanos de 65- intercambiaron unas palabras y un fuerte, y largo, apret¨®n de manos. Kim atraves¨® la marca de cemento para convertirse en el primer l¨ªder norcoreano que pisaba suelo del sur. Todo transcurr¨ªa de acuerdo con el gui¨®n.
Hasta que Kim decidi¨® salt¨¢rselo. Con un gesto, invit¨® a Moon a cruzar al otro lado de la frontera. Tomado por sorpresa, pero de buen humor, el presidente surcoreano acept¨® de buen grado. Los dos, tomados de la mano espont¨¢neamente, saltaron a suelo del Norte para estrecharse all¨ª tambi¨¦n la mano, entre suspiros ahogados de asombro -y fuertes aplausos- de los presentes.
Estados Unidos celebra la reuni¨®n
El Gobierno de EE UU dese¨® este viernes que ambos presidentes "logren un progreso" para la pen¨ªnsula con las conversaciones que celebran en estos momentos en su frontera. "Esperamos que las conversaciones logren un progreso hacia un futuro de paz y prosperidad para toda la pen¨ªnsula de Corea", dijo la Casa Blanca en un comunicado.
Estados Unidos, que dese¨® "lo mejor" al pueblo coreano, tambi¨¦n agradeci¨® a Se¨²l "la estrecha coordinaci¨®n" en este proceso de aproximaci¨®n con Pyongyang. Asimismo, mostr¨® su inter¨¦s en "continuar los debates s¨®lidos de preparaci¨®n" de la hist¨®rica reuni¨®n prevista para mediados de mayo entre Kim Jong-un y el presidente estadounidense, Donald Trump.
¡°Estaba contento de que nos reuni¨¦ramos en este lugar hist¨®rico y es realmente conmovedor que haya recorrido todo este camino hasta la l¨ªnea de demarcaci¨®n para recibirme en persona¡±, dijo Kim. Por su parte, Moon replic¨® que ¡°ha tomado una gran decisi¨®n al venir aqu¨ª¡±.
El resto de la ceremonia de bienvenida transcurri¨® como estaba planeado. Kim, visiblemente m¨¢s relajado, salud¨® a los dos ni?os que le entregaron un ramo de flores. Como todo, incluso ese gesto estaba cargado de simbolismo: los peque?os proven¨ªan de la aldea de Taesongdong, el ¨²nico pueblo habitado por civiles surcoreanos dentro de la Zona Desmilitarizada.
Despu¨¦s de pasar revista a una guardia de honor, los dos l¨ªderes entraron en la Casa de la Paz, construida en el lado surcoreano para acoger reuniones de familias separadas, y donde se desarrollan las conversaciones. Momentos antes, un grupo de guardaespaldas norcoreanos hab¨ªa entrado para hacer un barrido de posibles explosivos o micr¨®fonos.
Tras firmar en el libro de honor, comenzaron las conversaciones propiamente dichas, en un ambiente distendido, casi incluso desenfadado. Moon expres¨® su esperanza de visitar ¡°pronto¡± Pyongyang, Kim la de mantener reuniones frecuentes. El l¨ªder norcoreano recibi¨® con sorpresa la noticia de que su hermana, Kim Yo-jong, se ha convertido en una celebridad a este lado de la frontera tras su visita durante los Juegos Ol¨ªmpicos de febrero. Ella, una de las integrantes de la comitiva norcoreana, se sonroj¨®, seg¨²n el portavoz presidencial surcoreano Yoon Young-chan.
"?Por qu¨¦ no acordamos una paz que suponga un regalo para el mundo?", afirm¨® el l¨ªder surcoreano. "En las ¨²ltimas siete d¨¦cadas no hemos podido hablar y podr¨ªamos estar hablando hoy todo el d¨ªa", continu¨® Moon. Kim, por su parte, remarc¨® que esta cumbre se acord¨® y organiz¨® en apenas cien d¨ªas.
La sesi¨®n se interrumpi¨® al mediod¨ªa para que ambas delegaciones almorzaran por separado. Kim Jong-un regres¨® al norte para comer, esta vez en coche, un Mercedes negro escoltado al trote por los guardaespaldas de elite del l¨ªder.
Kim y Moon dialogan acerca de un posible acuerdo de paz permanente que ponga fin a la guerra (1950-1953) que a¨²n mantienen t¨¦cnicamente; sobre v¨ªas para mejorar las relaciones entre los dos pa¨ªses y, sobre todo, sobre pasos para la desnuclearizaci¨®n de Corea del Norte, la gran clave.
Tras el almuerzo, los dos l¨ªderes plantar¨¢n conjuntamente un pino, que traza sus or¨ªgenes a 1953, el a?o en que se firm¨® el armisticio militar.
La cumbre, la tercera de la historia entre dos l¨ªderes coreanos y la primera en 11 a?os, servir¨¢ para preparar la reuni¨®n que tienen previsto celebrar en mayo o junio Kim Jong-un y el presidente estadounidense, Donald Trump. Aunque pocos analistas conf¨ªan en que el l¨ªder norcoreano acceda a deshacerse por completo de un programa nuclear que considera garant¨ªa de supervivencia de su r¨¦gimen y su pa¨ªs.
Kim viene acompa?ado de una comitiva en la que se encuentran su hermana y asesora de confianza, Kim Yo-jong, y el veterano jefe de Estado, Kim Yong-nam. A la conclusi¨®n de las conversaciones, se espera que los dos l¨ªderes firmen los acuerdos a los que lleguen y hagan alg¨²n tipo de anuncio.
La jornada concluir¨¢ con un banquete de bienvenida antes de que la delegaci¨®n norcoreana regrese a Pyongyang.
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