Dimite la jefa de la Polic¨ªa de Nicaragua

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Mientras los nicarag¨¹enses siguen contando los muertos de la violencia desatada hace una semana en este pa¨ªs ¡ªcuando iniciaron las protestas contra una reforma al Seguro Social impuesta por el presidente Daniel Ortega¡ª, la noche del viernes se anunci¨® la sorpresiva dimisi¨®n de la jefa de la Polic¨ªa Nacional, Aminta Granera. La jefa policial hab¨ªa sido asediada por las cr¨ªticas en el manejo de la crisis y la represi¨®n ordenada contra miles de manifestantes que exigen el fin del r¨¦gimen de Ortega.

Granera se manten¨ªa en su cargo desde 2006. En sus 12 a?os al mando de la Polic¨ªa Nacional de Nicaragua se le ha se?alado por corrupci¨®n, uso excesivo de la fuerza y complicidad en la entrega del control total de la instituci¨®n al presidente Ortega, a quien ella llam¨® "l¨ªder supremo de la Polic¨ªa". Investigaciones de medios independientes revelan que durante su mandato creci¨® el patrimonio personal de la ahora exjefa policial, que pas¨® de vivir en una casa de clase media en la capital, a contar con varias propiedades de lujo en el pa¨ªs. Ella forma parte de lo que en Nicaragua se conoce como la "burgues¨ªa orteguista".

Granera es originaria de Le¨®n, ciudad colonial del oeste de Nicaragua. En su juventud estuvo en el noviciado, pero en la d¨¦cada del setenta, en pleno hervor revolucionario contra la dictadura de la familia Somoza, Granera cambi¨® el h¨¢bito y la entrega a Dios, por el acompa?amiento a los j¨®venes que pretend¨ªan derrocar la dictadura.

Con el triunfo de esa revoluci¨®n comenz¨® el ascenso de Granera dentro de la burocracia del pa¨ªs. Empez¨® en las filas del Ministerio del Interior, fundado por el fallecido comandante Tom¨¢s Borge. Despu¨¦s, con la ca¨ªda del sandinismo en 1990, form¨® parte de la nueva Polic¨ªa Nacional de Nicaragua, un organismo que aspiraba a dejar sus ra¨ªces partidarias y de control del Frente Sandinista para convertirse en una instituci¨®n profesional. Granera ascendi¨® dentro de la instituci¨®n con una hoja intachable, hasta que el 5 de septiembre de 2006 el entonces presidente Enrique Bola?os ¡ªun pol¨ªtico de credenciales conservadoras¡ª la nombr¨® jefa de la Polic¨ªa.

Granera se gan¨® el respeto de la poblaci¨®n y las encuestas le daban una opini¨®n favorable superior al 80%. La Polic¨ªa tambi¨¦n era respetada por su profesionalismo, hasta que Ortega, a golpe de decretos, se hizo con el control total de la instituci¨®n y someti¨® a su obediencia a la jefatura. Comenz¨® entonces una descomposici¨®n que se tradujo en graves denuncias de violaciones a los derechos humanos, represi¨®n e intimidaci¨®n y persecuci¨®n contra cr¨ªticos del r¨¦gimen.

Las celdas de la Direcci¨®n de Auxilio Judicial, en Managua, se convirtieron en centros de torturas, seg¨²n denuncias del Centro Nicarag¨¹ense de Derechos Humanos. El episodio m¨¢s penoso y sangriento fue, sin embargo, la brutal represi¨®n desata la semana pasada contra quienes se manifestaban contra el Gobierno de Ortega. La lista de muertos ha ascendido a 38, pero las organizaciones de derechos humanos no descartan que siga creciendo.

Mientras Ortega afianzaba su control de la instituci¨®n, el peso de Granera disminu¨ªa. Aunque se manten¨ªa al frente de la Polic¨ªa, su figura era decorativa, porque el poder verdadero lo ostenta el comisionado general Francisco D¨ªaz, familiar de Ortega. A ¨¦l se le se?ala de haber desatado la represi¨®n de la semana pasada. El silencio de Granera, dicen analistas consultados en Managua, significa complicidad ante lo que califican de una "matanza".

"Su salida de la Polic¨ªa, en t¨¦rminos pr¨¢cticos, no significa nada", explic¨® a EL PA?S la analista Elvira Cuadra, experta en seguridad. "Lo actuado, actuado est¨¢. Su salida no le quita ninguna responsabilidad, porque al haber sido ella la jefa de la instituci¨®n, est¨¢ obligada a responder por todo lo actuado", agreg¨® Cuadra. Para la analista la dimisi¨®n de Granera puede ser una se?al de Ortega de estar dispuesto a un di¨¢logo nacional convocado para las pr¨®ximas semanas, aunque no calma la tensi¨®n que se vive en Nicaragua. "La jefatura de la Polic¨ªa queda intacta en personas que fueron responsables de ordenar la matanza. A estas alturas el retiro de Granera ya no tiene ninguna relevancia", asegur¨® Cuadra.