Ortega se da un ba?o de masas y pide ¡°paz¡± tras ordenar una brutal represi¨®n en Nicaragua
El mandatario sandinista, arropado por sus seguidores, no reconoce la violencia del Gobierno desatada contra miles de nicarag¨¹enses que piden el fin de su r¨¦gimen
Daniel Ortega intent¨® demostrar el lunes que no ha perdido ni un ¨¢pice de la fuerza que ha acumulado tras 11 a?os de Gobierno autoritario en Nicaragua. El mandatario convoc¨® a decenas de miles de sus simpatizantes en Managua para responder a las multitudinarias manifestaciones que le han arrebato el control de las calles desde hace dos semanas. El Ejecutivo utiliz¨® los recursos del Estado para movilizar a sus simpatizantes tras ordenar que los autobuses del transporte p¨²blico trasladaran a empleados del Estado, los miembros de la Juventud Sandinista y los colectivos del r¨¦gimen para cantar loas al presidente, en una desesperada intenci¨®n de demostrar lealtad al r¨¦gimen y ocultar las grietas abiertas en el poder tras una movilizaci¨®n popular in¨¦dita. En su discurso Ortega acus¨® a los manifestantes de ¡°incitar a la violencia¡±, pero no reconoci¨® la represi¨®n oficial desatada contra miles de manifestantes que exigen un cambio de liderazgo en este pa¨ªs centroamericano y que ha dejado al menos 43 muertos, en el que ya es el episodio m¨¢s sangriento vivido en la historia reciente de Nicaragua.
Ortega mostr¨® el lunes una de sus m¨¢scaras. Pas¨® de ser el ¡°gallo ennavajado¡± de la pol¨ªtica nicarag¨¹ense a convertirse en una suerte de pastor evang¨¦lico que vestido de camisa blanca, la mano alzada y los ojos cerrados invoc¨® con un lenguaje pentecost¨¦s a Dios, en un intento de atraerse el favor de los sectores m¨¢s religiosos del pa¨ªs y retar la fuerza demostrada el s¨¢bado por la Iglesia Cat¨®lica, que convoc¨® a cientos de miles de nicarag¨¹enses en Managua y las principales calles del pa¨ªs. ¡°Pid¨¢mosle fuerza a Dios¡±, dijo el exguerrillero convertido en este acto en predicador. ¡°Danos se?or la fuerza para ser instrumento de paz y para que cuando haya odio, sembremos amor¡±, agreg¨® el mandatario. A su lado su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, con la cabeza baja y los ojos cerrados, se sumaba a la masiva oraci¨®n liderada por su marido. La primera dama mostraba una humildad contraria a la rabia expresada hace dos semanas, cuando en la cadena de televisi¨®n p¨²blica dijo que quienes se manifestaban contra el r¨¦gimen son ¡°seres mezquinos, seres mediocres, peque?os, llenos de odio, que todav¨ªa tienen la desfachatez de inventarse muertos. As¨ª son esos min¨²sculos grupos alentadores de odio¡±.
Ortega hizo referencia en su discurso a los muertos y pidi¨® un minuto de silencio por ellos, aunque no mencion¨® cifras, ni cit¨® a los estudiantes que le plantan cara a su r¨¦gimen, y que son quienes han puesto la mayor¨ªa de los fallecidos, ni la represi¨®n que orden¨® desatar. El presidente culp¨® de esos asesinatos a los manifestantes que ¡°incitan a la violencia¡±, porque, dijo, su Gobierno ¡°ha venido consolidando la paz, la alegr¨ªa, el amor, la solidaridad¡±. No hubo en el discurso del mandatario palabras sobre ?ngel Gahona, periodista asesinado mientras cubr¨ªa los disturbios en Bluefields, en el Caribe de Nicaragua; o para ?lvaro Manuel Conrado D¨¢vila, de 15 a?os, la v¨ªctima m¨¢s joven de la represi¨®n; o Moroni Jacob L¨®pez Garc¨ªa, de 22 a?os, estudiante de la Universidad de Ingenier¨ªa, que fue asesinado en el campus cuando el edificio fue asaltado por oficiales antidisturbios y colectivos sandinistas; ni para Jesner Jos¨¦ Rivas, de 16 a?os, quien cay¨® mientras defend¨ªa un supermercado saqueado por los seguidores del Gobierno, en una de las tantas muestras de valent¨ªa y solidaridad que los nicarag¨¹enses han presenciado estos d¨ªas de violencia.
Ortega s¨ª hizo referencia al di¨¢logo que convoc¨® para buscar una salida a la profunda crisis que sufre este pa¨ªs desde que el mandatario impuso unas controvertidas reformas a la Seguridad Social, que tuvo que derogar por las protestas. Ortega dijo que el di¨¢logo ser¨¢ para ¡°tratar temas que tienen que ver con la justicia social¡±, pero evadi¨® referirse a las condiciones impuestas por la Iglesia ¨Cmediadora en el proceso¨C y diferentes sectores sociales, relacionadas con el fin de la represi¨®n, la libertad de todos los presos detenidos en las protestas, incluir a todos los sectores sociales en el di¨¢logo, negociar una ¡°salida ordenada¡± del presidente y convocar elecciones. El s¨¢bado, los obispos pusieron un plazo de un mes para que el mandatario demuestre apertura y garant¨ªas m¨ªnimas para la negociaci¨®n, si no, dijeron, el proceso no se podr¨¢ dar. ¡°El di¨¢logo va a pasar por el respeto a la justicia, la verdad, la libertad y el perd¨®n¡±, advirti¨® el cardenal Leopoldo Brenes.
El del lunes en Managua fue un acto vac¨ªo. Ortega intent¨® atraer la atenci¨®n al presentar a figuras del Frente Sandinista que hab¨ªan roto con el partido y hoy, viejos y cansados, son usados por el r¨¦gimen para demostrar apoyo. En el entarimado estuvo Ed¨¦n Pastora, el comandante cero de la heroica toma del Congreso somocista de 1978, hoy funcionario del Gobierno, y Victor Tirado, uno de los fundadores del Frente Sandinista, hasta ahora voz cr¨ªtica de Ortega, quien consumido por la vejez y enfermo salud¨® t¨ªmidamente a los simpatizantes del presidente. El mandatario se aferraba de esta manera al pasado ante la incertidumbre abierta sobre el futuro por el movimiento popular que exige su salida del poder.
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