El Junior, los Char o c¨®mo hacer pol¨ªtica en Barranquilla

Cae la tarde en Barranquilla. M¨¢s de 2.000 personas esperan en el gran malec¨®n, con conmovedoras vistas sobre el r¨ªo Magdalena, al alcalde Alejandro Char. Anunciado como ¡°el gran capit¨¢n¡±, da un golpe de efecto al llegar en barco con una de sus caracter¨ªsticas gorras ra¨ªdas, barba de dos d¨ªas, camisa manga corta, jeans y zapatos deportivos. Al final del coreografiado evento del pasado viernes, cuando por fin toma el micr¨®fono, comienza con una emotiva arenga futbolera: ¡°Vamos a ganarle al Boca Juniors, y vamos a hacer historia, con Junior tu pap¨¢¡±.

Es el grito de guerra del equipo local, reforzado justamente en un a?o electoral para competir en la Copa Libertadores de Am¨¦rica. La casa Char, como se conoce a la familia del alcalde, domina los negocios, la pol¨ªtica y el f¨²tbol barranquilleros. Los due?os del emporio Ol¨ªmpica de 350 supermercados y droguer¨ªas, adem¨¢s de una cadena radial, tambi¨¦n controlan al Junior, la gran pasi¨®n de la ciudad. La leyenda popular asegura que el ¨¢nimo de los votantes se mueve al ritmo del rendimiento del equipo tibur¨®n.

Aunque no oficia como presidente del equipo, cargo que ostenta su hermano Antonio, el anuncio de cada flamante fichaje corre por cuenta del alcalde en sus discursos o su cuenta de Twitter. Su proyecci¨®n supera la de un pol¨ªtico de provincia. La casa Char ha mantenido una cuota en el gabinete de Juan Manuel Santos, y en las legislativas de marzo logr¨® una bancada propia de siete congresistas, entre ellos Arturo, otro de los hermanos.

Desde una cresta de popularidad que ronda el 90% de aprobaci¨®n, Alex Char, como todos lo conocen, se ufana de haberle cambiado la cara a Barranquilla durante sus dos alcald¨ªas. La principal urbe del norte de Colombia, una regi¨®n asociada al clientelismo y la maquinar¨ªa pol¨ªtica, ha pasado de un presupuesto de 550.000 millones en 2007, cuando fue elegido por primera vez, a 3,5 billones de pesos (unos 1.250 millones de d¨®lares), subraya en el malec¨®n este desparpajado ingeniero civil. Gracias al poder electoral de la costa, Char, aliado con el exvicepresidente Germ¨¢n Vargas Lleras, surge como un apoyo clave en las presidenciales del 27 mayo.

La ciudad, famosa por su carnaval, est¨¢ en obra. Sus pocos cr¨ªticos lo llaman el ¡°alcalde del cemento¡±. Ha pavimentado barrios populares, canalizado arroyos, construido colegios y hospitales, adem¨¢s del propio malec¨®n. En los ¨²ltimos d¨ªas se ha dedicado a inaugurar escenarios para los Juegos Centroamericanos y del Caribe, del 19 de julio al 3 de agosto.

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El Junior, la pasi¨®n rojiblanca de Barranquilla

El s¨¢bado entreg¨® la joya de la corona: el remodelado estadio Romelio Mart¨ªnez, sobre la calle 72, la frontera invisible entre el sur pobre y el norte adinerado. Hasta su hist¨®rica tribuna art d¨¦co ahora est¨¢ salpicada por asientos blancos, rojos y azules, los colores del Junior, su inquilino original, en un dise?o del arquitecto Giancarlo Mazzanti. Las medidas del c¨¦sped son id¨¦nticas a las del Metropolitano, la casa del Junior y de la selecci¨®n Colombia. Las grandes cadenas hoteleras no han tardado en poner un pie en la cuarta ciudad del pa¨ªs.

Carnaval, f¨²tbol y arraigo

¡°El Junior es muchas cosas¡±, apunta el cronista Alberto Salcedo Ramos. ¡°Es la belleza que traz¨® El Pibe Valderrama mientras estuvo ah¨ª, las grandes jugadas que se tejieron en la cancha y se quedaron sedimentadas en el recuerdo de todos. Es un negocio de una familia. Y es una plataforma de poder¡±.

El carnaval hermana a Barranquilla con Rio de Janeiro. El equipo tibur¨®n se hizo popular a partir de los sesenta por las gestas en el viejo Romelio Mart¨ªnez de brasile?os como Dida y V¨ªctor Ephanor. Hasta Garrincha lleg¨® a jugar un partido vestido de rojiblanco. Aunque no ganaron t¨ªtulos, los cariocas impregnaron la ciudad de buen f¨²tbol, y desde entonces el paladar del p¨²blico barranquillero es exigente.

Era la ¨¦poca del Frente Nacional (1958-1974), el acuerdo entre los partidos Liberal y Conservador para repartirse el poder, y en Colombia se impon¨ªa un centralismo asfixiante, apunta el catedr¨¢tico y columnista Alfredo Sabbagh. ¡°El Junior se vino a constituir en el imaginario del barranquillero como ese ej¨¦rcito desarmado del Caribe que peleaba por la dignidad de la regi¨®n frente a los equipos del interior¡±, explica, parafraseando a Manuel V¨¢squez Montalb¨¢n, en su despacho de la Universidad del Norte. ¡°Eso fue creando un gran sentido de pertenencia¡±.

Barranquilla es una ciudad de comercio, de industria, de inmigrantes. Y precisamente un hijo de inmigrantes sirios, Fuad Char, el pap¨¢ de Alex, adquiri¨® el Junior a comienzos de los setenta. Comenzaron a llegar los t¨ªtulos, y el patriarca incursion¨® en la pol¨ªtica en 1984 como gobernador del Atl¨¢ntico. Desde ese cargo inaugur¨® el Metropolitano, construido para el Mundial de 1986, que originalmente fue asignado a Colombia pero el gobierno de Belisario Betancur (1982-1986) rechaz¨®.

A diferencia de los clubes de Bogot¨¢ o Medell¨ªn, el Junior, que se mud¨® al nuevo coloso, no comparte su estadio con nadie. Al equipo tibur¨®n lo favoreci¨® irse quedando sin rivales en la costa. El cl¨¢sico tradicional contra el Uni¨®n Magdalena no se disputa hace m¨¢s de una d¨¦cada, cuando descendi¨® el equipo de Santa Marta.

Hincha y gobernante

Alex Char asumi¨® la alcald¨ªa hace una d¨¦cada con un Junior hundido. En su primer discurso, anunci¨® el fichaje de Giovanni Hern¨¢ndez. El 10, apodado ¡°el ni?o del mill¨®n de d¨®lares¡±, estaba llamado a ser el heredero de Carlos El Pibe Valderrama. ¡°El ¨²nico cachaco que ha sido ¨ªdolo del Junior es Giovanni, pues el barranquillero es muy regionalista¡±, explica el periodista deportivo Fabio Poveda usando la palabra con la que los coste?os se refieren a sus compatriotas del interior. ¡°Lo sac¨® campe¨®n en dos oportunidades y lo salv¨® del descenso, que es como si fuera otra estrella¡±.

Con Hern¨¢ndez en el c¨¦sped, Junior gan¨® su ¨²ltima liga en 2011. El tibur¨®n, hambriento de t¨ªtulos, ha hecho un gasto desaforado en el ¨²ltimo a?o. Repatri¨® a los internacionales Yimmi Char¨¢ y Te¨®filo Guti¨¦rrez, el hijo pr¨®digo del popular barrio de La chinita, un ¨ªdolo de la hinchada prometido por Char. Con esa temible dupla, apodada ChaTeo, fue semifinalista de la Copa Sudamericana. La ciudad ahora est¨¢ volcada a?la Libertadores. El costo de su n¨®mina duplica el de su m¨¢s cercano rival, Atl¨¦tico Nacional de Medell¨ªn, campe¨®n de la Libertadores 2016.

Consolidado como el gran equipo del Caribe, Junior apunta a la esquiva gloria continental. Apenas se ha acercado en dos ocasiones. En 1994, cuando fue semifinalista de Libertadores con un equipo de ensue?o encabezado por El Pibe, y el a?o pasado en Sudamericana.

Nadie cuestiona los desembolsos, pero las cr¨ªticas apuntan a la falta de un proyecto. ¡°Es una met¨¢fora de c¨®mo la ciudad se maneja. Barranquilla te muestra una cara linda, de mucha construcci¨®n, de gran progreso, pero no hay planificaci¨®n¡±, apunta Sabbagh. ¡°Hay un estilo muy mon¨¢rquico de hacer las vainas. Y es el mismo estilo mon¨¢rquico que hay en el Junior¡±.

En Barranquilla, el Junior y las obras pavimentan la popularidad del alcalde. Los sue?os de grandeza del club tendr¨¢n un inmejorable escaparate cuando enfrente el mi¨¦rcoles a Boca Juniors en el Metropolitano. Los rojiblancos miran con envidia el palmar¨¦s de su rival. Si ganan, eliminar¨¢n a los xeneizes, el m¨ªtico club que ha ganado seis Libertadores. Cuatro de ellas presidido por Mauricio Macri, un pol¨ªtico que supo aprovechar el f¨²tbol para alcanzar el poder.