Establecidos y marginados
Los cambios pol¨ªticos en la Colombia del posconflicto comienzan a verse, m¨¢s r¨¢pido de lo que muchos esper¨¢bamos
Establecidos y marginados es un libro cl¨¢sico de la sociolog¨ªa. El autor, Norbert El¨ªas, trata sobre las barreras que construyen los seres humanos para diferenciarse unos de otros. Tal vez esa figura es la que mejor representa la actual situaci¨®n electoral en Colombia. El pa¨ªs est¨¢ a menos de un mes de la primera vuelta presidencial y los cambios pol¨ªticos en la Colombia del posconflicto comienzan a verse, m¨¢s r¨¢pido de lo que muchos esper¨¢bamos.
Colombia tiene un peque?o pero poderoso establecimiento de 54 familias que han gobernado este pa¨ªs en los ¨²ltimos 120 a?os. A¨²n hoy los partidos tradicionales, Liberales y Conservadores, son de los m¨¢s fuertes. De hecho, han gobernado desde la mitad del siglo XIX. Am¨¦rica Latina, desde mediados de los a?os cincuenta del siglo XX, vivi¨® trasformaciones pol¨ªticas incre¨ªbles. La llegada de los socialdem¨®cratas y socialcristianos destruy¨® el viejo bipartidismo entre Liberales y Conservadores. Tal vez Venezuela, Bolivia y Brasil son un buen ejemplo. Tambi¨¦n las dictaduras en toda la regi¨®n, una vez terminaron, saldaron su salida del poder con una destrucci¨®n fuerte del sistema tradicional de partidos. De hecho, a¨²n hay pa¨ªses que no lo superan y su sistema de partidos no termina de estructurarse.
Sin embargo, Colombia fue un caso at¨ªpico, pues el viejo bipartidismo construy¨® un modelo autoritario de repartici¨®n del poder. Este modelo, conocido como el Frente Nacional, se cre¨® a finales de los a?os cincuenta del siglo XX y consist¨ªa en rotarse el poder entre los dos partidos. Al final, la consecuencia fue que las mismas familias de siempre han gobernado a Colombia. El abuelo del actual presidente Juan Manuel Santos fue presidente, al igual que el abuelo del candidato presidencial y exvicepresidente Germ¨¢n Vargas Lleras.
El conflicto armado siempre serv¨ªa como un sistema de contenci¨®n a cualquier cr¨ªtica al establecimiento. Gran parte de la sociedad colombiana perdonaba todo con tal de que el Estado venciera a las FARC. De hecho, a muchos cr¨ªticos del sistema se les acusa de ¡°guerrilleros vestidos de civil¡± o ¡°miembros del frente intelectual de las FARC¡±. Pero una vez se firm¨® la paz, se producen dos fen¨®menos en contrav¨ªa.
Por un lado, un parte de la sociedad se fue a la derecha, se radicaliz¨® de una forma incre¨ªble. El miedo al cambio motiva este sector. Incluso los candidatos de la derecha fuerte, Duque y Vargas Lleras, utilizan argumentos del miedo, a veces hasta graciosos, para cautivar este voto. Pero, por otro lado, otra gran parte de la sociedad est¨¢ cambiando y por primera vez candidatos que no son del establecimiento est¨¢n con opciones de ganar.
El que puntea en las encuestas en Iv¨¢n Duque, del establecimiento m¨¢s tradicional y apoyado por las viejas ¨¦lites rurales del pa¨ªs. Incluso dentro de los apoyos de este candidato hay personas cuestionadas por presuntas relaciones con grupos criminales y paramilitares. Hace unos d¨ªas en la Corte Suprema de Justicia se supo de una ponencia de sentencia que se?ala al jefe de debate de Duque, el se?or Luis Alfredo Ramos, por relaciones con grupos paramilitares. Adem¨¢s, tambi¨¦n lo apoya el exgobernador del departamento de La Guajira, Francisco G¨®mez Cerchar, condenado por m¨²ltiples homicidios e investigado por relaciones con grupos criminales.
El cuarto en las encuestas es Germ¨¢n Vargas Lleras. Tambi¨¦n de derecha y apoyado por casi una veintena de pol¨ªticos involucrados en esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y relaciones con grupos criminales. Al igual que Duque representa el viejo establecimiento, la misma clase pol¨ªtica que nos ha gobernado por a?os.
Pero en medio de estos candidatos, hay otros dos aspirantes, el de izquierda que es Gustavo Petro, que es el candidato de los marginados y olvidados y se ha convertido como el redentor de aquellos que odian a los que siempre han gobernado y que han saqueado el pa¨ªs. Y el tercero es Sergio Fajardo, el candidato de centro, que encarna la poblaci¨®n que se cans¨® de la corrupci¨®n y el saqueo del Estado. Hace unos a?os era imposible pensar que estas dos opciones fueran viables electoralmente, pero hoy son una realidad. Parece que la sociedad colombiana o al menos una parte importante ya super¨® el letargo que dej¨® el conflicto armado en la pol¨ªtica.
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