El desacuerdo sobre la relaci¨®n aduanera paraliza el ¡®Brexit¡¯ de May

Theresa May necesita un acuerdo aduanero con la UE que perjudique lo menos posible el comercio con el bloque, destino de la mitad de las exportaciones brit¨¢nicas, y que le permita cumplir su compromiso de evitar una frontera f¨ªsica entre la Rep¨²blica de Irlanda e Irlanda del Norte. Presionada por el sector eur¨®fobo, la primera ministra descart¨® expl¨ªcitamente la opci¨®n m¨¢s evidente, continuar en la uni¨®n aduanera con la UE, pues impedir¨ªa a Reino Unido firmar acuerdos comerciales con terceros pa¨ªses. Tambi¨¦n ha descartado permanecer en ¡°una¡± uni¨®n aduanera, opci¨®n difusa que defiende la oposici¨®n laborista.

El ejercicio de creatividad ling¨¹¨ªstica propuesto por el equipo de May para tratar de salir del embrollo fue el concepto de ¡°asociaci¨®n aduanera¡±. La idea es que el Gobierno aplicar¨ªa los impuestos europeos a las importaciones y luego hallar¨ªa una (indefinida) manera de devolverlos para los bienes cuyo destino final fuera Reino Unido. Una propuesta que Boris Johnson, ministro de Exteriores y adalid del Brexit duro, no tard¨® en calificar de ¡°locura¡±.

La contrapropuesta del sector duro es otra contorsi¨®n del lenguaje, el concepto de ¡°facilitaci¨®n m¨¢xima¡±, que minimizar¨ªa la fricci¨®n fronteriza gracias a una nueva (y tambi¨¦n indefinida) tecnolog¨ªa. Con el relevo en el Ministerio del Interior, al entrar Sajid Javid en sustituci¨®n de la dimitida y abiertamente proeuropea Amber Rudd, la balanza en el subcomit¨¦ gubernamental del Brexit se ha inclinado hacia el Brexit duro, bloqueando cualquier avance en las ¨²ltimas semanas.

May trat¨® este viernes de desbloquear el asunto con una f¨®rmula que recuerda a los m¨¦todos de resoluci¨®n de conflictos escolares. Ha dividido a su Gabinete en dos grupos de trabajo, y cada uno de ellos deber¨¢ elaborar un informe sobre una de las dos opciones de soluci¨®n aduanera, y presentarla en una reuni¨®n convocada para el martes pr¨®ximo. Los encargados de defender una y otra opci¨®n ser¨¢n, principalmente, aquellos ministros que se oponen a las mismas. Boris Johnson y Philip Hammond, ministro de Econom¨ªa, considerados las figuras m¨¢s extremas y divisivas de uno y otro bando del debate, se quedan fuera de los grupos.

Lo llamativo de todo ello es que Bruselas ya ha dicho que las dos opciones son inviables. Dependen de tecnolog¨ªa no probada y, por otro lado, dif¨ªcilmente solucionar¨ªan el problema de la frontera en Irlanda. Nadie espera, en cualquier caso, sustanciales cambios de opini¨®n entre los miembros el Gobierno de aqu¨ª al martes.

Pero m¨¢s que los cr¨ªticos en su Gobierno, el enemigo de May es el tiempo: Reino Unido estar¨¢ fuera de la UE el pr¨®ximo 29 de marzo, en virtud del art¨ªculo 50 del Tratado de Lisboa. Por ello, respetando los plazos para que lo aprueben el Parlamento Europeo, necesitar¨¢ alcanzar un acuerdo con Bruselas este oto?o. La inacci¨®n del Gobierno ha llevado a conjeturar sobre una posible extensi¨®n del periodo transitorio, que prev¨¦ una prolongaci¨®n temporal del estatu quo para evitar los perjuicios de un salto al vac¨ªo.

Entretanto, el atasco legislativo en el Parlamento brit¨¢nico contin¨²a. Los lores han derrotado ya al Gobierno hasta 14 veces en la tramitaci¨®n de la gran ley de salida de la UE, que a¨²n no tiene fecha de vuelta a los Comunes para que los diputados electos voten las enmiendas. Y los conservadores han decidido aplazar hasta el oto?o la tramitaci¨®n de dos importantes leyes del Brexit sobre comercio y aduanas, congeladas desde hace ya meses, ante el temor de que May pueda ser derrotada. Pospuesta la materia sensible, la agenda del Parlamento para la semana que viene incluye debates sobre impuestos municipales y tazas de caf¨¦ de pl¨¢stico.