India estudia penalizar la mutilaci¨®n genital femenina
La ablaci¨®n est¨¢ extendida entre los musulmanes Bohra. Miembros de esta comunidad viajan a India para someter a sus hijas a esta pr¨¢ctica
¡°Mi madre me llev¨® ante una anciana desconocida que me hizo el corte. Aquel dolor me hizo llorar durante horas¡±, recuerda Aarefa Johari, de 31 a?os. A los siete a?os, como es costumbre entre musulmanes bohra, Aarefa fue sometida a la mutilaci¨®n genital en los aleda?os a Bhendi Bazaar, barrio al sur del viejo Bombay con elevada presencia de esta comunidad. ¡°A?os despu¨¦s me enfrent¨¦ a mi madre. ?Pero c¨®mo culparla de una tradici¨®n patriarcal enraizada en la fe de generaciones?¡±, justifica Aarefa sobre una pr¨¢ctica at¨¢vica tan presente entre los bohra al punto que algunos miembros que viven en el extranjero viajan a India para someter a sus hijas al sangrante ritual. Supervivientes como ella de este procedimiento, considerado internacionalmente una grave violaci¨®n de los derechos humanos, llevan a?os exigiendo una ley que lo criminalice. Una plegaria de la que estudia hacerse eco el Gobierno indio.?
Ante la ¨²ltima petici¨®n formal para penalizar la mutilaci¨®n genital femenina en India, el fiscal general del Estado respondi¨® el pasado 20 de abril que esta pr¨¢ctica ¡°es un crimen castigado con siete a?os de c¨¢rcel bajo la legalidad existente¡±, al poder considerarse un delito que produce da?o o da?o grave aunque no exista una normativa que lo castigue textualmente. Por ello, K. K. Venugopal pidi¨® al Tribunal Supremo que "interviniese y estableciese las directrices" necesarias hasta la aprobaci¨®n de una ley espec¨ªfica contra la ablaci¨®n. La Corte Suprema, que tiene hasta el 6 de julio para pronunciarse en este asunto, envi¨® entonces un aviso a los Estados indios con presencia de esta comunidad.
¡°Solo los musulmanes bohra realizan esta pr¨¢ctica. No tiene base en el islam. Sino en tradiciones tribales patriarcales de ?frica¡±, aclara Zeenat Shaukat Ali, experta en Estudios Isl¨¢micos de la Universidad de Saint Xavier de Bombay. Con or¨ªgenes en Yemen, esta secta chi¨ª es una minor¨ªa dentro de los indios musulmanes ¡ªun 14,2% del total de 1.300 millones de indios, seg¨²n el ¨²ltimo censo¡ª. Sin embargo, India acoge alrededor de un mill¨®n de ellos de los 1,5 millones repartidos por el mundo. Adem¨¢s, Bombay es sede de la administraci¨®n y liderazgo religioso de esta comunidad a nivel internacional.?
Hasta ahora, el Gobierno indio hab¨ªa negado que la mutilacion genital femenina se practicase dentro de su territorio. A finales del a?o pasado, en respuesta a una petici¨®n al Supremo, la Ministra de Desarrollo de la Mujer y la Infancia declar¨® que ¡°no exist¨ªan datos oficiales o estudios que respaldasen la existencia de mutilaci¨®n genital femenina en India¡±. Una justificaci¨®n sin sentido, seg¨²n Aarefa Johari: ¡°Las cifras oficiales se obtienen de las denuncias registradas en comisar¨ªa. Si no hay una ley que penalice la pr¨¢ctica, ?c¨®mo va alguien a interponer una querella para un crimen que no existe?¡±.
La ablaci¨®n ha sido ampliamente documentada en el mundo, donde unas 200 millones de ni?as han sufrido la mutilaci¨®n genital femenina en alguna de sus formas, seg¨²n UNICEF. Y eso, pese a que en muchos de ellos est¨¢ espec¨ªficamente prohibido por ley. En India es una pr¨¢ctica secreta, que ni cuenta con datos oficiales acerca de la prevalencia de este ritual ni tiene una ley expl¨ªcita que criminalice su pr¨¢ctica, a diferencia de otros pa¨ªses donde est¨¢ presente la di¨¢spora bohra.?
A principios de a?o, una coalici¨®n de mujeres bohra contraria a la ablaci¨®n financi¨® el primer estudio sobre mutilaci¨®n genital femenina en India. Realizada por investigadoras independientes, la encuesta confirm¨® la prevalencia de esta pr¨¢ctica entre los miembros de esta comunidad en cinco Estados del pa¨ªs. El 75% de las entrevistadas pertenecientes a este grupo, 84 mujeres y 11 hombres, admitieron haber sido v¨ªctimas o haber sometido a sus hijas al khafd ¨® khatna ¡ªt¨¦rminos ¨¢rabes para describir la ablaci¨®n¡ª.
¡°Todas sufren alg¨²n tipo de molestia en la zona. No hay posibilidad de cortar parcialmente el cl¨ªtoris¡±, sentencia el doctor Sujaat Jenuddin Vali, ginec¨®logo obstetra que examin¨® a las mujeres durante el curso de la investigaci¨®n. Sus an¨¢lisis corroboran que todas esas musulmanas bohra hab¨ªan sido v¨ªctimas de mutilaci¨®n genital femenina de tipo 1, que supone la eliminaci¨®n parcial o total del cl¨ªtoris, seg¨²n establece la clasificaci¨®n de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Desde Bombay, el doctor Sujaat adem¨¢s confirma que la ablaci¨®n no solo es practicada por las mullanis (cortadoras tradicionales), sino por profesionales m¨¦dicos en algunos hospitales de la ciudad.
¡°La pruebas son contundentes y el Gobierno de India debe aprobar una ley que criminalice esta pr¨¢ctica. Este estudio tambi¨¦n es muy importante desde el punto de vista educativo e informativo para nuestra comunidad¡±, se?ala Masooma Ranalvi, l¨ªder de #WeSpeakOut, el grupo que patrocin¨® la investigaci¨®n. Primera plataforma de supervivientes de la ablaci¨®n en India, el colectivo conciencia en favor de la erradicaci¨®n de esta pr¨¢ctica en su comunidad, y es uno de los que solicitaron su criminalizaci¨®n al Supremo.?
El movimiento contra la mutilaci¨®n genital femenina adquiri¨® relieve internacional en 2015 a ra¨ªz de la condena de tres fieles bohra acusados de practicarla en Australia. Entonces, diferentes congregaciones de pa¨ªses en los que existen leyes espec¨ªficas contra el procedimiento, incluyendo Estados Unidos y Reino Unido, enviaron notificaciones a sus feligreses para que lo detuviesen. No ha sido as¨ª en India, donde el l¨ªder espiritual de esta comunidad, syedna, desde la mezquita de Bhendi Bazaar en Bombay, alienta a que contin¨²en practicando ¡°la circuncisi¨®n masculina y femenina¡± como ¡°obligaci¨®n¡± para obtener ¡°pureza religiosa¡±.?
Ante los mensajes contradictorios desde diferentes p¨²lpitos, algunas familias Bohra de la di¨¢spora optan por viajar a India, aprovechando la laguna legal, para continuar con la tradici¨®n. El pasado marzo, un juez de Manchester (Reino Unido) prohibi¨® a una mujer de origen indio viajar con su hija al pa¨ªs asi¨¢tico ante la posibilidad de que la menor fuese mutilada.?
A la espera de que el Gobierno tome cartas en el asunto, activistas bohra como Aarefa creen que las arengas de su l¨ªder son un delito en s¨ª mismo: ¡°Los comentarios del syedna crean confusi¨®n entre nuestra comunidad. Sus palabras son una incitaci¨®n a que se perpet¨²e la mutilaci¨®n genital femenina en India¡±. La joven periodista ha fundado Sahiyo, un foro digital para que las supervivientes compartan sus historias y se intente sensibilizar a aquellas madres que siguen apoyando esta pr¨¢ctica inhumana.??
Libertad individual versus Libertad de culto
Algunas mujeres bohra de India crearon el a?o pasado un colectivo para defender "su derecho a practicar el khafd" frente a lo que consideran un ataque a sus tradiciones religiosas y culturales. La Asociaci¨®n de Mujeres Dawoodi bohra por la Libertad Religiosa (DBWRF), que dice "representar a decenas de miles" de personas, se une as¨ª al debate que tiene lugar en Michigan (EE UU); uno de los 25 Estados que penaliza la mutilaci¨®n genital femenina. All¨ª, el primer caso federal contra varios adultos de la comunidad bohra involucrados en la ablaci¨®n a dos ni?as ha suscitado la discusi¨®n entre protectores de menores y defensores de la libertad religiosa.
Para Irfan A. Engineer, sin embargo, no hay pol¨¦mica. "Ning¨²n texto sagrado, particularmente el Cor¨¢n, menciona el khafd", explica el vicepresidente de la Junta Central de la Comunidad Dawoodi Bohra, una secci¨®n reformista de m¨¢s de 50.000 miembros opuestos al autoritarismo del l¨ªder religioso. Aunque esta facci¨®n no se ha pronunciado p¨²blicamente sobre la ablaci¨®n, Irfan es contundente: "La idea detr¨¢s de esta pr¨¢ctica es controlar el cuerpo de la mujer. Los hombres debemos apoyarlas en esta causa".
Adem¨¢s de las plataformas de apoyo a supervivientes y de las campa?as p¨²blicas para la erradicaci¨®n de la ablaci¨®n, tambi¨¦n hay mujeres bohra que se niegan secretamente a perpetuar la mutilaci¨®n genital femenina. Bajo el nombre #NotToMyDaughter, madres indias de esta comunidad protegen a sus hijas ante la tradici¨®n mientras dicen p¨²blicamente preservar el ritual; confirmando as¨ª el lastre de la cultura del miedo.
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