¡°La ley no es suficiente para erradicar la mutilaci¨®n genital femenina¡±
La Organizaci¨®n Mundial de la Salud estima que en el mundo hay m¨¢s de 200 millones de mujeres que han sido sometidas a esta pr¨¢ctica
Marcelyna Msuya lleva m¨¢s de treinta a?os ense?ando el oficio de enfermera. El a?o pasado, con 64 a?os, habr¨ªa tenido que jubilarse, pero no lo hizo. La administraci¨®n del Christian Medical College de la Kilimanjaro University en Moshi (Tanzania) le asign¨® la direcci¨®n del curso para personal sanitario que la universidad ha puesto en marcha con la Fundaci¨®n Wassu de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. Este febrero se graduar¨¢ la primera promoci¨®n: 45 enfermeras y 75 m¨¦dicos que han recibido una formaci¨®n especifica para reconocer y tratar las consecuencias de la ablaci¨®n. Una pr¨¢ctica a la que han sido sometidas alrededor de 200 millones de mujeres en los 30 pa¨ªses donde se concentra, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de Salud. "La mutilaci¨®n genital femenina es ilegal en nuestro pa¨ªs, pero la ley no es suficiente", dice Msuya, que ha participado? en el congreso organizado este viernes por la Fundaci¨®n Wassu en Madrid y el Observatorio de Igualdad de G¨¦nero de la Universidad Rey Juan Carlos con ocasi¨®n del D¨ªa de la Tolerancia Cero Contra la Mutilaci¨®n, que se celebra cada 6 de febrero.
Msuya cuenta que al final del curso cada enfermera recibe un manual informativo para que pueda formar a las personas de su entorno. Se busca un efecto domin¨®, para que el mensaje llegue a cada una de las 130 tribus que conviven en Tanzania. "La mutilaci¨®n genital es sobre todo un problema sanitario", explica Meto Kemo, un joven de 32 a?os, que desde el a?o pasado forma parte del equipo de la fundaci¨®n en Gambia. En la ciudad de Yambu, Kemo trabaja en la formaci¨®n de profesionales sanitarios, estudiantes y de las mujeres que atienden los problemas de salud en las comunidades donde no hay cl¨ªnicas. "La ley en Gambia nos ofrece un marco, nos apoya porque reconoce que hay un problema, pero no puede prevenir la mutilaci¨®n", afirma.
Pese a que Gambia aprob¨® en 2016 su primera ley contra la ablaci¨®n genital femenina, este pa¨ªs sigue encabezando la lista de las v¨ªctimas menores de 14 a?os: m¨¢s de la mitad ha sido sometida a la ablaci¨®n, seg¨²n las Naciones Unidas. "En Gambia es un tema extremadamente sensible", sigue Kemo, que cree que el primer paso para erradicar el problema es considerarlo un tema sanitario. "De esta forma, conseguimos que se desvincule de la religi¨®n y de la tradici¨®n, que siguen siendo los mayores obst¨¢culos", contin¨²a. En pa¨ªses como Somalia, Guinea y Yibuti, m¨¢s del 90% de las mujeres han sido mutiladas. Con todo, en los ¨²ltimos a?os se han realizado numerosos avances legislativos, tambi¨¦n Nigeria, Senegal y Tanzania han ilegalizado esta pr¨¢ctica. Y el pasado agosto, el Parlamento de la Uni¨®n Africana, que tiene una funci¨®n consultiva para los pa¨ªses miembros, aval¨® la prohibici¨®n de la mutilaci¨®n genital femenina.
"Se trata de un dif¨ªcil equilibrio entre cultura e informaci¨®n", explica Adriana Kaplan, directora de la Fundaci¨®n que ha invitado a Madrid a Msuya y Kemo, junto a una veintena de especialistas y profesores para debatir sobre la prevenci¨®n. "La iniciaci¨®n es un ritual fundamental. Y a lo que queremos llegar es a un iniciaci¨®n sin mutilaci¨®n", relata Kabplan. La ablaci¨®n es considera en muchas comunidades un pasaje a la edad adulta y es condici¨®n indispensable para que puedan casarse; por eso, las mujeres suelen ser sometidas a ella desde los siete d¨ªas de vida hasta la edad premenstrual. El objetivo de la organizaci¨®n que dirige Kaplan en Gambia es desvincular esta pr¨¢ctica de ese momento vital y sustituirlo por otro tipo de evento, que responda igualmente a las tradiciones.?
Pese a la magnitud del problema, hay datos para la esperanza. As¨ª lo cree Msuya, que apunta que el porcentaje de las mujeres sometidas a mutilaci¨®n ha disminuido en los ¨²ltimos a?os en Tanzania, en gran medida por el trabajo de sensibilizaci¨®n. Hoy, en Tanzania, apenas un 14% de mujeres quiere que se siga con la tradici¨®n. "He aprendido que cuando explicas bien a los estudiantes una cosa, luego la hacen", concluye.?
Las medidas de Europa
El problema de la mutilaci¨®n genital no es ajeno a Europa, que en los ¨²ltimos a?os ha puesto en marcha medidas para la erradicaci¨®n de este problema. En Espa?a, por ejemplo, el Ministerio de Interior estima que en el pa¨ªs hay alrededor de 55.000 mujeres en "riesgo" por ser procedentes de pa¨ªses donde se practica la ablaci¨®n. Por ello, el a?o pasado aprob¨® un protocolo de prevenci¨®n, como han hecho, entre otros, Noruega, Dinamarca, Suecia y Suiza, que han tipificado la mutilaci¨®n genital como delito aunque se cometa fuera del pa¨ªs.?
"Las medidas policiales no han llevado a ning¨²n lado", explica una de las invitadas al congreso, Sarah Jonhsdotter, profesora de antropolog¨ªa de la Universidad de Malmo. Destaca que en los ¨²ltimos 20 a?os se han producido al menos 90 investigaciones que no han arrojado ning¨²n resultado. "Los casos que se est¨¢n juzgando en Europa no llegan a los 15", lamenta. En Suecia, dice la experta, viven al menos 4.500 mujeres que han sufrido su mutilaci¨®n en su pa¨ªs de origen, la mayor¨ªa de ellas procedentes de Somalia.?Seg¨²n Jonhsdotter, el mejor m¨¦todo para combatir la mutilaci¨®n es destinar "amplio recursos" a los inmigrantes asentados, para que sean ellos mismos los que hagan un trabajo de sensibilizaci¨®n con los inmigrantes reci¨¦n llegados: "No hay nadie que disponga de mejores herramientas culturales que ellos para formarles".
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