Superman contra Popeye (Gran Estaci¨®n, Bogot¨¢)
El colombiano que vota al parecer es una especie en v¨ªas de recuperaci¨®n
El colombiano que vota, que al parecer es una especie en v¨ªas de recuperaci¨®n, conoce de memoria este aturdimiento como de boxeador tendido en la lona mientras escucha ¡°?cinco¡ seis... siete...!¡± all¨¢ arriba, all¨¢ lejos. Habr¨¢ que inventarse una palabra para designar este marasmo violento, esta indignaci¨®n abrumada, que se siente cuando es claro que el favorito de uno no encabezar¨¢ ya los tajantes resultados de las elecciones presidenciales. Todo se ve irreversible e in¨²til en ese momento. Vuelve a la punta de la lengua la frase ¡°ser¨¢ irse de Colombia¡±. Y entonces, como las preguntas y los p¨¦sames que preparan para el duelo, los candidatos empiezan a llevar a cabo la desagradecida labor de reconocer las cifras ante las c¨¢maras de los noticieros.
El domingo 27 de mayo, que a¨²n no acaba, ocurri¨® una de las tardes de elecciones m¨¢s extra?as de estas d¨¦cadas. Pronto, menos de dos horas despu¨¦s de cerradas las urnas, fue evidente el mural tan vaticinado por las redes y por las encuestas: no s¨®lo el senador uribista Iv¨¢n Duque arras¨® con el 39% de los votos en su camino a la presidencia de esta rep¨²blica en veremos, sino que el exalcalde de Bogot¨¢ Gustavo Petro, que reclama un futuro que resuelva el pasado de Colombia, alcanz¨® para la izquierda un hist¨®rico 25% de la participaci¨®n, ser¨¢ su rival en la segunda vuelta que se dar¨¢ el 17 de junio. Digo que fue una tarde ¡°extra?a¡± porque hago parte del in¨¦dito 24% que vot¨® por la alianza ciudadana liderada por el exalcalde de Medell¨ªn Sergio Fajardo ¨Cy le falt¨® poco para llegar de segundo¨C, pero quiz¨¢s la palabra sea ¡°esperanzadora¡±.
Uno no es capaz de leer entre cifras los fen¨®menos de la jornada, ni de verles lo bueno a los resultados, porque est¨¢ en la primera etapa del duelo: el shock. Pero el domingo, mientras el exnegociador de paz De la Calle aceptaba su injusto 2% de la votaci¨®n pero defend¨ªa los acuerdos con las FARC, y el exvicepresidente Vargas acataba su desolador 7% pero ped¨ªa respeto por las obras que inaugur¨® en estos a?os ¨Cy era obvio que el electorado no reconoc¨ªa los dos grandes logros del Gobierno: paz e infraestructura¨C, fue claro que no son dos sino tres los hechos que dejan estas elecciones: por supuesto, una derecha empujada por el uribismo que sigue siendo mayor¨ªa aunque no sea ya la mitad del pa¨ªs, y una izquierda animada por el petrismo que se ha librado del fantasma de la lucha armada, pero tambi¨¦n un centro ciudadano con vocaci¨®n de poder.
De la Calle habl¨® como un gran candidato abandonado por el pat¨¦tico Partido Liberal. Vargas habl¨® como un aspirante fuerte abandonado por la clase pol¨ªtica. Y en la plaza del centro comercial Gran Estaci¨®n, en la Bogot¨¢ de clima incierto en donde fue el candidato m¨¢s votado, Fajardo habl¨® como un buen perdedor que sabe que el siguiente paso no es predicar en vano, ni vanagloriarse en la consolidaci¨®n de ese modo limpio de hacer pol¨ªtica que el exalcalde Mockus inaugur¨® en 1994, sino seguir convocando a los ciudadanos que no creen en el ¡°todo vale¡± que nos ha tra¨ªdo ac¨¢, e insistir en la transformaci¨®n de esta cultura volteada por el narcotr¨¢fico, para ganar las elecciones regionales del pr¨®ximo a?o: es hora de que esa tendencia, que la derecha llama ¡°izquierda¡± y la izquierda llama ¡°derecha¡±, deje de separarse con cada elecci¨®n.
As¨ª es. Este fin de semana fue noticia Popeye, el sicario jubilado de Pablo Escobar que se ha vuelto l¨ªder de opini¨®n, pero tambi¨¦n lo fue un disciplinado ciclista boyacense, Superman L¨®pez, que a los 24 ha quedado de tercero en el Giro de Italia, y un electorado esperanzador, el m¨¢s libre de nuestra historia, que ha ido de 13.209.561 a 19.336.134 votantes en apenas cuatro a?os. Qu¨¦ extra?o y qu¨¦ bueno.
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