?Por qu¨¦ fall¨® la maquinaria electoral en Colombia?
Los datos sugieren que la mayor¨ªa de los aparatos se quedaron en casa el pasado domingo
El pasado domingo una significativa mayor¨ªa de los colombianos votaron por fuera de las estructuras clientelares cl¨¢sicas. La llamada maquinaria no triunf¨®. Germ¨¢n Vargas Lleras era el candidato que, en teor¨ªa, m¨¢s pod¨ªa beneficiarse de ella. Y no alcanz¨® ni el 8% de los sufragios. Todo ello, adem¨¢s, con un aumento de la participaci¨®n. Las personas han decidido que, esta vez, su voto vale m¨¢s que los beneficios que ofrece el cacique de turno, directos o indirectos. Disponer por primera vez de un men¨² amplio y equilibrado de plataformas ideol¨®gicas entre las que escoger habr¨ªa ayudado a darle la vuelta al clientelismo.
Esa es la interpretaci¨®n optimista de lo que pas¨®. Pero hay otra pesimista: la maquinaria se qued¨® en casa. Nunca lleg¨® a activarse porque no hab¨ªa confianza en el candidato, o porque ¨¦ste no puso el suficiente dinero sobre la mesa. O tal vez los costes eran demasiado elevados esta vez: Odebretch es un caso todav¨ªa muy caliente, y hay ciertos medios e instancias del Estado con el ojo avizor. No olvidemos el sonado caso de Aida Merlano, elegida senadora el pasado once de marzo para descubrirse casi inmediatamente la sofisticada trama de compra de votos que la alz¨® en las urnas. La periodista Laura Ardila daba el lunes pistas muy interesantes en ese sentido, extra¨ªdas de observaci¨®n sobre el terreno en la costa Caribe.
Hay, incluso, quien riza el rizo y afirma que las maquinarias se han acercado sencillamente al sol que m¨¢s calienta, en este caso Iv¨¢n Duque. El inicio de acercamiento entre Cambio Radical, partido de Vargas Lleras y uno de los principales tenedores de maquinarias, a menos de 48 horas de la elecci¨®n, les sirve como prueba a quienes apuntan que es ah¨ª donde se ha mudado el clientelismo.
En primera instancia, estas tres hip¨®tesis se reducen a la necesidad de responder a una pregunta: d¨®nde fueron los votos identificados con la maquinaria el pasado domingo . ?Se quedaron en casa o se marcharon donde alguno de los tres candidatos que se llevaron casi el 90% de los sufragios (Duque, Petro, Fajardo)?
Los datos apuntan a que, sobre todo, se qued¨® en casa. Aunque quiz¨¢s una parte tambi¨¦n se fue donde Gustavo Petro, o incluso donde Iv¨¢n Duque.
Hace dos meses y medio tuvieron lugar las elecciones legislativas, en las que se entiende que la presencia del clientelismo es mucho mayor porque son los senadores y los congresistas quienes se encuentran a la cabeza de las estructuras. En particular, aquellos que se encuentran dentro de las formaciones m¨¢s tradicionales: Partido Liberal (PL), Partido Conservador (PC), Partido de la Unidad Nacional (U) y Cambio Radical (CR). Estas formaciones cuentan con ciertos feudos electorales donde sus redes est¨¢n implantadas. As¨ª, si en estas ¨¢reas la movilizaci¨®n fue menor en general, podr¨ªamos inferir que dichas redes no se movieron. Por ejemplo: si medimos la diferencia entre la abstenci¨®n de cada municipio del 11 de marzo y la que se dio en las presidenciales, tendremos un indicador de menor movilizaci¨®n. Si adem¨¢s comprobamos que ¨¦sta es m¨¢s baja donde los partidos tradicionales tienen sus feudos, tendr¨ªamos un primer indicador de que la maquinaria se movi¨® menos.
Efectivamente, en los municipios donde las cuatro formaciones obtuvieron m¨¢s votos el pasado 11 de marzo, la abstenci¨®n entre las legislativas y las presidenciales creci¨® m¨¢s. Esta tendencia es particularmente marcada para las formaciones m¨¢s asociadas con las maquinarias: Cambio Radical y el Partido de la U. Los feudos del liberalismo y el conservadurismo se desmovilizaron menos.
Lo mismo le pasa a Vargas Lleras, el candidato asociado con el clientelismo y con estas dos plataformas, que ha sacado m¨¢s apoyo en lugares que se han vuelto menos participativos, lo cual probablemente ha minado su fuerza. Justo lo contrario de lo que sucede con Fajardo, que parece haber arrastrado la participaci¨®n hacia arriba con su voto. Duque tambi¨¦n, aunque la relaci¨®n es significativamente m¨¢s dispersa.
Resulta llamativo que Petro tambi¨¦n est¨¦ m¨¢s fuerte en zonas m¨¢s abstencionistas. Que son, record¨¦moslo, los bastiones de la maquinaria. ?Podr¨ªa ser que Petro se quedase con algo de la misma, a cambio de su promesa de lucha contra el establecimiento? Podr¨ªamos deducir que s¨ª si resulta que su fuerza se asocia con los bastiones del ¨¢mbito amplio del liberalismo (PL, U, CR).?
A tenor de estos datos, parece que s¨ª hay cierta correlaci¨®n positiva donde antes era negativa. Pero no es una relaci¨®n fuerte, no se trata de un patr¨®n firme y claro seg¨²n el cual los fortines del PL, la U y CR en las legislativas le dieron un apoyo masivo a Petro en las presidenciales. Curiosamente, la relaci¨®n con las zonas de las formaciones progresistas alternativas (la propia Lista de la Decencia de Petro, el Polo Democr¨¢tico Alternativo y la Alianza Verde que iban con Fajardo oficialmente) es a¨²n m¨¢s tenue.
Nos queda, por ¨²ltimo, la posibilidad de que Duque haya sido capaz de absorber este tipo de voto. Si eso fuese cierto, deber¨ªamos observar que en las zonas donde los partidos tradicionales tuvieron m¨¢s fuerza, tambi¨¦n la tuvo Duque.
Sin embargo, lo que nos dicen los datos es que el porcentaje de votos de Iv¨¢n Duque fue menor en los municipios donde PL, U y CR obtuvieron m¨¢s peso el pasado 11 de marzo. La correlaci¨®n con el PC s¨ª es positiva. Pero no se aprecia un patr¨®n de relaci¨®n con las ¨¢reas m¨¢s cercanas al viejo (y al ¡®viejo nuevo¡¯) liberalismo. Queda por ver si esto cambiar¨¢ en la segunda vuelta.
Podr¨ªamos decir por tanto que s¨ª es posible que algo del voto del amplio espectro liberal tradicional se haya ido con Petro, igual que una porci¨®n del conservador se fue con Duque. Pero parece que el grueso de la maquinaria se qued¨® quieta. No sabemos si esta combinaci¨®n de decisiones se dio m¨¢s por convicci¨®n o por conveniencia. De hecho, la diferencia entre maquinaria y opini¨®n, entre conveniencia y convicci¨®n, est¨¢ hecha de una frontera amplia y gris en la que se entremezclan beneficios directos, indirectos, miedos, esperanzas, ideolog¨ªas e incluso afectos personales. Pero el caso es que as¨ª fue. Y el "candidato de la maquinaria" pag¨® las consecuencias, mientras sus rivales fueron quienes las cobraron.
Nota metodol¨®gica. Los presentes datos se han obtenido gracias a la colaboraci¨®n de una serie de investigadores que han ido poniendo las bases correspondientes a disposici¨®n de todos. Algunos de ellos son Nelson Amaya, Adam Isacson o Javier Moreno. Las gr¨¢ficas aqu¨ª expuestas pueden reproducirse con las tablas aportadas por ellos. Adem¨¢s, es necesario leerlas con cautela: el hecho de que estemos empleando municipios como unidad de an¨¢lisis nos permite capturar la territorialidad del voto, pero nos deja expuestos a la posibilidad de una falacia ecol¨®gica, consistente en interpretar la parte por el todo.
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