Moci¨®n de censura a la mexicana
Espa?a dio una gran lecci¨®n al mundo con el procedimiento en contra del Gobierno de Mariano Rajoy
La moci¨®n de censura ¡ªas¨ª reza la definici¨®n¡ª es el procedimiento por el que los partidos con representaci¨®n en la C¨¢mara baja de un Parlamento bicameral o en un Parlamento unicameral de un pa¨ªs, pueden exigir responsabilidad pol¨ªtica al poder Ejecutivo. Para estos efectos es imperativo no confundir la moci¨®n de censura con el procedimiento de juicio pol¨ªtico (inspirado, a su vez, en el impeachment anglosaj¨®n), existente en casi todos los sistemas presidencialistas, como el ¨²nico mecanismo legal para destituir al presidente de la Rep¨²blica acusado de la comisi¨®n de actos violatorios de la Constituci¨®n o de las leyes.
Para que procediera la moci¨®n de censura en Espa?a, esta tuvo que ser propuesta al menos por la d¨¦cima parte de los diputados con la inclusi¨®n de un candidato a la presidencia del Gobierno. Si el Congreso expresa su desconfianza al Ejecutivo, da su respaldo a una opci¨®n alternativa y la moci¨®n de censura es aprobada por mayor¨ªa absoluta, el rey nombrar¨¢ presidente al candidato incluido en la moci¨®n, previa renuncia del Gobierno anterior.
Resulta evidente que, tanto en el impeachment, en el contexto de un r¨¦gimen presidencialista, como en la moci¨®n de censura, propia de una estructura parlamentaria, es obligatoria la concurrencia del poder Ejecutivo para proceder a la destituci¨®n del presidente de la Rep¨²blica o del presidente del Consejo de Ministros, seg¨²n sea el caso.
Los razonamientos pol¨ªticos y jur¨ªdicos vienen a colaci¨®n porque Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, el candidato ¡°izquierdista¡± mexicano, propuso reformar la Constituci¨®n hacia la mitad de su posible Administraci¨®n para imponer la ¡°revocaci¨®n del mandato¡± cada tres a?os, sobre la base de someter a la consideraci¨®n del ¡°pueblo¡± ¡ªl¨¦ase no del Congreso¡ª la siguiente pregunta: ?quieres que contin¨²e el presidente o quieres que renuncie? Por supuesto que se trata de llevar a cabo una consulta ciudadana para someter su Gobierno a una especie ama?ada de refer¨¦ndum para actuar de acuerdo a la opini¨®n mayoritaria del ¡°pueblo¡±, sobre la base de que L¨®pez Obrador decidir¨ªa qui¨¦nes y cu¨¢ntos integrar¨ªan las filas del ¡°pueblo¡± para votar en consecuencia, es decir, un refer¨¦ndum manipulado y dirigido.
Si de lo que se trata, por un lado, es de castigar al Gobierno por irregularidades o ineficiencia durante su gesti¨®n, para dichos efectos existen en M¨¦xico las elecciones intermedias, en las que la ciudadan¨ªa podr¨ªa sancionar cada tres a?os al jefe de Estado de turno, reduci¨¦ndole su poder pol¨ªtico en las C¨¢maras de representaci¨®n popular. Por el otro, ?L¨®pez Obrador volver¨ªa a hacer costosas campa?as electorales vigiladas por 1,4 millones de personas, en lugar de gobernar? Es mucho m¨¢s conveniente el juicio pol¨ªtico para proceder a la destituci¨®n, en lugar de recurrir a una consulta popular amafiada y populista.
Imposible olvidar cuando Hugo Ch¨¢vez en 2004, propuso una consulta popular para que ¡°el pueblo¡± (otra vez el pueblo) lo ratificara o no en el cargo. El dictador venezolano se hab¨ªa propuesto lograr una aprobaci¨®n popular entre chavistas¡ Una gran farsa. El Congreso, tambi¨¦n integrado mayoritariamente por chavistas, lo hubiera confirmado en el cargo en el marco de una estruendosa ovaci¨®n.
L¨®pez Obrador, al igual que Ch¨¢vez, tampoco recurrir¨ªa al Congreso mexicano para que este, en votaci¨®n abierta, resolviera la conveniencia o no de su permanencia en el poder. Organizar¨ªa un refer¨¦ndum no contemplado por la Constituci¨®n, consultando al ¡°pueblo¡± en t¨¦rminos desaseados sin la concurrencia de las instituciones de la Rep¨²blica, a las que ha mandado ¡°a diablo¡± (sic) tantas veces como lo ha sentido conveniente.
Espa?a dio una gran lecci¨®n al mundo con el ¨¦xito de la moci¨®n de censura en contra del Gobierno de Mariano Rajoy. Tal vez muy pronto habremos de asistir a un nuevo proceso de destituci¨®n de un jefe de la Casa Blanca, mientras en M¨¦xico es improcedente el juicio pol¨ªtico en contra de un presidente de la Rep¨²blica. Sin embargo, puede operar ¡°la declaraci¨®n de procedencia¡± para exigirle responsabilidad penal. ?Por qu¨¦ en lugar de llevar a cabo consultas populares ama?adas no se procede a una reforma constitucional para poder destituir y hasta encarcelar a los presidentes en el ejercicio de sus funciones como ocurre en Brasil, en Guatemala y en Per¨²?
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