54 casos en un d¨ªa para el juez Sandy Hom
El tribunal federal de inmigraci¨®n de Manhattan ilustra el descomunal atasco de tr¨¢mites en un sistema judicial infradotado
El edificio que acoge el tribunal federal de inmigraci¨®n en Manhattan es un mastodonte de 41 plantas que se alza a espaldas del Ayuntamiento. La escena en el piso 12 abruma. Cientos de personas esperan turno en los pasillos para comparecer ante uno de los 30 jueces que decidir¨¢ su futuro. La sala 23 la preside Sandy Hom. En la puerta cuelga una lista que cubre dos folios, en la que se pueden contar 54 casos.
¡°Si lo que buscas son ni?os no los vas a encontrar ah¨ª¡±, indica Jennifer Reinbold, ¡°lo hacen as¨ª para que no se puedan distinguir de los adultos¡±. ¡°Qu¨¦date en la sala y espera. Todos los d¨ªas hay casos de menores¡±, recomienda la abogada probono de KIND, siglas en ingl¨¦s de la organizaci¨®n Ni?os en Necesidad de Defensa. Comenta que el sistema est¨¢ saturado, ¡°faltan manos para representarlos¡±.
La corte neoyorquina es la mayor del pa¨ªs. En total hay 350 jueces en 60 tribunales por todo EE UU. En el interior de la sala 23 no hay un hueco libre. Llega el turno de la joven latina a la que acompa?a Charles Brown, de Lutheran Social Services, una?organizaci¨®n que acoge a menores que son detenidos en la frontera cuando tratan de entrar ilegalmente en el pa¨ªs. El ni?o?no suelta de la mano a su hijo, de diez a?os. Sentado el ni?o no llega con los pies al suelo. Los dos se enfrentan a una orden de deportaci¨®n, por eso piden asilo.
Hom revisa r¨¢pido la documentaci¨®n y fija la audiencia para noviembre de 2020. ¡°Hasta que su situaci¨®n se resuelva pueden pasar dos a?os m¨¢s¡±, indica este voluntario.? Evita hablar del caso. S¨ª apunta que las leyes de asilo cambian, ¡°eso complica todo¡±. Con la firma del juez, la madre y su hijo bajan al noveno piso para entregrar a los agentes de inmigraci¨®n que el proceso sigue. En la sala de espera es imposible entrar.
El atasco en los juzgados es enorme y es un reflejo de la crisis que se vive en la frontera sur. Se calcula que hay 600.000 solicitudes de asilo pendientes de resolver por todo el pa¨ªs. Es un incremento del 1.700% en diez a?os, seg¨²n el Departamento de Seguridad Nacional. ?ngeles Donoso, de la organizaci¨®n New Sanctuary NYC, reconoce que el problema no es nuevo. Pero el ritmo con el que crece, dice, ¡°es preocupante. La gente tiene miedo¡±.
Ganar tiempo
Es el caso de caso de Silvia Tapia, que lleva casi tres a?os batallando. Al ver que los miembros de su comunidad eran arrestados por los agentes de migraci¨®n (ICE), decidi¨® anticiparse. Nunca la detuvieron pero tiene dos hijos nacidos en EE UU que dejar¨ªa atr¨¢s si la deportaran. Sabe tambi¨¦n que es un riesgo. Solo el 20% de los solicitantes se le garantiza el asilo. ¡°Muchos lo piden para ganar tiempo¡±, comenta.
Donoso forma parte de un grupo de voluntarios que acude cada d¨ªa al tribunal para asistir a los inmigrantes como Tapia. Est¨¢n repartidos por las salas observando el proceso. Llevan una chapa con la insignia de la organizaci¨®n que les identifican. Cuando llega el turno de la persona a la que ayudan, se levantan para que el juez sepa que est¨¢n ah¨ª. ¡°As¨ª les hacemos ver que son parte de la comunidad¡±.
Tanto los abogados como los voluntarios que recorren el tribunal se?alan que la decisi¨®n de separar a los ni?os de los padres forma parte de una t¨¢ctica de intimidaci¨®n. ¡°Es una bofetada al esp¨ªritu de nuestras leyes¡±, lamentan. Pero al mismo tiempo consideran peligroso que se centre la atenci¨®n medi¨¢tica en la pol¨ªtica de Donald Trump y se olvide lo que se hizo antes con las deportaciones expr¨¦s.
Hay varias factores que explican esta acumulaci¨®n de casos, como se?ala Anthony Enr¨ªquez desde Catholic Charities, otra organizaci¨®n. Por un lado, est¨¢n las entradas ilegales en el pa¨ªs motivadas por la violencia en Centro Am¨¦rica. En paralelo, escalaron las detenciones. Y a todo esto se le suma el hecho de que los tribunales no cuentan ni con el personal ni con los recursos financieros suficientes para ir al ritmo.
Sensibilizar a los jueces
Los abogados de la Central American Legal Assistance se?alan en este sentido que esta situaci¨®n es en gran parte resultado de las decisiones adoptadas por el presidente Barack Obama. Recuerdan que muchos de sus clientes cruzaron la frontera en la oleada de 2014. La prioridad de los juzgados se centr¨® en estos casos sin que tuvieran la capacidad de poder procesarlos debidamente.
Brown a?ade que muchos de los clientes a los que asisten ahora fueron arrestados durante el ¨²ltimo a?o, como consecuencia de la pol¨ªtica de tolerancia cero de la Administraci¨®n que preside Donald Trump. La petici¨®n de asilo es la ¨²nica opci¨®n que les queda para seguir en el pa¨ªs, ¡°es nuestro trabajo que el juez entienda o, al menos, aprecie el peligro que corren si regresan a su pa¨ªs¡±.
Los inmigrantes irregulares no tienen derecho a un abogado del estado, ni si quiera siendo ni?os. ¡°Muchos no pueden contratar a alguien que les represente o que les explique sus derechos¡±, explica otra letrada que no quiere dar su nombre, ¡°es un gran problema¡±. Se?ala que la legislaci¨®n migratoria, como la fiscal, es muy compleja, ¡°est¨¢ llena reglas y excepciones por las que hay que saber navegar¡±.
Incertidumbe
El cambio de pol¨ªtica con Trump provoca, adem¨¢s, que un caso de asilo que era s¨®lido hace dos o tres a?os, ahora puede evaporarse. ¡°Nunca sabemos que esperar¡±, coinciden los abogados, que lamentan que se est¨¦ tratando a estas personas como criminales al concentrar los recursos en perseguirlos. ¡°Se est¨¢ creando la idea de que se est¨¢n desmantelando las leyes de asilo¡±, advierten.
Donoso insiste por eso que es vital que los inmigrantes cuenten con la asistencia para tramitar las peticiones de asilo en este clima. ¡°Les ayudamos a rellenar los documentos para que sea lo m¨¢s robusta posible¡±, explica, ¡°necesitan este apoyo moral para que se sientan seres humanos porque cuando alguien es perseguido por el sistema, la sensaci¨®n de inseguridad es enorme¡±.
Ashley Tabaddor, presidenta de la National Association of Inmigration Judges, es rotunda al advertir de las consecuencias de la situaci¨®n actual que se viven en los juzgados y critica con dureza la idea del Departamento de Justicia de establecer cuotas para los casos que deben ser completados cada a?o por cada juez para acelerar los procesos. ¡°Esto claramente no es hacer justicia¡±, lamenta.
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