La crisis fuerza la salida de los nicarag¨¹enses
Miles de personas tramitan sus pasaportes por temor a la violencia que desangra el pa¨ªs. Viajan a Canad¨¢, Estados Unidos o Costa Rica
Georgina Rodr¨ªguez est¨¢ furiosa. Esta mujer de 50 a?os, delgada y reci¨¦n operada de una dolencia en la espalda, hace cola para tramitar los pasaportes de sus hijos adolescentes en la Direcci¨®n General de Migraci¨®n y Extranjer¨ªa, en Managua, con la esperanza de sacarlos de Nicaragua debido a la crisis que desangra este pa¨ªs y que ha dejado cerca de 200 muertos. Rodr¨ªguez espera desde las cinco de la ma?ana para ser atendida por oficiales de Migraci¨®n, pero al final de esta tarde gris, que amenaza con desatar un aguacero, segu¨ªa en la cola, furiosa. "?Es una injusticia! Aqu¨ª estamos muchas madres esperando, porque no queremos que nos maten a nuestros hijos", grita la mujer.
Desde hace tres semanas miles de nicarag¨¹enses se aglomeran a las afueras de la sede de Migraci¨®n. Muchos de ellos llegan desde el interior del pa¨ªs y deben dormir en las aceras, para garantizarse un cupo en las largas filas, que llenan varios bloques, y poder acceder al edificio, dado que solo se reparten 400 n¨²meros para atenci¨®n al d¨ªa. Los tr¨¢mites de pasaporte se dan principalmente por la crisis del pa¨ªs, el aumento del desempleo y el temor a que la situaci¨®n de violencia que vive Nicaragua se recrudezca. El miedo los mueve a dejar Nicaragua.
La atenci¨®n es lenta, lo que exaspera los ¨¢nimos. "?Qu¨¦ nos abran, qu¨¦ nos abran!", grita la gente que desde muy temprano est¨¢ en las colas con la esperanza de obtener su pasaporte. "?Qu¨¦dense ustedes en su dictadura, esbirros!", le espeta una mujer a uno de los polic¨ªas que vigila el edificio, armado con una escopeta. Las personas consultadas por este diario dijeron que esperan poder viajar a Estados Unidos, Canad¨¢ o Costa Rica, algunos hablan de Europa, pero todos coinciden en que se debe a la situaci¨®n de violencia que desangra este peque?o pa¨ªs y que se ha recrudecido en las ¨²ltimas horas, con grupos irregulares armados que han tomado el control de las calles de Managua y otras ciudades del pa¨ªs.
"Estamos en una dictadura", dice Georgina Rodr¨ªguez. "Tengo 50 a?os, yo esto ya lo viv¨ª y no quiero que mis hijos sufran lo mismo. No quiero que los agarren y los vayan a matar como ya han matado a tantos j¨®venes, porque de esta dictadura se espera cualquier cosa. Yo s¨¦ de lo que es capaz Daniel Ortega", afirma la mujer.
A su lado otras madres presionan a las autoridades para que las dejen entrar al edificio. Es el caso de Rosario Mart¨ªnez, propietaria de un sal¨®n de belleza en Managua, quien espera tramitar los pasaportes de su madre e hija. "Quiero estar preparada", dice la mujer. "Como est¨¢ el pa¨ªs ahorita, debemos estar listos. Estamos viviendo una vida horrible, ya no hay dinero, mi negocio est¨¢ perdiendo, irnos es lo mejor que podemos hacer", asegura.
Nicaragua cumpli¨® esta semana dos meses de crisis, que ha golpeado la fr¨¢gil econom¨ªa del pa¨ªs. Las p¨¦rdidas ya superan los 1.000 millones de d¨®lares y economistas estiman que podr¨ªa haber 150.000 desempleados. Los negocios peque?os y medianos, como el de Rosario, son los m¨¢s golpeados. Muchos han tenido que echar el cierre y, como ella, aspiran a dejar Nicaragua.
V¨ªctor Mar¨ªn es un joven m¨²sico y padre de un ni?o de un a?o. Ha estado en la cola de Migraci¨®n desde las siete de la ma?ana y espera poder sacar el pasaporte de su beb¨¦, para migrar a Canad¨¢. "Dada las circunstancias, todo lo que est¨¢ pasando, tomamos la decisi¨®n mi esposa y yo de salir del pa¨ªs. Yo me quedar¨ªa, pero tengo a mi beb¨¦ y uno piensa en la educaci¨®n de su hijo. Cerca de mi casa hay una sede de la Juventud Sandinista (las huestes a ¨®rdenes de Ortega) y amanecen tirando morteros, balas, he visto a los paramilitares en la esquina de mi casa, con fusiles AK vivir de esa manera no vale la pena", explica el joven.
Los entrevistados aseguran que no quieren dejar el pa¨ªs, hasta ahora un lugar pl¨¢cido, seguro. Un para¨ªso tropical barato, ideal para criar a sus hijos, pero que se ha convertido en un infierno desde el 18 de abril, cuando la crisis inici¨® por la imposici¨®n de Ortega de una reforma a la Seguridad Social. El presidente, que lleva once a?os gobernando Nicaragua con mano de hierro, desat¨® una feroz represi¨®n que enfureci¨® a la poblaci¨®n, que desde entonces exige en las calles el fin del r¨¦gimen. Ortega ha respondido con m¨¢s violencia.
"Me encanta Nicaragua y no la dejar¨ªa por nada del mundo, pero esta es la decisi¨®n m¨¢s extrema. Ojal¨¢ que mejore la situaci¨®n y no tengamos que vivir cosas peores", dice V¨ªctor. A unos pasos Georgina Rodr¨ªguez lucha por controlar su furia. "Esta es la fila de las madres que no queremos que nuestros hijos vivan esta dictadura. Amo mi Nicaragua, pero he llorado la muerte de cada joven. Estos hijueputas dictadores orteguistas nos est¨¢n matando", asegura la mujer.
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