La monja Chiquitunga llena el mayor estadio de Asunci¨®n
La beatificaci¨®n de la religiosa re¨²ne a 45.000 personas en las tribunas del equipo Cerro Porte?o
Las puertas cerraban a las dos de la tarde pero, desde la ma?ana, miles de personas hac¨ªan cola para entrar al estadio de f¨²tbol m¨¢s grande de Asunci¨®n, el General Pablo Rojas. M¨¢s de 45.000 personas llenaron el recinto deportivo; pero no llevaban camisetas de la selecci¨®n paraguaya ni de ning¨²n equipo, sino levitas y sotanas. Eran sacerdotes. Y lo que iban a ver en el estadio no era f¨²tbol, sino la beatificaci¨®n masiva de una monja.
Tras haber esperado durante horas en las calles del barrio Obrero, entre banderas paraguayas, venta ambulante y ambiente de fiesta con c¨¢maras y flashes por todos lados; cientos quedaron fuera. Algunos optaron por mirar en una peque?a televisi¨®n, instalada en una carpa enfrente del estadio del club Cerro Porte?o, mientras otros gritaban en las taquillas pidiendo entrar. ¡°Por amor de Dios, no pueden dejarnos afuera¡±, clamaban varios hombres.
La Iglesia Cat¨®lica envi¨® a Paraguay al cardenal italiano Angelo Amato para oficiar la beatificaci¨®n de la monja Mar¨ªa Felicia de Jes¨²s Sacramentado, m¨¢s conocida como Chiquitunga, declarada venerable por Benedicto XVI en 2010. Seg¨²n la Iglesia cat¨®lica, Chiquitunga ¡ªa quien los paraguayos brindan devoci¨®n¡ª ¡°desde los 14 a?os se dedic¨® intensamente a la oraci¨®n y al apostolado en la Acci¨®n Cat¨®lica de Paraguay¡±, y despu¨¦s imparti¨® catequesis a ¡°ni?os, j¨®venes trabajadores, universitarios con problemas, pobres, enfermos y ancianos¡±; lo que la convierte en una especie de Teresa de Calcuta moderna. Sin embargo, no fue nada de esto lo que le permiti¨® ganarse el cielo.
En realidad, la monja llevaba muchos a?os muerta (falleci¨® en 1959) cuando la Iglesia cat¨®lica paraguaya anunci¨® que Chiquitunga hab¨ªa realizado ¡°un milagro¡±. Seg¨²n la versi¨®n eclesial, en 2002, en el deprimido departamento de San Pedro, un beb¨¦ volvi¨® a la vida tras permanecer 20 minutos sin signos vitales gracias a que la obstetra rez¨® a Chiquitunga. La misma m¨¦dica, quien ha explicado en estos d¨ªas a distintos medios las t¨¦cnicas de reanimaci¨®n que el equipo m¨¦dico practic¨® al beb¨¦, ha atribuido su supervivencia a ¡°la intercesi¨®n de Chiquitunga¡±.
Haciendo honor a su clasificaci¨®n en el Latinobar¨®metro como el pa¨ªs m¨¢s cat¨®lico de Am¨¦rica Latina, feligreses de todo Paraguay ocupaban los 43.050 asientos y todos los palcos del estadio, popularmente conocido como la Nueva Olla. Otras 3.000 personas se congregaban en el c¨¦sped, donde se hab¨ªa instalado un escenario con el fondo blanco y amarillo ¡ªlos colores vaticanos¡ª y un gigantesco retablo, construido con crucifijos tra¨ªdos de varias partes del mundo para el evento.
Tanto el presidente saliente Horacio Cartes como el electo Mario Abdo Ben¨ªtez ¡ªque asumir¨¢ el poder el pr¨®ximo d¨ªa 15 de agosto¡ª se encontraban presentes, aunque en palcos separados, entre otras muchas autoridades, como el intendente de la capital, Mario Ferreiro o la vicepresidenta Alicia Puchetta. Adem¨¢s, unas 60 monjas carmelitas descalzas salieron de su claustro por primera vez desde la visita del papa Francisco en el a?o 2015 para acudir a la celebraci¨®n masiva.
El Ni?o Milagro
El fervor de la gente inund¨® las cinco horas de liturgia, tras la que Chiquitunga se convirti¨® en la primera beata paraguaya de la era contempor¨¢nea.
Entre aplausos, se destap¨® el retablo con la cara de la monja y se estableci¨®, adem¨¢s, el 28 de abril como d¨ªa de recuerdo de la religiosa, que falleci¨® a los 34 a?os a consecuencia de una hepatitis.
El beb¨¦ al que Chiquitunga ¡°salv¨®¡± tiene hoy 15 a?os y se llama ?ngel Ram¨®n Duarte, aunque le llaman El Ni?o Milagro. Duarte fue uno de los protagonistas de la celebraci¨®n religiosa, como tambi¨¦n lo fue el mism¨ªsimo cerebro de Chiquitunga que, negro y disecado hasta tener el tama?o de un pu?o, fue transportado por el recinto en una urna transparente.
El arzobispo de Asunci¨®n, Edmundo Valenzuela, asegura sin embargo que ¡°esto no acaba aqu¨ª¡±. Paraguay ya tiene una beata pero, seg¨²n Valenzuela, ahora debe avanzar en el camino de la santidad en busca de su canonizaci¨®n. Aunque para eso haga falta un nuevo milagro.
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