La joven del Bronx que dej¨® su trabajo en un bar para brillar en la pol¨ªtica
Alexandria Ocasio-Cortez, de 28 a?os, asesta un golpe al ¡®establishment¡¯ al ganar las primarias del partido dem¨®crata en Nueva York
Alexandria Ocasio-Cortez barrunt¨® durante meses si presentarse a las elecciones o no. Detr¨¢s de la barra del Flats Fix, una taquer¨ªa de Manhattan plagada de millennials de brazos tatuados, hac¨ªa sus c¨¢balas y discut¨ªa de lo humano y lo divino con su compa?era, Giannina Guti¨¦rrez. ¡°La pol¨ªtica es su pasi¨®n, le preocupaban muchas cosas. Un d¨ªa, por noviembre, lleg¨® y me dijo: ¡®Ya lo hice, ya he dado el aviso de 15 d¨ªas, me voy¡ y lo hizo¡±, cuenta Giannina, que trabaja a media jornada en el local mientras labra su carrera como artista.
Nueva York es la ciudad en la que detr¨¢s de cada barra, o dentro de cada cocina, se esconde alg¨²n cantante, actor o un escultor que persigue un sue?o. A los aspirantes a congresistas, en cambio, es habitual encontrarlos como becarios del Capitolio. Ocasio-Cortez, sin embargo, ha saltado al ruedo nacional desde esa barra de burritos y c¨®cteles. Cuando se le pregunta a Giannina por qu¨¦ cree que su amiga lo ha conseguido, responde con seguridad: ¡°Porque es el momento de una mujer, de una mujer de color que se preocupa por los que m¨¢s lo necesitan¡±.
En realidad, ser mujer, latina y voz de los desfavorecidos son tambi¨¦n tres poderosas razones por las que perder unas elecciones. Pero el martes pasado, contra todo pron¨®stico, Alexandria Ocasio-Cortez, de 28 a?os, derrot¨® en las primarias dem¨®cratas en Nueva York a un pope del partido, Joseph Crowley, de 56, gracias a todo eso y a pesar de todo eso.
A lomos de un discurso izquierdista y proinmigraci¨®n, una activista del Bronx con un equipo de menos de 20 empleados y un presupuesto min¨²sculo, ha arrebatado la candidatura a la C¨¢mara de Representantes a uno de los congresistas m¨¢s poderosos de Washington, que lleva nueve a?os en el esca?o y multiplicaba por 10 sus recursos. Hab¨ªa trabajado para la campa?a presidencial del izquierdista Bernie Sanders y ha bebido de ese movimiento. Si vence al republicano Anthony Pappas en las legislativas del pr¨®ximo noviembre, para lo que tiene claras posibilidades por lo rabiosamente dem¨®crata del distrito en pugna (Queens-Bronx), la excamarera del Flats Fix se convertir¨¢ en la mujer m¨¢s joven de la historia en llegar al Congreso estadounidense. De momento, ya ha dado un revolc¨®n al establishment.
¡°Dec¨ªan: uno no puede postularse contra El Rey [el poderoso Crowley], porque si lo hace y pierde ya no podr¨¢ volver a intentar nada, pero ella se atrevi¨® y resulta que ha ganado¡±, explican desde el entorno de la candidata.
Es viernes por la tarde y en la que fue su primera sede de campa?a, un bajo en una avenida desolada del Bronx, no queda rastro de su gente. El r¨®tulo corresponde a una compa?¨ªa de transporte y su empleada explica que el equipo solo ten¨ªa alquilado uno de los cub¨ªculos de una oficina ya de por s¨ª diminuta. All¨ª, a golpe de redes sociales, peque?as donaciones de menos de 200 d¨®lares y un entregado grupo de voluntarios, se empez¨® a forjar este fen¨®meno que ha dejado boquiabierto a Estados Unidos. Alexandria Ocasio-Cortez se ha convertido en una noticia global, pero en los comercios y locales cercanos a su casa, los Apartamentos Parkchester, era dif¨ªcil encontrar quien estuviera al tanto. Se trata de una zona de baja participaci¨®n pol¨ªtica a la que la ola de gentrificaci¨®n no ha llegado.
¡°La mujeres como yo se supone que no nos presentamos a elecciones, no vengo de una familia rica ni poderosa¡±, afirma en su v¨ªdeo de campa?a, mientras se la ve paseando, tomando el metro o poni¨¦ndose m¨¢scara de pesta?as en un ba?o peque?o.
Como muchos pol¨ªticos estadounidenses, esta mujer convierte su historia en parte del mensaje. Nacida y criada en el Bronx, su padre, Sergio, regentaba un negocio familiar y su madre, Blanca, es una puertorrique?a que limpiaba casas. Para sortear los malos colegios p¨²blicos de la zona, sus padres ahorraron hasta el ¨²ltimo c¨¦ntimo y lograron que Alexandria pudiera vivir m¨¢s al norte, en Yorktown, y asistir a otro centro all¨ª. Mientras, sus primos segu¨ªan estudiando en el Bronx. Entonces, dice, es cuando se dio cuenta de que el c¨®digo postal en EE UU determina el destino. El suyo la llev¨® a graduarse en Econom¨ªa y Relaciones Internacionales en la Universidad de Boston.
Luego regres¨® al Bronx y comenz¨® a trabajar como educadora en colegios y como dinamizadora social en la comunidad. Sergio Ocasio falleci¨® de c¨¢ncer en 2008, el mismo a?o que cay¨® Lehman Brothers, una tormenta perfecta que derrumb¨® la econom¨ªa familiar y la llev¨® a hacer turnos de 18 horas en restaurantes como camarera para ayudar. Su madre y su abuela acabaron mud¨¢ndose a Florida. Ella sigue viviendo en el apartamento familiar.
Se denomina socialista en un pa¨ªs que recela del t¨¦rmino porque lo asocia al comunismo y saca pecho por sus or¨ªgenes en un momento en el que muchos acusan al Partido Dem¨®crata de haber puesto el acento en la identidad frente a la clase y abonado as¨ª la pujanza del trumpismo. Dec¨ªa Edward Kennedy que hab¨ªa diferencia entre ser un partido que se preocupa de los trabajadores y ser un partido de los trabajadores, preocuparse de las mujeres y ser un partido de las mujeres. Ocasio-Cortez, que trabaj¨® para el senador durante su ¨¦poca en Boston en asuntos migratorios, parece haberse librado de la disyuntiva, falsa para otros tantos.
En una entrevista esta semana dec¨ªa que su campa?a estaba centrada en ¡°un mensaje de dignidad econ¨®mica, social y racial para los trabajadores, especialmente los de Queens y el Bronx¡±. Le saca de quicio que atribuyan su ¨¦xito a cuestiones demogr¨¢ficas (la mitad de la poblaci¨®n del distrito, de m¨¢s de 600.000 habitantes, es de origen latino) y ri?e a los dem¨®cratas que basan su discurso en la mera enmienda al presidente republicano, Donald Trump. ¡°Lo que necesitamos es exponer un plan y una visi¨®n en los que la gente pueda creer. Y meterse en peleas de Twitter con el presidente no es la manera en que vamos a hacer progresar al pa¨ªs¡±, dijo.
Si llega al Congreso, sus primeros rivales se encuentran en la propia maquinaria del partido, que no acaba de encontrar un nuevo Barack Obama, un l¨ªder claro frente al rodillo republicano, mientras contempla la pujanza de movimientos progresistas como MoveOne o Socialistas Democr¨¢ticos de Am¨¦rica, claves en el ¨¦xito de Ocasio-Cortez. No est¨¢ claro si esta hija de boricua es el comienzo de algo o solo una an¨¦cdota. Aunque pase en Washington de lunes a viernes, seguir¨¢, dice, viviendo en su apartamento del Bronx. El lema de su campa?a dec¨ªa algo as¨ª como: ¡°Es el momento de uno de los nuestros¡±.
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