El ¨²ltimo rescate de Papa Panda, un veterano del ¡®Aquarius¡¯

Papa Panda, franc¨¦s de 36 a?os, omite su verdadero nombre para evitar las amenazas de los ultras. Es un marinero joven de la vieja escuela para el que las tradiciones como la camarader¨ªa, los tatuajes y los apodos son importantes. Durante esa coreograf¨ªa sincronizada que es un rescate en el Aquarius, se coloca en cubierta a estribor para alzar desde la escalerilla a cada uno de los salvados, a quien se tiene en pie y a quien no, a fornidos hombretones o reci¨¦n nacidos¡­

Acumul¨® 15 a?os de carrera militar en la Armada francesa y como oficial en barcos mercantes. Hasta que un d¨ªa empez¨®, en un atasco, su viaje personal hasta este buque humanitario. ¡°Iba a trabajar en coche, escuchando la radio. Hablaron un barco que estaba en el Mediterr¨¢neo rescatando gente con MSF y una nueva ONG muy activa. Me di cuenta de que ten¨ªamos un problema all¨ª. Para m¨ª entonces no era un asunto vital ni tangible¡±, explicaba hace unos d¨ªas sentado en un banco de cubierta. Lleg¨® a la oficina con una propuesta para su jefe: ¡°Podemos poner dinero en esa ONG, le dije. Pero me respondi¨® que no y a?adi¨®: ¡®Si quieres ir con ellos, vete. Tu trabajo seguir¨¢ aqu¨ª'¡±.

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Cogi¨® el guante. Mand¨® su curr¨ªculum a SOS Mediterran¨¦e y el 15 de diciembre de 2016 se incorporaba de los primeros a este grupo de hombres y mujeres de bagajes dispares ¨Cdesde un doctor en matem¨¢ticas hasta un veterano enfermero forjado en ?frica o un m¨²sico y un buen pu?ado de marinos¡ª.

Ahora Panda se queda en tierra. Se despide de esta familia. El viernes, cuando el Aquarius atrac¨® en Marsella (Francia), puso fin a su carrera en la mar. Un desembarco agridulce. Se retira por decisi¨®n propia , pero no esperaba arribar por ¨²ltima vez tan lejos a la costa frente a Libia donde ha pasado tanto tiempo. Ni esperaba volver en un barco vac¨ªo, sin migrantes. Es fruto de la pol¨ªtica de marginalizaci¨®n de las ONG de rescate por parte de Italia y la UE, centrados impedir que los migrantes abandonen ?frica y Asia rumbo a Europa.

¡°Aqu¨ª no vienes por dinero o por diversi¨®n. Esto no es divertido. Vienes por la comunidad, por Europa, no por ti¡±, recalca este antiguo militar tras explicar que unirse a las ONG para acabar su carrera implic¨® ¡°renunciar a un gran sueldo¡±. La satisfacci¨®n de salvar vidas vino unida al reconocimiento de los miles de donativos privados que sostienen el 100% del presupuesto de M¨¦dicos Sin Fronteras y el 90% del de SOS Mediterran¨¦e.

Pero tambi¨¦n llegan amenazas. Por eso pide que se omita su nombre. ¡°La primera vez que di mi nombre completo unos fascistas llamaron a mis padres a las tres de la ma?ana con amenazas de muerte porque hab¨ªa salvado vidas (de migrantes). Eso no es normal, justo ni aceptable¡±, recalca. En Marsella una peque?a protesta del ahora rebautizado Frente Nacional les recibi¨® en el muelle.

Panda, que se gan¨® el apodo por las marcas de sus gafas sobre la cara quemada tras un rescate largu¨ªsimo, es de los que prefiere mantener una cierta distancia con los que iza del mar. ¡°Sus historias son muy de mierda, violaciones, secuestros, esclavitud, torturas¡­ Prefiero centrarme en el trabajo, que no me afecte¡±. Cada miembro del equipo lo gestiona a su manera. Ludovic, otro rescatador franc¨¦s, contaba emocionado el s¨¢bado que Samuel, el hombre al que salv¨® la vida el 9 de junio, le escribi¨® por WhatsApp desde Valencia para saludarle y ponerle al d¨ªa de sus vicisitudes.

Cuando el Aquarius zarp¨® de Sicilia hace m¨¢s de tres semanas, todos a bordo sab¨ªan que era un viaje muy especial. La ¨²ltima traves¨ªa de Panda y tambi¨¦n de Max Avis, el carism¨¢tico guardacostas irland¨¦s que hasta el viernes dirig¨ªa desde una lancha neum¨¢tica los instantes cruciales de los rescates. Es el que da instrucciones a los migrantes para que mantengan la calma desde que se reparten los chalecos salvavidas hasta que termina la evacuaci¨®n. Nadie imaginaba que la hostilidad oficial convertir¨ªa esta rotaci¨®n en la m¨¢s extraordinaria de los 28 meses en los que han salvado a m¨¢s de 20.000 personas. Seis beb¨¦s han nacido a bordo.

Papa Panda tiene un ancla con la cruz de los rescatadores tatuado en un antebrazo, en el otro, una rosa de los vientos ¡°para no perder el rumbo¡±. Ni en la mar, ni ahora en tierra.