Atisbos del futuro
La concentraci¨®n del poder de L¨®pez Obrador acarrea el riesgo de que la cuarta transformaci¨®n pudiera tornarse en una regresi¨®n al presidencialismo absoluto del siglo XX
Los mensajes emitidos en las primeras dos semanas posteriores al triunfo de L¨®pez Obrador en las elecciones presidenciales dejan entrever ciertos rasgos del futuro que nos espera, algunos esperanzadores, como la promesa del fin de los privilegios de los gobernantes y de la corrupci¨®n sist¨¦mica, y otros preocupantes, como el nombramiento de superdelegados del poder ejecutivo en los Estados. Pero si algo ha destacado en el recargado simbolismo de los actos de L¨®pez Obrador en los d¨ªas recientes es la centralidad de su figura, la ausencia de Morena como actor pol¨ªtico y el colapso del sistema de partidos que caracteriz¨® la transici¨®n a la democracia.
Las elecciones del 1 de julio marcan un parteaguas en la historia pol¨ªtica de la joven democracia electoral mexicana. Desde el a?o 2000 hemos vivido en un r¨¦gimen electoral competitivo, sin mayor¨ªas parlamentarias a nivel federal, con fuertes componentes autoritarios, sobre todo a escala local, y alta disfuncionalidad del gobierno, debido a la fragmentaci¨®n del poder, que se expresaba tambi¨¦n en la fragmentaci¨®n de los partidos y de los territorios. El apabullante triunfo de Morena en las elecciones de 2018, de car¨¢cter plebiscitario, le ha dado a L¨®pez Obrador y su partido la presidencia, la mayor¨ªa parlamentaria a nivel federal en ambas c¨¢maras, la mayor¨ªa en los parlamentos estatales en 19 de 32 estados, las gubernaturas de cinco Estados y la mayor¨ªa de las alcald¨ªas de las principales ciudades del pa¨ªs, incluidas muchas capitales estatales.
A partir del 1 de diciembre el r¨¦gimen pol¨ªtico se caracterizar¨¢ por la concentraci¨®n del poder en un partido hegem¨®nico, que no tendr¨¢ una oposici¨®n digna de ese nombre, que ser¨¢ peque?a y estar¨¢ dividida y confrontada. Con poco esfuerzo Morena podr¨¢ conseguir una mayor¨ªa calificada en las dos c¨¢maras federales y promover cambios en la constituci¨®n. Esta situaci¨®n ofrece una oportunidad extraordinaria para cambiar en verdad el r¨¦gimen pol¨ªtico, que es el mandato de la ciudadan¨ªa.
Pero oportunidad no es destino. Hay varios obst¨¢culos en el camino para lograr una ¡°cuarta transformaci¨®n¡±, como le llama L¨®pez Obrador a su misi¨®n, empezando por la propia definici¨®n de su proyecto pol¨ªtico. Morena tiene orientaciones pol¨ªticas claras: acabar con los abusos de la clase pol¨ªtica, reducir la desigualdad, recuperar la soberan¨ªa nacional, controlar la violencia. Por la propia generalidad de la misi¨®n, Morena tiene amplio consenso y ahora un mandato para cumplir con sus promesas. Pero hasta ahora no hay claridad de planes ni proyectos de creaci¨®n o transformaci¨®n de instituciones m¨¢s all¨¢ del ahorro en la alta burocracia.
Morena no es un partido pol¨ªtico. Es una alianza compuesta fundamentalmente de pol¨ªticos profesionales provenientes de todos los partidos pol¨ªticos, quienes no tienen ideolog¨ªa com¨²n ni comparten un programa. Pocos militantes de base ocupar¨¢n alg¨²n cargo importante o de representaci¨®n popular. La misi¨®n moralizadora de L¨®pez Obrador, sintetizada en un meticuloso c¨®digo de 50 puntos para el ejercicio de gobierno, se aplicar¨¢ a pol¨ªticos acostumbrados a vivir del erario y a gozar de privilegios, quienes no van a cambiar de la noche a la ma?ana por decreto.
L¨®pez Obrador conjuga en su persona al jefe del ejecutivo, al director de comunicaci¨®n social y al dirigente del partido gracias a la autoridad moral incuestionable que s¨®lo puede tener el l¨ªder ¨²nico. Pero esta concentraci¨®n del poder acarrea el riesgo de que la cuarta transformaci¨®n pudiera tornarse en una regresi¨®n al presidencialismo absoluto del siglo XX. Algunas propuestas de AMLO apuntan en esa direcci¨®n. La m¨¢s significativa es la creaci¨®n de los "coordinadores Estatales para el Desarrollo", funcionarios que manejar¨¢n los fondos federales en cada Estado, arrancando de las manos de los gobernadores la administraci¨®n del presupuesto. En M¨¦xico, la mayor¨ªa de los estados dependen, en un rango que va de 50 a 90%, de las transferencias federales, lo mismo que los municipios. Los nuevos coordinadores ser¨ªan adem¨¢s los intermediarios entre la ciudadan¨ªa y el Gobierno federal.
Para resaltar la centralidad de la nueva figura, L¨®pez Obrador nombr¨® ya a los 32 coordinadores, todos pol¨ªticos de alto perfil; varios son diputados y senadores electos (que renunciar¨ªan a sus curules) y/o l¨ªderes de Morena en sus Estados y futuros candidatos a las gubernaturas de los mismos. Con esta innovaci¨®n L¨®pez Obrador acabar¨ªa con la fragmentaci¨®n del poder, creando un centralismo de facto que pondr¨ªa l¨ªmites al autoritarismo subnacional. El riesgo es partidizar completamente la relaci¨®n entre municipios, Estados y federaci¨®n, creando nuevos conflictos por el control territorial, y un resultado posible ser¨ªa la conversi¨®n de Morena, en pocos a?os, en partido casi ¨²nico, como el viejo PRI.
Pero nada est¨¢ escrito, y el nuevo Gobierno a¨²n no toma posesi¨®n. Vienen meses de ajustes y definiciones. Es imprescindible debatir desde ahora el dise?o de nuestro futuro.
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