Guerras malas... y que pueden perderse
Hay algo a celebrar del acuerdo europeo con Trump: el aplazamiento, al menos, de un desastre
El pacto Juncker-Trump que congela la guerra comercial de EE UU contra la UE lleg¨® contra pron¨®stico.?L¨®gico, despu¨¦s de que el mandatario norteamericano se pasease por Europa tild¨¢ndola de ¡°enemiga¡± comercial, inventase triunfales acuerdos armament¨ªsticos en la OTAN y luciese amistades peligrosas con ultras como Boris Johnson.
Por eso es m¨¢s notorio. Y porque los aranceles preanunciados contra los autom¨®viles europeos eran la bomba at¨®mica. Contra una industria clave. Contra una exportaci¨®n europea decisiva: las ventas a EE UU multiplican por ocho las de los ¡ªya castigados¡ª acero y aluminio. Contra un inter¨¦s esencial de la locomotora, Alemania. Y una segunda ronda habr¨ªa consolidado la espiral t¨ªpica de toda guerra comercial, haci¨¦ndola menos reversible.
Nada hay nunca definitivo en la conducta del f¨¢ustico e imprevisible mandatario republicano. Pero hoy hay algo a celebrar: el aplazamiento, al menos, de un desastre.
Trump asegur¨® en marzo que ¡°las guerras comerciales son buenas y f¨¢ciles de ganar¡±. La realidad le sugiere lo contrario.
As¨ª, empresas emblem¨¢ticas como Harley Davidson empezaron a deslocalizar su producci¨®n para sortear las represalias europeas a los aranceles sobre el acero y el aluminio, desnudando la demagogia del America first y el consiguiente retorno de las f¨¢bricas instaladas fuera del imperio. Otras, como General Motors y Fiat Chrysler, pronosticaban reveses y protagonizaban esta semana desplomes burs¨¢tiles de entre el 7% y el 15% a consecuencia directa de las guerras comerciales trumpistas.
Y al cabo, la Casa Blanca ven¨ªa a reconocer que sus diktats proteccionistas actuaban como un bumer¨¢n, al anunciar que dispensar¨ªa 12.000 millones de d¨®lares en ayudas a los productores agr¨ªcolas perjudicados, por ejemplo, por la ca¨ªda en barrena del precio de la soja a causa de los litigios arancelarios.
Adem¨¢s, Europa ha reaccionado a lo campe¨®n. Torea (?unida!) a los anglosajones mejor que a sus extremistas dom¨¦sticos. Merkel recibi¨® la elecci¨®n de Trump prometiendo colaborar ¡°desde los valores europeos¡±: con firmeza y flexibilidad.
Y con iron¨ªa, como la desplegada por la se?ora PESC, Federica Mogherini, este lunes: ¡°La pregunta¡±, para Trump, ¡°ser¨ªa m¨¢s bien, ?a qui¨¦n considera amigo?¡±; ¡°EE UU es nuestro amigo¡±, retranque¨®.
Firmeza. Bruselas no dud¨® en responder a los aranceles del acero con una malvada represalia a productos m¨ªticos de la leyenda americana, motos, vaqueros, bourbon. Dio en el clavo. Y de paso postul¨® el apoyo a la compra de armamento continental, America second.
Flexibilidad. Sugiri¨® al tiempo un pacto global para reducir a cero los aranceles sobre la automoci¨®n, que tambi¨¦n es global. Lo reiter¨® Juncker en la Casa Blanca, con la tranquilidad de que la protecci¨®n aduanera media de la UE ante EE UU no llega al 3% y la inversa norteamericana supera el 3,3%. O sea, es falsa esa muletilla trumpista de que ¡°el mundo nos roba¡±.
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