Alexandre Benalla, el hombre que pone en duda la ¡°ejemplaridad¡± de Macron
La tardanza en admitir el esc¨¢ndalo del exresponsable de seguridad del presidente franc¨¦s ha afectado su imagen y podr¨ªa hacer descarrilar sus reformas pol¨ªticas
?Histeria medi¨¢tica de verano o esc¨¢ndalo de Estado? La revelaci¨®n de que Alexandre Benalla, el encargado de la seguridad y hombre de confianza del presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, golpe¨® a dos manifestantes cuando participaba como observador en el operativo policial de las protestas del 1 de mayo, ha sacudido la vida pol¨ªtica de Francia. Pese a que el mandatario intenta rebajar la crisis calific¨¢ndola de ¡°tormenta en un vaso de agua¡±, podr¨ªa acabar afectando a proyectos clave de su quinquenio como la reforma constitucional.
Hasta hace poco m¨¢s de una semana, nada parec¨ªa poder alterar la mete¨®rica carrera de Alexandre Benalla, que, a los 26 a?os, gozaba de una gran confianza del jefe de Estado franc¨¦s, de quien pr¨¢cticamente era su sombra. Procedente de un barrio popular de la ciudad normanda de ?vreux, donde naci¨® en el seno de una familia de origen marroqu¨ª, y amante del rugby, comenz¨® su carrera en la seguridad tras diplomarse en derecho en Rouen, seg¨²n la prensa francesa. Su oportunidad le lleg¨® primero en el Partido Socialista en el que militaba su madre. Solo ten¨ªa 19 a?os cuando ?ric Plumer, jefe del servicio de orden del Partido Socialista, se fij¨® en ¨¦l. ¡°Era alguien calmado y estable¡±, dijo a la agencia France Presse su antiguo mentor. ¡°Era muy serio en las misiones que le ped¨ªa¡±. Unas misiones de gran responsabilidad, como formar parte del equipo de seguridad de Martine Aubry, antigua n¨²mero uno de los socialistas.
Tras la victoria de Fran?ois Hollande, fue nombrado ch¨®fer de su ministro de Econom¨ªa, Arnaud Montebourg, aunque este le despidi¨® a la semana, a causa de un accidente de tr¨¢fico. ¡°Quer¨ªa emprender la fuga¡±, ha relatado Montebourg, quien da una imagen menos brillante del pasado del joven que otros. Tras este incidente, Benalla se pasa a la seguridad privada, a la empresa Velours, fundada por dos polic¨ªas. Hasta que, en el verano de 2016, le llega su gran oportunidad. Macron acaba de dejar el Gobierno de Hollande y, mientras prepara su asalto al El¨ªseo, se ha quedado sin escolta. Durante la campa?a, el joven se convierte en la sombra de Macron. Ya no se separar¨¢n. El nuevo presidente, siempre fiel a los que, como Benalla, creyeron en ¨¦l cuando nadie m¨¢s lo hac¨ªa, se lo lleva al El¨ªseo, donde se ocupar¨¢ de su seguridad tanto en actos p¨²blicos como en los privados.
Hasta que el 18 de julio Le Monde destapa que el hombre violento al que se ve¨ªa en un v¨ªdeo viral sobre las protestas del 1 de mayo, ataviado con un casco antidisturbios y un brazalete de polic¨ªa, era Benalla. El El¨ªseo ha admitido que supo desde el primer momento de los hechos, pero no dijo nada y solo le suspendi¨® con 15 d¨ªas de empleo y sueldo y una degradaci¨®n de funciones que aun as¨ª le permiti¨® mantener un lugar privilegiado en el c¨ªrculo presidencial m¨¢s ¨ªntimo. La bomba medi¨¢tica hab¨ªa estallado y el El¨ªseo no supo ¡ªo no quiso¡ª medir la fuerza de la deflagraci¨®n.
La tensi¨®n aument¨® cuando la prensa revel¨® sus privilegios. Especialmente el apartamento que se le adjudic¨® en el palacio de l¡¯Alma, un exclusivo complejo residencial reservado a contados trabajadores del El¨ªseo. El 11 de Quai Branly es uno de los grandes s¨ªmbolos del secretismo presidencial franc¨¦s. All¨ª instal¨® durante a?os Fran?ois Mitterrand a su amante y a la hija de ambos, Mazarine, que mantuvo en secreto casi hasta su muerte, con la connivencia de una prensa que no dijo nada. Que le dieran un piso all¨ª ¡ªrecibi¨® las llaves este mes, despu¨¦s de su reprobada actuaci¨®n¡ª se considera una muestra m¨¢s de su cercan¨ªa a Macron.
Tras todo lo que se ha dicho y escrito sobre ¨¦l, Benalla ha comenzado su contraataque. En dos d¨ªas ha concedido sendas entrevistas, primero a Le Monde, el mismo diario que revel¨® el esc¨¢ndalo, y despu¨¦s en horario de m¨¢xima audiencia a la cadena de televisi¨®n TF1. Ha cambiado cuidadosamente su imagen: se ha afeitado la barba y unas gafas delicadas y traje con corbata son parte de su nuevo look. Lejos de la sudadera y el brazalete policial que luce en los v¨ªdeos de la agresi¨®n. Una puesta en escena tras la que podr¨ªa estar el propio El¨ªseo. Le Monde destacaba en la entrevista que a esta apareci¨® Benalla acompa?ado de Mimi Marchand, due?a de una de las agencias de paparazi m¨¢s prestigiosas de Francia y asesora inoficial de los Macron desde los tiempos de campa?a.
El joven ha buscado proteger a su antiguo patr¨®n intentando marcar distancias con el presidente. ¡°No soy alguien cercano, sino un colaborador¡±, dice. El ensayista y asesor ?douard T¨¦treau, pr¨®ximo a Macron, reconoce la ¡°decepci¨®n¡± e ¡°incomprensi¨®n¡± que ha generado este caso, que exigir¨¢, como ha prometido el mandatario, reformas en el El¨ªseo. ¡°Los franceses esperaban un presidente absolutamente ejemplar que romp¨ªa con las pr¨¢cticas de anta?o y hay una impresi¨®n de que las ha reanudado¡±, se?ala. Pero subraya al mismo tiempo que no hay que perder la perspectiva. Aunque algunos miembros de la oposici¨®n hayan cre¨ªdo ver tras la figura de Benalla una ¡°polic¨ªa paralela¡±, este caso nada tiene que ver con el de las estructuras que erigieron en la sombra presidentes como Charles de Gaulle con su Servicio de Acci¨®n C¨ªvica o la c¨¦lula antiterrorista que cre¨® Mitterrand en el El¨ªseo y que, entre otros esc¨¢ndalos, realiz¨® m¨¢s de 3.000 escuchas ilegales para proteger la identidad de su hija secreta.
Mociones de censura
El caso Benalla ha sido considerado lo suficientemente grave como para abrir una investigaci¨®n judicial, otra administrativa y una pol¨ªtica en la Asamblea Nacional, que la semana que viene debatir¨¢ adem¨¢s dos mociones de censura ¡ªuna presentada por la derecha y otra por los partidos de izquierda¡ª contra el Gobierno. Aunque no tienen posibilidades de ¨¦xito dada la mayor¨ªa parlamentaria de Macron, Ren¨¦ Dosi¨¨re, presidente del think tank Observatorio de la ?tica P¨²blica, advierte de que el caso Benalla puede causar serios contratiempos en una de las prioridades del presidente: la reforma constitucional con la que prev¨¦ reducir el n¨²mero de diputados y senadores y limitar sus mandatos y que se debatir¨¢ despu¨¦s del verano.
Salvo el partido gubernamental, la reforma ¡°es percibida como una forma de limitar el poder del Parlamento, de debilitarlo¡±, destaca el veterano parlamentario socialista. Y el caso Benalla, donde ¡°vemos los efectos del poder un poco omnipotentes del El¨ªseo¡±, les ha permitido demostrar que ¡°el Parlamento, adem¨¢s de la prensa, puede jugar el papel de contrapoder controlando las derivas del Ejecutivo¡±.
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