El Gobierno de Macron supera las mociones de censura pero no logra apagar el esc¨¢ndalo Benalla
El primer ministro, ?douard Philippe, asegura que ¡°la democracia ha funcionado¡± en el caso del exencargado de seguridad del presidente
El Gobierno franc¨¦s super¨® este martes c¨®modamente las dos mociones de censura presentadas por la oposici¨®n por la gesti¨®n del caso Alexandre Benalla, el exencargado de seguridad del El¨ªseo que golpe¨® a manifestantes el 1 de mayo cuando acompa?aba a la polic¨ªa como observador. Pero no logr¨® cerrar la herida abierta por un caso que ha cuestionado la manera de gobernar del presidente, Emmanuel Macron, que solo despidi¨® a quien fuera uno de sus hombres de confianza despu¨¦s de que la prensa revelara el incidente, casi tres meses despu¨¦s de los hechos.
Nadie se enga?aba sobre el desenlace de la primera doble moci¨®n de censura que sufre un gobierno en 38 a?os. Con la amplia mayor¨ªa que disfruta el partido de Macron en el hemiciclo, era matem¨¢ticamente imposible que el ejecutivo pudiera verse obligado a dimitir, ya que para eso se requer¨ªa una mayor¨ªa absoluta de 289 votos que la oposici¨®n, sencillamente, no tiene ni juntando todas sus voces. La presentada por el conservador Los Republicanos logr¨® 143 apoyos y la depositada por los grupos de izquierda Francia Insumisa, el Partido Socialista y el Partido Comunista, solo 74.
Pero tumbar el ejecutivo no era el objetivo de la oposici¨®n. En un inusual frente com¨²n, los partidos que no forman parte del gobierno hab¨ªan denunciado un ¡°bloqueo¡± de la verdad pese a que varios miembros del gabinete han declarado ante sendas comisiones investigadoras abiertas tanto en la c¨¢mara baja como en el Senado la ¨²ltima semana. ¡°Han mentido para protegerse, hemos buscado la verdad pero se han negado a dar explicaciones. As¨ª que solo nos queda un medio, la moci¨®n de censura¡±, declar¨® el bloque de izquierdas.
¡°El mito de la rep¨²blica ejemplar acaba de caer¡±, proclam¨® tras los debates el l¨ªder socialista, Olivier Faure.
Algo que neg¨® enf¨¢ticamente el primer ministro, ?douard Philippe, quien en su turno de respuesta afirm¨® que ¡°lo que se deb¨ªa hacer, se ha hecho¡±.
¡°La democracia ha funcionado, el poder ejecutivo fue diligente¡±, insisti¨® y record¨® que en menos de una semana ya estaban en marcha una investigaci¨®n judicial, una administrativa y una legislativa. Algo que contrast¨® con esc¨¢ndalos de gobiernos pasados como el del socialista Fran?ois Hollande, cuyo ministro de Hacienda J¨¦r?me Cahuzac tuvo que dimitir cuando se descubri¨® que ten¨ªa una cuenta secreta en Suiza. La comisi¨®n parlamentaria que lo investig¨® tard¨® cinco meses en constituirse, record¨® Philippe, que reiter¨® uno de sus mantras desde que estall¨® el caso Benalla: ¡°La rep¨²blica ejemplar no es la rep¨²blica infalible, la rep¨²blica ejemplar es la que sanciona comportamientos y que hace respetar la ley¡±.
Pero en un sistema pol¨ªtico en el que el presidente solo ¡°responde ante el pueblo¡±, como dijo Macron cuando, seis d¨ªas despu¨¦s de saltar el Benallagate rompi¨® por fin su silencio, la moci¨®n de censura era tambi¨¦n una forma de reprobar p¨²blicamente al mandatario no solo por la manera en que ha gestionado este asunto, sino toda su forma de gobierno.
Lo que la oposici¨®n buscaba, acusada por el Ejecutivo de oportunismo pol¨ªtico, era denunciar el estilo jupiteriano ¡ªo ¡°hiperpresidencialista¡±, como lo defini¨® un diputado comunista¡ªasumido por Macron desde que lleg¨® al El¨ªseo hace 14 meses y que, en muchos casos, ha hecho sentirse ninguneados a los integrantes de un poder legislativo que no encuentra su voz.
¡°Esto no es un caso de disfunci¨®n sino de un modo de funcionamiento¡±, sostuvo el l¨ªder de Francia Insumisa, Jean-Luc M¨¦lenchon, durante el debate de la moci¨®n de censura. ¡°La enfermedad est¨¢ profundamente arraigada, es la del presidencialismo que vuelve loca a la monarqu¨ªa presidencial¡±, denunci¨®.
Christian Jacob, que present¨® la moci¨®n de censura de Los Republicanos, se refiri¨® incluso en un momento dado a Macron como ¡°pr¨ªncipe¡± e insisti¨®, frente a los esfuerzos del Gobierno por minimizar el caso como una ¡°deriva individual¡±, en calificarlo como ¡°un esc¨¢ndalo de un jefe de Estado que ha protegido y privilegiado a un hombre que le prestaba servicios¡±.
Ante el tono de las acusaciones, el primer ministro denunci¨® una ¡°instrumentalizaci¨®n pol¨ªtica¡± del caso e hizo una advertencia: ¡°Hablar de cualquier estructura paralela (en el El¨ªseo) es contribuir al complotismo y el populismo¡±. Pese a ello, la oposici¨®n prometi¨® que no permitir¨¢ que el caso Benalla se apague. ¡°El combate no ha hecho m¨¢s que comenzar¡±, avis¨® el conservador Guillaume Larriv¨¦.
Moci¨®n de censura, una forma de reprobar a un presidente casi intocable
El estatus casi mon¨¢rquico del presidente de Francia lo hace pr¨¢cticamente intocable. Con el sistema instaurado por Charles de Gaulle con la V Rep¨²blica, el presidente ¡°solo responde ante el pueblo¡±. Aun as¨ª, la Constituci¨®n prev¨¦, en su art¨ªculo 68, la posibilidad de su destituci¨®n, pero solo ¡°en caso de incumplimiento de sus deberes, de manera manifiestamente incompatible con el ejercicio de su mandato¡±. Y el procedimiento para sacarlo del El¨ªseo es complejo, largo y requiere de s¨®lidas mayor¨ªas ¡ªde dos tercios en las dos c¨¢maras solo para constituir el Alto Tribunal parlamentario que se debe formar para ocuparse del proceso¡ª que hacen muy dif¨ªcil siquiera su inicio.
Una situaci¨®n que hace que la oposici¨®n recurra de manera m¨¢s habitual a la moci¨®n de censura contra su gobierno ¡ªy por la que por lo tanto tiene que responder el primer ministro, no el presidente¡ª para mostrar su reprobaci¨®n al jefe de Estado.
Es una maniobra muchas veces utilizada, m¨¢s de un centenar, desde la fundaci¨®n de la V Rep¨²blica, en 1958, pero que solo en una ocasi¨®n tuvo ¨¦xito. Y hay que remontarse m¨¢s de medio siglo para ello. Se trata de la presentada contra el Gobierno de Georges Pompidou el 5 de octubre de 1962. En aquella ocasi¨®n, la intenci¨®n de los diputados tambi¨¦n era cuestionar la gesti¨®n del presidente, el general Charles de Gaulle. A los parlamentarios no les gustaba su propuesta de someter a refer¨¦ndum la elecci¨®n del presidente mediante sufragio universal directo y, para mostrar su desacuerdo, presentaron una moci¨®n contra su primer ministro. La moci¨®n de censura fue adoptada por 280 de los 480 votos que compon¨ªan en esos momentos el hemiciclo y Pompidou tuvo que dimitir. Pero no fue su final pol¨ªtico, ni el del presidente. De Gaulle disolvi¨® la Asamblea Nacional y, en las elecciones legislativas convocadas, los gaullistas lograron la mayor¨ªa parlamentaria. Y De Gaulle volvi¨® a nombrar primer ministro a Pompidou.
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